GAEL
El aire dentro de la habitación se siente espeso.
Me inclino sobre el escritorio, los nudillos apoyados con fuerza sobre la madera oscura mientras observo los monitores de vigilancia.
Todo está en calma.
Pero no dentro de mí.
Muevo la mandíbula, tenso.
Maldición.
Isabela está jugando conmigo.
Y lo peor de todo es que yo también quiero jugar.
Pero no puedo.
No debo.
Respiro hondo, tratando de ignorar la imagen de su sonrisa burlona en mi mente, el sonido de su voz deslizán
GAELEl rugido de la rabia me retumba en los oídos.Mis pasos resuenan en el pasillo como un eco de la furia que hierve en mis venas. Cada músculo de mi cuerpo está tenso, listo para estallar.¿Quién carajo se cree que es?Isabela ha cruzado una línea.No solo se atrevió a abrir esa caja. No solo metió las manos en un pasado que no le pertenece.Despertó algo que no debía despertar.Empujo la puerta de su habitación sin molestia en tocar. No hay espacio para sutilezas. No después de esto.Ella está ahí. Sentada en la cama, con las piernas cruzadas y la maldita serenidad de quien cree que el mundo entero le pertenece. Como si no acabara de romper algo dentro de mí.Levanta la vista al escucharme entrar y suelta un suspiro teatral.—¿Vienes a regañarme, Montenegro?Mi mirada se desliza por la habitación con rapidez. Busco cualquier rastro de la caja, de los documentos, de la carta. Todo está en su lugar, excepto ella.Ella es la única que no debería estar aquí.Cierro la puerta tras de
ISABELLALa noche envuelve la casa con un silencio denso, opresivo.El único sonido que rompe la quietud es el murmullo lejano de pasos y el ocasional crujido de la madera vieja. Estoy sentada en la cama, con las piernas cruzadas, la espalda recta y los ojos fijos en la ventana enrejada.La luz de la luna se filtra entre los barrotes, proyectando sombras alargadas en las paredes.Como rejas dentro de rejas.Respiro hondo.No quiero admitirlo.No quiero ni siquiera pensarlo.Pero desde que abrí los ojos en este maldito lugar, algo dentro de mí ha cambiado.Gael Montenegro no es lo que imaginaba.Yo creía que sería un monstruo sin alma. Un sádico. Un hombre cruel que me golpearía, que se deleitaría en mi sufrimiento, que haría de mi miedo su entretenimiento personal.Pero no.Es peor que eso.Porque Gael no necesita levantar la mano para doblegarte.Su sola presencia lo cambia todo.Su voz, su mirada, su manera de moverse… todo en él exige control.Y lo más peligroso es que no actúa com
ISABELLANo puedo dejar de pensar en él.En su mirada oscura y penetrante. En la forma en la que me sujetó contra la pared, como si quisiera devorarme y destruirme al mismo tiempo. En la advertencia en su voz, en el roce fugaz de su aliento contra mi piel."No tienes idea de lo que soy capaz de hacer."Las palabras se clavan en mi mente como un eco persistente.Porque, por primera vez desde que me encerró en esta casa, no estoy segura de qué es lo que veo en él.No es un hombre común. Eso lo supe desde el primer momento en que lo vi. Pero ahora, después de todo lo que ha pasado, no puedo
GAELIsabela del Bosque es un problema.Uno grande.Desde el primer momento en que la vi, supe que no sería una prisionera fácil. Pero lo que no esperaba era que, con cada día que pasa, se me meta más bajo la piel.La maldita no se quiebra.No llora, no suplica, no se rinde.Pelea.Y lo peor es que… eso me gusta.—Estás jodido, hermano —murmura Lorenzo, apoyándose en el escritorio de mi oficina mientras me observa con los brazos cruzados—. No me engañas.Levanto la vista de los documentos que intento leer sin éxito.
ISABELLAEl insomnio se ha convertido en mi compañero constante. No importa cuánto lo intente, el sueño nunca llega del todo.Tal vez es el colchón ajeno, la incertidumbre de estar encerrada aquí o el simple hecho de que mi mente se niega a apagarse.Pero sé que no es solo eso.Es él.Gael Montenegro.El hombre que debería ser mi enemigo. El villano de esta historia.Pero hay algo en él que no cuadra, algo que no encaja con la imagen que mi padre me inculcó de él.Y cada día que pasa, me es más difícil ignorarlo.
GAELNo he podido dormir bien.Y no es por culpa del insomnio, ni de los recuerdos, ni de la jodida vida que llevo.Es por ella.Isabela del Bosque.Desde que llegó a esta casa, las cosas han cambiado. No es lo que esperaba, no se comporta como una rehén debería hacerlo. No llora, no ruega, no suplica. Lucha. Me desafía con cada palabra, con cada maldito gesto.Y yo, como un idiota, la dejo hacerlo.Me he dicho una y otra vez que no significa nada. Que es solo parte del juego. Pero en las últimas horas, esa certeza ha empezado a resquebrajarse.Porque la verdad es que me jode la cabeza.Me desconcentra.Me pone al maldito límite.Y lo peor de todo… es que ella lo sabe.Bajo a la cocina, tratando de ignorar el malestar que me provoca saber que en cualquier momento la veré.Y ahí está.I
ISABELLANo debería pensar en esto.No debería pensar en él.Pero mi mente me traiciona una y otra vez.No puedo ignorar lo que pasó anoche.El calor de sus manos en mi cintura, la tensión en su mandíbula, la forma en que su cuerpo se endureció cuando me sostuvo.Gael Montenegro es un monstruo.Me ha secuestrado. Me ha mantenido cautiva en esta casa, en su mundo.Y sin embargo…No me tocó.No aprovechó la cercanía. No me hizo daño.¿Es posibl
GAELNo he pegado el ojo en toda la maldita noche.Cada vez que cierro los párpados, la veo.La siento.El roce de su piel bajo mis dedos, la forma en que su respiración tembló cuando la toqué.Sus labios entreabiertos.Su maldita boca, siempre lista para desafiarme.Hija de puta.Me levanto de la cama con brusquedad y me paso una mano por el rostro, tratando de borrar esas imágenes de mi cabeza.No puedo permitirme esto.No puedo desmoronarme ahora.Este no era el plan.