Valentino Estaba intrigado por la pregunta de Maya. Creía que había llegado el momento de decirle la verdad. Lo único que deseaba era que ella lo tomara con calma y entendiera; si había preguntado aquello, era porque tenía noción de lo que realmente eran.—Sí, Maya, no soy un humano. —Maya me miró sorprendida. Sujeté su mano por si intentaba irse, pero ella solo quedó mirando el cielo—. Maya, yo...No logré articular palabra alguna cuando ella puso un dedo sobre mis labios.—No digas nada. Algo me decía que no eras un ser humano y esto debería asustarme; sin embargo, no me sorprende. O quizá...La jalé hacia mí y la besé. Me alejé lentamente, contemplando sus ojos grises que me cautivaban. Era un paso hacia que ella supiera quién era.—¿Qué eres, vampiro o lobo?—Soy un hombre lobo, cariño.Maya me observó consternada. Creí que ahora sí saldría corriendo.—Uff, vaya, un lobo. Esto parece sacado de una película, Valentino.Maya rió a carcajadas, provocando que yo sintiera lo mismo. Pe
Había pasado unos días maravillosos junto a Maya. Aún no le había hablado sobre Mystralón, ya que no quería asustarla. Sin embargo, sabía que era el momento de hacerlo. Probablemente, sería mañana por la noche.Ahora me encuentro hablando con Lucrecia y Emilio sobre Maya y sobre el descubrimiento de que ella es una loba especial. Lucrecia aún parecía distraída durante nuestra conversación sobre mi ahora luna.—¿Todo bien? —pregunté al verla absorta en sus pensamientos. Ella se sobresaltó y luego asintió—. ¿Qué te sorprende, Lucrecia?—Mi lord, es que ella se ve como una humana y, al saber que es su luna, me impresioné.—Tranquila, Lucrecia. Ahora solo necesito revelarle la verdad sobre su identidad, no tengo idea de cómo empezar, así que en unos días nos iremos a Mystralón. Incluso tú te irás para estar a su lado. Recuerda que cuando es luna roja, los espíritus atacan a las aldeas cercanas, incluso a la cueva de hadas.—Está bien, señor, haré todo lo que diga. Sin embargo, ¿aceptará e
MayaLa necesidad de escapar de la mansión de Valentino era abrumadora; quería huir para no saber más. Sentía que algo en el bosque deseaba tragarme o hacerme sentir miedo. Llevaba días absorta en mis pensamientos, cuestionando por qué tantas cosas sucedían en tan poco tiempo. Igor no estaba mintiendo cuando me habló de esa leyenda, diciendo que los seres humanos la escribían como simple literatura entretenida. Pero, ¿por qué me hablaba a mí de esos temas? ¿Qué era yo, en realidad?—Maya, ¿todo bien? —preguntó Lucrecia, preocupada. Asentí y le sonreí. Si ella supiera el torbellino en el que me encontraba... Valentino tenía razón al decir que era el destino lo que nos unía. Pero, ¿para qué? ¿Para saber mi verdadero origen? Miro mis manos por un momento, están normales. Pero esta mañana parecían garras, llenas de esas líneas. O quizás solo era una pesadilla despierta.—Lucrecia, tú crees en los humanos que no son humanos —pregunté sin dejar de ver la carretera. Lucrecia apretó mi mano. G
ValentinoDespués de terminar de conversar con Demian, salí a tomar un té al jardín. Miré la hora en el reloj de mi muñeca: habían pasado más de dos horas desde que Maya se fue de compras con Lucrecia, y aún no habían regresado. Tomé un sorbo del té, sintiéndome nervioso y ansioso, sensaciones que rara vez experimentaba. No entendía qué era lo que me inquietaba. Saqué el móvil del bolsillo de mi pantalón y marqué su número, pero me llevó al buzón de voz. Intenté llamar a Lucrecia, y aunque sonó, no respondió. Me levanté de la silla elegante junto a la mesa y empecé a dar vueltas, desesperado. Raymond debía contestar, y lo hizo al instante.—¿Qué pasa con las damas? ¿Por qué no responden? —pregunté molesto. Raymond no dijo nada, lo que me enfureció aún más. —¡Raymond, contesta!—My lord, la señorita Maya ha desaparecido de la tienda. Lucrecia y yo la estamos buscando.Apreté la taza en mis manos con tanta fuerza que se rompió.—¿Cómo es posible que haya sucedido eso? —rugí como un demen
MAYAAbro los ojos observando todo a mi alrededor, mi boca está seca y mi cuerpo se siente entumecido por la mala posición en la que me encuentro ahora. ─Has despertado, pensé que nunca lo harias , ya estaba ansioso de conversar contigo. – Lo veo molesta. ─Para conversar conmigo fuiste un imbécil al secuestrarme cobardemente, no tienes agallas para hablar sin tantas mierdas – repliqué furiosa. Puedo notar a Igor enojado, sin embargo, eso no me va a detener en decirle sus verdades.─Eres muy habladora, Maya. Eso no me molesta. Sabías que me pertenecías desde que eras un bebé. Y dime, ¿ya sabes qué clase de hombre es ese que tanto amas?Niego riendo por su mentira.─Ni siquiera me conociste desde que era un bebé, y ahora me estás mintiendo para que caiga en tu asquerosa trampa. Igor, déjate de idioteces y libérame. Valentino no es cualquier hombre y tú más que nadie lo sabe. Lo recuerdas, me dijiste que era un lobo. No es necesario que me lo digas tú para manipularme y hacerme creer qu
ValentinoEl poder de Maya nos arrastró a todos a través del abismo interdimensional. Al llegar a Mystralon, Maya comenzó a lanzar una energía oscura hacia el bosque. Me acerqué a ella, tratando de controlarla, pero ella gritó nuevamente y todos caímos al suelo por la fuerza de su poder.—Maya, cariño, soy yo. Debes controlarte —dije, tratando de alcanzar su consciencia.—Hija mía, no permitas que las mentiras de Igor te lleven al abismo —exclamó Lucrecia, su voz llena de preocupación.—¿Tú eres mi madre? —preguntó Maya, acercándose a Lucrecia. Sus manos emanaban una energía poderosa y maligna. Su aspecto había cambiado; ahora parecía estar siendo manipulada por una identidad oscura, posiblemente un vampiro. A pesar de su naturaleza lobuna, esa forma aún no había emergido, y eso era lo que debía despertar en ella para revertir la situación.—¡No, Cheza, debes destruir todo! —gritó Igor, acercándose peligrosamente a Maya.Maldición, este hombre quiere el poder de Maya para apoderarse d
MayaEra algo impresionante e increíble, ahora era una imponente loba con poderes sobrenaturales. Miré a mi alrededor y todos los lobos estaban en círculo, aullando hacia mí y elevando sus cabezas hacia el cielo, donde la luna llena y roja estaba en todo su esplendor.—Maya, mi amor—escuché en mi mente la voz de Valentino, mi hombre destinado. Todo encajaba: había tenido sueños de este lugar, y en mis sueños veía todo esto como una visión por cumplirse. Ese maldito de Igor se había escapado como un vil cobarde, pero sabía que vendría en nuestra busca.—Vamos a nuestra aldea, te la mostraré—dijo Valentino, moviendo la cabeza hacia adelante. Asentí y él se puso al frente de su manada, aullando órdenes que todos obedecieron sin vacilar. Lucrecia se me acercó y, pegando su cabeza a la mía, acarició mi pelaje con afecto; ella era una loba impresionante.—Ven, debemos irnos—dijo Lucrecia, y salimos corriendo a toda prisa. Mi madre se adelantó y Valentino y yo corríamos juntos en la oscura no
Al día siguiente me desperté y no vi a Valentino junto a mi, sali de la cabaña y me encontré con Lucrecia; ella se notaba ida.—Hola, madre —mencioné con sentimientos encontrados. Ella me alejó de todo mi destino para protegerme.–Hija, buenos días. El clima esta caluroso ¿cómo te sientes al descubrir lo que eres? Sé que tienes muchas preguntas y te las responderé todas.—Está bien. Por ahora sé que todo lo que hiciste fue por mi bien, y quizás más adelante, cuando acabe todo, podamos hablar.La miré y solté un suspiro. A lo lejos, vi a una chica que me miraba con recelo. Luego, observé a Emilio conversando con Laria. Pero Valentino no estaba.—¡Nos atacan! —gritó un hombre de la manada, y rápidamente me levanté del suelo.—¿Dónde está el señor Valentino? —gritó Emilio, y eso mismo quería saber yo.—Está luchando contra la manada de la muerte y los camaleones, está solo. Mandó a pedir refuerzos.No, Valentino está solo. De repente, siento una horrible sensación. Se escucha un aullido