Valentino Después de la llamada, tuvimos que salir del hotel y dirigirnos rápidamente a la mansión. Emilio me había llamado de urgencia: habían atacado la mansión y algunas de las casas circundantes se incendiaron. Nunca imaginé enfrentarme a este tipo de conflictos; ahora sé que tengo enemigos decididos a hostigar mi vida. Es hora de aniquilar a cada uno de ellos.—¿Qué sucede, Valentino? —preguntó Maya, nerviosa.—No lo sé, Emilio me ha dicho que la mansión está en llamas.Maya se quedó boquiabierta al escuchar eso, y yo también. No tengo idea de qué demonios ha sucedido o quién es el responsable. Claro, hay muchos que podrían querer hacerlo.—Podría ser Igor —susurró para sí misma. Apreté su mano y dejé un beso en su mejilla.—No te preocupes, sea quien sea, no escapará de mí.Ella asintió, desviando su mirada hacia la carretera.Podría ser Igor o quizás los Camaleones. Aunque también podrían ser esos grupos de la mafia que estaban invadiendo mi territorio en Las Vegas. Quienquiera
Maya.Esta mañana desperté con la sensación vívida del sueño que acababa de tener. En él, me vi en un mundo diferente, lleno de bosques y criaturas que eran una mezcla de humano y animal.Era extraño; jamás había tenido ese tipo de sueño, ni siquiera aquella vez cuando Igor visitó el reformatorio. Recuerdo que me preguntó, cuando tenía doce años, si yo creía en hombres lobo y vampiros. No supe qué decir; nunca había conocido algo tan enigmático o desconocido. Igor me había dicho que era un secreto, pero aseguró que los seres sobrenaturales existían y venían de los bosques misteriosos donde se encontraban pozos antiguos.Ahora, todo encajaba. ¿Podría ser que esos seres misteriosos existieran de verdad? Recordé cuando Valentino se había ido supuestamente de viaje. Lo vi dirigirse hacia el bosque junto a Emilio y ese otro señor. Luego regresó por el mismo bosque. Ayer, uno de los gorilas de Igor también se escabulló por ahí. Y ese pozo... lo vi el día en que Valentino se fue.Negué con l
Maya Lucrecia me llevó a otra sala, pero me dijo que Valentino era muy delicado con la biblioteca, por lo tanto, no entramos ahí. Me quedé con una inmensa curiosidad y ganas de explorar ese lugar prohibido. De repente, el móvil de Lucrecia sonó. Me pidió que me quedara admirando el lugar y salió de la sala, dejándome sola.La horrible curiosidad me invadió, así que decidí entrar a la biblioteca. Al abrir la puerta, quedé deslumbrada por la cantidad de libros antiguos y las estanterías que alcanzaban el techo. Caminé entre los estantes, observando los lomos de los libros y notando algunos cuadros decorados con marcos dorados. Me fijé bien en uno de ellos: una pareja y un niño. Parecían muy antiguos. ¿Quiénes serían?Seguí caminando y me encontré con otro cuadro que me dejó de piedra. Era Valentino, o alguien muy parecido a él. El retrato parecía de hace muchos años; el cabello largo, la misma manera de observar. Miré bien y debajo del cuadro había un nombre: Valentino Voskova, con una
Valentino Estaba concentrado en la tableta, leyendo el correo que me había enviado Gabriel el día anterior. Al parecer, ese tal Igor sí es el Alfa de la manada del clan de los Camaleones.Ahora entiendo todo. Ese lobo debe saber muy bien el origen de Maya, y creo que hay algo más detrás de todo esto para querer tenerla. Necesito revelarle mi identidad a Maya. No tengo idea de cómo lo tomará, pero necesito dejar todo claro. De cualquier manera, ella debe saber quién es realmente...Las ansias de llegar a la mansión me están matando. Creo que pronto debo ir a Mystralón por la luna roja. Esta vez, Maya se irá conmigo, aunque tenga que hablar con el anciano Demian para que la ayude a recordar quién es realmente.Mientras el coche avanza por la ciudad, observo todo a mi alrededor. Autos lujosos pasan a toda velocidad, sus faros reflejando destellos de luz que iluminan la oscura carretera. Los edificios grandes y rascacielos se elevan majestuosamente, sus ventanas brillan como mil ojos obs
Valentino Estaba intrigado por la pregunta de Maya. Creía que había llegado el momento de decirle la verdad. Lo único que deseaba era que ella lo tomara con calma y entendiera; si había preguntado aquello, era porque tenía noción de lo que realmente eran.—Sí, Maya, no soy un humano. —Maya me miró sorprendida. Sujeté su mano por si intentaba irse, pero ella solo quedó mirando el cielo—. Maya, yo...No logré articular palabra alguna cuando ella puso un dedo sobre mis labios.—No digas nada. Algo me decía que no eras un ser humano y esto debería asustarme; sin embargo, no me sorprende. O quizá...La jalé hacia mí y la besé. Me alejé lentamente, contemplando sus ojos grises que me cautivaban. Era un paso hacia que ella supiera quién era.—¿Qué eres, vampiro o lobo?—Soy un hombre lobo, cariño.Maya me observó consternada. Creí que ahora sí saldría corriendo.—Uff, vaya, un lobo. Esto parece sacado de una película, Valentino.Maya rió a carcajadas, provocando que yo sintiera lo mismo. Pe
Había pasado unos días maravillosos junto a Maya. Aún no le había hablado sobre Mystralón, ya que no quería asustarla. Sin embargo, sabía que era el momento de hacerlo. Probablemente, sería mañana por la noche.Ahora me encuentro hablando con Lucrecia y Emilio sobre Maya y sobre el descubrimiento de que ella es una loba especial. Lucrecia aún parecía distraída durante nuestra conversación sobre mi ahora luna.—¿Todo bien? —pregunté al verla absorta en sus pensamientos. Ella se sobresaltó y luego asintió—. ¿Qué te sorprende, Lucrecia?—Mi lord, es que ella se ve como una humana y, al saber que es su luna, me impresioné.—Tranquila, Lucrecia. Ahora solo necesito revelarle la verdad sobre su identidad, no tengo idea de cómo empezar, así que en unos días nos iremos a Mystralón. Incluso tú te irás para estar a su lado. Recuerda que cuando es luna roja, los espíritus atacan a las aldeas cercanas, incluso a la cueva de hadas.—Está bien, señor, haré todo lo que diga. Sin embargo, ¿aceptará e
MayaLa necesidad de escapar de la mansión de Valentino era abrumadora; quería huir para no saber más. Sentía que algo en el bosque deseaba tragarme o hacerme sentir miedo. Llevaba días absorta en mis pensamientos, cuestionando por qué tantas cosas sucedían en tan poco tiempo. Igor no estaba mintiendo cuando me habló de esa leyenda, diciendo que los seres humanos la escribían como simple literatura entretenida. Pero, ¿por qué me hablaba a mí de esos temas? ¿Qué era yo, en realidad?—Maya, ¿todo bien? —preguntó Lucrecia, preocupada. Asentí y le sonreí. Si ella supiera el torbellino en el que me encontraba... Valentino tenía razón al decir que era el destino lo que nos unía. Pero, ¿para qué? ¿Para saber mi verdadero origen? Miro mis manos por un momento, están normales. Pero esta mañana parecían garras, llenas de esas líneas. O quizás solo era una pesadilla despierta.—Lucrecia, tú crees en los humanos que no son humanos —pregunté sin dejar de ver la carretera. Lucrecia apretó mi mano. G
ValentinoDespués de terminar de conversar con Demian, salí a tomar un té al jardín. Miré la hora en el reloj de mi muñeca: habían pasado más de dos horas desde que Maya se fue de compras con Lucrecia, y aún no habían regresado. Tomé un sorbo del té, sintiéndome nervioso y ansioso, sensaciones que rara vez experimentaba. No entendía qué era lo que me inquietaba. Saqué el móvil del bolsillo de mi pantalón y marqué su número, pero me llevó al buzón de voz. Intenté llamar a Lucrecia, y aunque sonó, no respondió. Me levanté de la silla elegante junto a la mesa y empecé a dar vueltas, desesperado. Raymond debía contestar, y lo hizo al instante.—¿Qué pasa con las damas? ¿Por qué no responden? —pregunté molesto. Raymond no dijo nada, lo que me enfureció aún más. —¡Raymond, contesta!—My lord, la señorita Maya ha desaparecido de la tienda. Lucrecia y yo la estamos buscando.Apreté la taza en mis manos con tanta fuerza que se rompió.—¿Cómo es posible que haya sucedido eso? —rugí como un demen