— ¿Ahora a donde iremos tío?— Ladea su rostro observándome con atención. — ¿Recuerdas que te daría una sorpresa a mí regreso?— Acelero el paso, honestamente deseo terminar rápido con todo esto. Estoy agotado, las personas de mi entorno me agobian y debo preparar las entregas para mis empleados.— ¡Adoro las sorpresas!— Sonríe ampliamente marcándose un hoyuelo a cada costado de sus mejillas—. ¿Qué clase de sorpresa es? ¿He?— Al parecer la curiosidad comienza a dominar su escaso raciocinio. Quiero reír como un completo desquiciado pero me contengo.— ¡Baja un poco las revoluciones, niño!— Involuntariamente escapa un leve suspiro de mis labios y muevo mi cabeza en desaprobación, Tobías está comenzando a volverme completamente loco y su actitud me avergüenza—. Simplemente compraré algunas cosas para que te entretengas en mi ausencia, además debes de terminar tus estudios. No mantendré a ningún vago.—Mmm...— rasca su mejilla mientras mantiene un semblante pensativo—. Eso me parece una ex
Como es habitual ya entre ambos, comemos en completo silencio. De este modo es mucho más relajante y él parece comprender cómo funcionan las cosas conmigo. Debido al excesivo picante terminé bebiendo más refresco de lo usual, ya que casi nunca bebo refrescos azucarados con las comidas. Pese a todo no me quejo, hace tantos años que no pruebo este tipo de alimentos que me genera una sensación de familiaridad agradable.Cuando terminamos retiro la mesa, después de todo fue él quien preparo la cena y me atendió. Tobías se encarga de lavar los trastes, mientras coloco un poco de música en mi teléfono celular, conecto esté con el televisor y... ¡buala! Se acabó el puto silencio.Preparo todo para dar inicio a nuestro trabajo, coloco dos pesas digitales sobre la mesa, un tarro con creatina, un rollo de papel aluminio, unas tiras de anfetaminas, un pequeño mortero donde moler las pastillas y algunas bolsas de polietileno donde mezclar el producto, además de las pequeñas bolsitas transparentes
Por enésima vez miro la hora en mi teléfono celular, son las veintidós con quince minutos y una ansiedad enorme se acentúa en mi vientre. Me encuentro estacionado a un costado de la casa de Vincent, al parecer se retrasará, mentiría si dijese que me encuentro tranquilo, los nervios me están carcomiendo por dentro y no sé cómo anteponerme a esta situación. De algún modo, me incomoda no tener el control absoluto de una respectiva situación.No sé cómo enfrentar nuestro pasado, desearía que las heridas que cargan mi alma pudiesen sanar, o al menos cicatrizar. Deseo dejar en el pasado todo lo que tanto daños nos hizo y olvidar todo nuestros errores e iniciar una nueva vida con alguien más. Desearía dejar de sentirme anclado a mí propio hermano, dejar de sentir este intenso dolor en el centro de mi pecho cada vez que pienso en él. Vincent ya ha hecho su vida y aparentemente es feliz, al menos uno de los dos alcanzó el éxito.Un par de golpecitos en la ventanilla me traen de vuelta a la rea
Aquello era lo último que deseaba escuchar de sus labios. ¿Logrará comprender el daño que me hace con cada una de sus malditas palabras? Prefiero pensar que no se da cuenta a creer que disfruta con cada herida que le provoca a mi ya rota alma. Prefiero no responder, tomo la carpeta que tiene entre sus manos y reviso el contenido de su interior, era la documentación que debo firmar para cederle mi herencia. — ¿Que has hecho con el dinero que estaba en el banco? Antes de que te descubriera con aquel cerdo te había entregado una tarjeta de débito—. Mi quijada se contrae notoriamente—, puedes usar dinero de ahí para tu negocio y para el automóvil. No hay necesidad de vender la casa, todos los recuerdos de mamá están ahí.—El dinero del banco ya lo utilicé, ¿crees que me mantengo del maldito aire? ¿O que cago dinero por ser tan inmensamente hermoso? Ya sé, cómo llevas cinco años encerrado aquí no tienes noción de nada, pero las personas fuera de esta inmunda prisión tenemos gastos y oblig
VincentNo me esperaba todo esto, las palabras de Isaac me han dejado sin habla. Pensé que me ayudaría desinteresadamente, se trata de mi hijo, su propio sobrino y yo soy su hermano. ¿Cómo puede pensar en sexo en un momento como éste? ¿Cómo pretende que yo piense en sexo cuando la angustia me carcome por dentro? ¿Qué pretende?Isaac es tan egoísta que piensa solo en sí mismo, se cree el centro del maldito universo, piensa que solo él sufre, que es la victima en esta vida de mierda que llevamos. Olvida que el mundo no gira entorno a él. Nuestra vida sería tan distinta si ese día no hubiese asesinado a golpes a Sebastián.Tobías tendría padres, nosotros estaríamos juntos, él no hubiese pasado nueve años en prisión, y yo no hubiese vivido dos años de mierda en un orfanato, ni mucho menos hubiese sido expuesto a que todo el mundo me señale con el dedo. Mucho menos llevaría estas marcas en mi alma que jamás me permitirán olvidar aquel día en el centro de menores..._Años atrás_Día tras dí
VincentAcomoda su ropa y retoma el camino, una vez logro calmar esta maldita tos, limpio mi boca con el dorso de mi mano. Hurgueteo entre mis bolsillos hasta dar con un pañuelo, mientras maldigo entre dientes retiro los restos de semen de mi cara. Me observo un momento en el espejo retrovisor, aparentemente estoy limpio, pero por dentro me siento tan malditamente sucio.Me acomodo nuevamente en el asiento del copiloto volteando mi rostro hacía la ventana. Ha parado de nevar, aunque la noche se ha tornado aún más gris, la carretera está completamente desierta y el silencio que se ha instalado entre ambos hiela aún más que el clima de afuera.Mi teléfono celular comienza a sonar, esa pegajosa canción que Samuel escogió. Pensar en él provoca una inmensa calidez en mi pecho, pensar que todo esto es para ayudarlo a él me hace sentir mucho mejor. Tomo el celular entre mis manos y veo que es una llamada de Antonella, mirando de reojos a Isaac me dispongo a contestar.— ¿Qué sucede cariño?—
VincentAños atrásComenzaba a descender la temperatura, ya son cerca de las diecinueve horas, hace bastante rato debería de haber regresado a casa, sin embargo volví a inventar una excusa. Llevo tantos meses inventando excusas, una tras otra, que ya se me agotan los recursos. Llevo meses espiando a Sebastián, siguiendo sus pasos, tratando de encontrar el momento preciso para dar el sarpaso, el momento a llegado.Nunca he sido de mentir, supongo que es por ese motivo que mi hermano termina creyendo todas mis excusas. Isaac creé en mi ciegamente y honestamente no siento ni una pizca de remordimiento por mentir. Las cosas entre ambos han cambiado y nuestra pasional relación se enfrió. Ya no provoca las mismas emociones que antes, se que me sigue amando, lamentablemente yo no. Después de todo, el amor es egoísta y debo velar por mi propia felicidad. Si él sufre o no, no es mi problema.Acomodo bien el gorro de lana que llevo puesto para luego subir el borde de mi bufanda, dejando solo mi
VincentDe un solo empujón me adentra en su habitación, cierra la puerta con el pies para luego abalanzarse sobre mí. Esta tan caliente que comienza a quitarme la ropa mientras su boca hambrienta devora la mía. Entre húmedos y lascivos besos nos deshicimos de nuestra ropa, al parecer Isaac venía acumulando de hace bastante tiempo ya que no se hizo esperar. Sin contemplaciones me estrelló contra el escritorio, inmediatamente comprendí lo que deseaba, recargo mi torso sobre el mueble empinando de este modo mis caderas, sintiendo inmediatamente como presiona con su pelvis permitiendo que sienta su furiosa erección. Incontables veces hemos hecho el amor, cada una de ellas las disfruté al máximo, Isaac lograba hacerme sentir especial, único, tan amado. En esta ocasión es distinto, no es que no lo disfrute, todo lo contrario, estoy sumamente erecto, sin mencionar el morbo que logra provocar en mi. Pero esta vez no hay amor, tampoco me siento especial y mucho menos me hace sentir valorado,