VincentDe un solo empujón me adentra en su habitación, cierra la puerta con el pies para luego abalanzarse sobre mí. Esta tan caliente que comienza a quitarme la ropa mientras su boca hambrienta devora la mía. Entre húmedos y lascivos besos nos deshicimos de nuestra ropa, al parecer Isaac venía acumulando de hace bastante tiempo ya que no se hizo esperar. Sin contemplaciones me estrelló contra el escritorio, inmediatamente comprendí lo que deseaba, recargo mi torso sobre el mueble empinando de este modo mis caderas, sintiendo inmediatamente como presiona con su pelvis permitiendo que sienta su furiosa erección. Incontables veces hemos hecho el amor, cada una de ellas las disfruté al máximo, Isaac lograba hacerme sentir especial, único, tan amado. En esta ocasión es distinto, no es que no lo disfrute, todo lo contrario, estoy sumamente erecto, sin mencionar el morbo que logra provocar en mi. Pero esta vez no hay amor, tampoco me siento especial y mucho menos me hace sentir valorado,
Vincent—Isaac, creo que es hora de hablar. Es necesario hacerlo ahora y lo sabes—, presiono su mano delicadamente—. Sé que estás molesto, te conozco mejor que nadie en este mundo... —Supongo que ese es el problema Vincent—. Aparta su mano bruscamente dejándome una sensación de angustia que taladra mi pecho—. ¡Tú me conoces a la perfección, por que yo jamás cambie! Pero para mí eres un extraño... no se que esperar de ti—. Voltea su rostro mirándome a la cara, sus ojos pardos me escudriñan completamente y me siento tan vulnerable ante su mirada— ¡Yo no te conozco, Vincent! Realmente no sé de quién me enamoré. —Tienes razón... te he mentido mucho—. Agacho la cabeza sintiendo mis ojos humedecerse—. Pero existe algo en lo que jamás te mentí...—¿Es en serio? ¿Realmente existió algo real entre nosotros? Por qué siento que nada lo fue, al menos no para ti– El dolor y la frustración se desborda en sus palabras.—Sabes que lo hubo, es verdad que te fui infiel durante un año con Sebastián .
TobíasMe remuevo en el sillón, siento mi cuerpo pesado, es como si cargara un muerto sobre mí, con pesadez abro los ojos y observo todo a mí alrededor. Finalmente comprendo por qué no me puedo mover. Mi tío se ha quedado dormido en el piso, junto a mí, ha recargado su cabeza y parte de su torso sobre el mío. Al preseciar tal escena siento un tirón en mi vientre y como todo se retuerce placenteramente dentro de mí. Algo dudoso acerco una de mis manos a su cabeza, no despierta ante mi tacto, por lo que comienzo a otorgar suaves caricias en su pelo. Su cabello es suave al tacto, algo rebelde, por más que lo peino con mis dedos se vuelve a desordenar, cosa que me saca una sonrisa. De pronto recuerdo el motivo por el cual volví a dormir en el sillón y siento una profunda tristeza...Sé que no me debe explicación alguna de sus acciones, de igual manera comprendo que entre ambos no existe absolutamente nada, y cuando digo nada es literalmente nada. Ya que ni siquiera sostenemos una relació
Tobías— ¡Maldito infeliz!— Me toma del mentón obligándome a mirarle a la cara—. ¡Tú eres el culpable de todas mis desgracias!— Entrecierra los ojos frunciendo el ceño—. ¡Te odio, te odio tanto Tobías!— Sus palabras arrastraban tanto desprecio.Una vez más guardo silencio. ¿Qué puedo decir en un momento como este? ¡Absolutamente nada! Ahora lo único que deseo es desaparecer de su campo visual y romper en llanto. Llorar desconsoladamente mientras me lamento por mi miseria. En este preciso momento ha quebrantado mi alma en cientos de fragmentos, o al menos lo que aún quedaba sano de ella. Finalmente he comprendido que para mí no existe esperanza, después de todo, la vida se ensaña más con unos que con otros.— ¿Lo has comprendido?— Presiona aún más el agarre e inevitablemente dejo escapar un quejido—. ¡Responde, niño estúpido! Continuo del mismo modo, callado, ausente, agacho la mirada, no deseo ver su rostro, al menos no ahora, no en estas condiciones. Es demasiada presión para mí en
TobíasDe pronto ese suave contacto se transforma en uno mucho más rudo, demandante. Sus manos se adhieren a mi cintura, mientras su lengua arrasa con la mía, en una batalla por dominar al contrario. Lamentablemente, necesitamos separarnos por falta de oxígeno, con desesperación busco su mirada, necesito su aprobación. Se separa de mí, busca mantener cierta distancia, no me mira a los ojos, esta incertidumbre comienza a consumirme de una manera lenta y tortuosa.—Tobías—, con voz calma rompe la tormentosa espera— sabes que esto no está para nada bien...— posa su mano sobre mi cabeza—. Yo estoy completamente enamorado de Vincent. No es justo, no deseo que salgas lastimado. Es curioso, unas simples palabras pueden llegar a herir tan profundamente. ¿Qué esperaba? ¿Un te amo de su parte? O ¡Intentémoslo Tobías! ¿Cuándo empezó todo esto? ¿Realmente lo amo? Estoy tan confundido, por más que analizo la situación no logro hallar una respuesta satisfactoria. Realmente no sé qué es lo que sien
TobíasQuerido Sebastián:Llevamos una semana sin poder vernos, mi hermano ha estado más malhumorado que de costumbre, comprenderás que en ese caso me es imposible verte. Sin mencionar que la fastidiosa de tú esposa no te deja solo ni a sol ni a sombras. Sé que debo ser paciente, es un tema que hemos hablado cientos de veces, sin embargo, te extraño. Extraño tus besos, tus caricias, la forma en que me haces el amor. ¡Te necesito! Cuando estamos separados siento que me ahogo, es como si solo una mitad de mí funcionara y la otra mitad de mi ser se va junto a ti.Anhelo con ansias tener la mayoría de edad, ese será el día más feliz de mi vida, será el día en que nos vayamos a vivir juntos, donde tú y yo iniciaremos una nueva vida, una vida apartada del dolor, del odio. Simplemente debemos ser pacientes, nuestro amor es invencible, no existe nada en el cielo, la tierra o el infierno que lo pueda derrotar.Se que a veces puedo ser demasiado impaciente y no me pongo en tu lugar, me disculpo
TobíasJamás nadie me contó la forma en que murieron mis padres, era tan pequeño que no sentía la curiosidad de saber, lo único que comprendía en ese momento es que papá y mamá estaban en el cielo, rodeados de ángeles junto a Dios. Cuando fui creciendo tuve dudas, pero ya no había nadie que pudiese responderlas...Ha llegado Isaac, puedo oír el motor de su automóvil. Rápidamente meto todo en la bolsa y bajo con esta en mano, necesito que me lleve con Vincent en este mismo instante, tengo que enfrentarlo, me debe una explicación, una disculpa, necesito aunque sea una maldita mentira... Al entrar me mira sorprendido, no esperaba verme despierto a esta hora, mucho menos ver mi rostro empapado por las lágrimas y mis manos manchadas de sangre. Su semblante luce asustado, ha de ser por el estado en que me encuentro. Noto como se debate entre acercarse o mantenerse en esa postura rígida que ahora mantiene. — ¿Tobías, que te pasa?— Finalmente decide por acerse y acaricia mi mejilla logrando
IsaacSiempre estuve en desacuerdo con las mentiras, por eso nunca pude perdonar las mentiras de Vincent. Siempre me he caracterizado por ser sincero, jamás he tenido miedo de decir lo que pienso o asumir mis actos. Sin embargo, ahora todo es diferente. Por primera vez me veo envuelto en una maraña de mentiras y me aterra la idea de ser descubierto.Mamá solía decir cuando era pequeño, que mentir era sumamente malo, por qué una mentira conducía directamente a otra mentira y cuando te dabas cuenta eras atrapado en una telaraña de la cual no había escapatoria. Siempre decía que nadie podía ser feliz viviendo atrapado en un mundo de mentiras, por qué tarde o temprano serías descubierto y lo que construiste a base de engaños se esfumaría.Cuanta razón tenía, aunque a la edad de ocho años no lograba tomar el peso de sus palabras. Pero hoy, siendo un hombre adulto, me siento asfixiado por el peso de mis mentiras, temeroso de que esta falsa felicidad se evapore. Tobías, ingenuamente cree en