IsaacSiempre estuve en desacuerdo con las mentiras, por eso nunca pude perdonar las mentiras de Vincent. Siempre me he caracterizado por ser sincero, jamás he tenido miedo de decir lo que pienso o asumir mis actos. Sin embargo, ahora todo es diferente. Por primera vez me veo envuelto en una maraña de mentiras y me aterra la idea de ser descubierto.Mamá solía decir cuando era pequeño, que mentir era sumamente malo, por qué una mentira conducía directamente a otra mentira y cuando te dabas cuenta eras atrapado en una telaraña de la cual no había escapatoria. Siempre decía que nadie podía ser feliz viviendo atrapado en un mundo de mentiras, por qué tarde o temprano serías descubierto y lo que construiste a base de engaños se esfumaría.Cuanta razón tenía, aunque a la edad de ocho años no lograba tomar el peso de sus palabras. Pero hoy, siendo un hombre adulto, me siento asfixiado por el peso de mis mentiras, temeroso de que esta falsa felicidad se evapore. Tobías, ingenuamente cree en
IsaacAños atrás...Un estruendoso golpe en la puerta de entrada nos indica que papá ha regresado, mi hermano comienza a temblar ligeramente, está asustado por que ha reprobado el examen de matemáticas. Intento calmarlo tomando sus temblorosas manos entre las mías, ladea ligeramente el rostro y me mira, esboza una nerviosa sonrisa para luego clavar su mirada en la figura de nuestro padre. Ahí está él, su semblante luce inmutable, nos mira fijamente, su mirada es tan aterradora que quema. Ambos nos removemos nerviosos, aunque me esfuerzo por transmitirle seguridad en todo momento. Necesito que entienda que estoy a su lado y mientras yo esté no permitiré que nadie le haga daño.— ¡Vincent!— El timbre de voz de mi padre desborda rudeza y sus ojos tienen un destello de maldad que logra estremecernos—. Me han notificado de la escuela que has reprobado el examen de matemáticas, ¡eres tan jodidamente inepto!— Mueve insistentemente su pies izquierdo golpeando esté contra el piso, siendo el s
IsaacAquella suave caricia en mi mejilla me devuelve a la realidad, esbozo una nostálgica sonrisa conmocionado por aquellos recuerdos. Pese a todo el sufrimiento y maltrato por el cual atravesamos en ese entonces, pese a todo el sufrimiento, pese a todo lo malo, extraño esos momentos. Momentos donde ambos éramos uno solo, dónde juraba que estaría por siempre a mi lado y yo era lo que más amaba sobre la tierra, dónde para mí solo existía él y mi mente no era un maldito laberinto como lo es ahora. —Entremos Isaac, hace bastante frío aquí afuera—, sostiene mi mano adentrándonos en la casa, inmediatamente el calor del interior me envuelve provocando una sensación agradable.— ¿Y tú hijo? Me gustaría conocerlo—. Observo a mí alrededor no viendo al adolescente en ningún lado. Si mis cálculos no fallan debe de tener una edad cercana a la de Tobías.—Aún duerme— responde con sequedad queriendo dar el tema por zanjado. Se adentra en la cocina—. Anoche llegó demasiado tarde, salió con sus ami
IsaacYa no puedo seguir escuchando tanta mierda. ¿Cómo se atreve a compararme con nuestro padre? ¡Por años me toco recibir golpes por ambos, siempre fuí yo quién enfrentó de manera estoica el castigo de ambos! Es verdad que le he dado una bofetada a Samuel, sin embargo se lo merecía. Con solo diecisiete años hace lo que le viene en gana, consume pastillas y alcohol, me cuesta creer como es posible que mi hermano lo apañe.Tomo la caja de terciopelo que dentro guarda el costoso reloj y sin mencionar una sola palabra la estrello contra el piso para luego mirar despectivamente a ambos. Que se pudra él, su despreciable hijo y el maldito regalo de cumpleaños. Nada de lo que haga por él es suficiente para llamar su maldita atención. Siempre hay alguien más importante que yo en su asquerosa vida.Salgo con prisa de su casa, necesito dejar todo esto atrás y recuperar un poco de mi autoestima, la cual Vincent, se encarga de machacar cada vez que nos vemos. Tobías me espera, no puedo llegar co
IsaacEl verlo suplicar por un poco de información me genera una serie de sentimientos encontrados, una insana mezcla de satisfacción y tristeza. Está ansioso y sus ojos brillan, la ansiedad se refleja en su pálido rostro mientras frota sus manos en señal de su caótico estado emocional. De pronto recuerdo la fatídica noche donde Tobías encontró las estúpidas cartas de Sebastián.Meses antesAl parecer Vincent, está dispuesto a contarle toda la verdad y noto como disfruta mi propio sufrimiento. De pronto siento un pesado nudo en la boca del estómago, una inmensa desesperación, necesito pensar en algo urgentemente. No puedo permitir que descubra la verdad, no ahora cuando he logrado crear un lazo afectivo con él. Es tal el alboroto que arma que logra llamar la atención de algunos vecinos ociosos, quienes espían la escena a través de las rendijas de sus ventanas y los más descarados se asoman por la puerta. Lo peor de este asunto es que Samuel, el hijo de mi hermano ha presenciado tan d
TobíasPor tanto tiempo busque la verdad, sin embargo al descubrir todo no me siento como imaginé, solo un inmenso vacío se aloja en el centro de mi pecho. A veces desearía volver el tiempo atrás, ser nuevamente un niño pequeño, dónde ves todo con inocencia y la crueldad de la realidad no logra lastimarte. Cuando eres pequeño todo es mucho más sencillo, menos cruel y doloroso.Sin embargo, junto a Isaac, esta carga se torna más liviana, ya no duele tanto, porque sé que no estoy solo. En este nuevo camino que comienzo a emprender para ser un hombre todo será más sencillo, él lo recorrerá junto a mí sosteniendo mi mano. Tengo la esperanza de que no me abandonará, será mi Pilar de apoyo, del mismo modo que yo seré la roca donde él podrá descansar.Jamás pensé experimentar un sentimiento de tal magnitud a mis cortos diecinueve años, pero en contra de todo pronóstico, este sentimiento es tan inmenso e intenso que logran consumirme completamente, considerando que es más de lo que puedo sopo
TobíasEn temas sexuales soy todo un amateur, mi experiencia es prácticamente nula. Antes de él no hubo nadie, solo una felación a la apuradas que me dió una chica dos años mayor que yo. Fuera de eso, nada más pasó. Durante mi adolescencia y despertar sexual solo experimenté el masturbarme junto a compañeros del orfanato mientras veíamos a escondidas revistas pornográficas.Los besos y caricias que Isaac reparte por mi cuerpo me provocan leves temblores. Entre sus brazos solo soy una masa que emite ruidosos jadeos y tiembla como animal asustado, aunque la realidad es muy distante de aquello. Me siento tan excitado, deseando que él me use a su jodido antojo. —Estas como roca— su voz ronca y excitada me estremece, fijo mi mirada en él y me sonrojo ante el escrutinio en mi cuerpo—. Ahora viene lo mejor, cariño— se masturba un poco dejando una vez más ese trozo de carne y nervios completamente erguido, listo para arremeter en la siguiente batalla.—Isaac...—las palabras no salen, mi cabe
Tobías¿Qué significa esto? ¿Acaso no logra ver el daño que sus acciones y palabras ocasionan en mí? Totalmente derrotado me siento un momento en la cama, necesito procesar, digerir y posteriormente comprender sus palabras. ¡Debo entender de una maldita vez que no me ama! ¿Por qué carajos a mi estúpido corazón le cuesta tanto comprender eso? ¡Es tan simple! Ama a Vincent sin importar el daño que este le hizo en el pasado. Siempre seré el desahogo a sus problemas, mi mente tiene claro eso, sin embargo, mi corazón duele. Supongo que es más fácil sobre llevar el dolor creyendo que algún día corresponderá a mis sentimientos con la misma intensidad.Arreglo mi cama, cambio las colchas y sin importar el frío me meto bajo la ducha. El agua sale tan helada que traspasa mis huesos, aunque honestamente no me importa, con un poco de suerte el agua congele algo más que mi cuerpo. Cuando no logro soportar más el frío y el ardor que el agua provoca en mi piel decido abandonar la ducha, al secar mi