Por enésima vez miro la hora en mi teléfono celular, son las veintidós con quince minutos y una ansiedad enorme se acentúa en mi vientre. Me encuentro estacionado a un costado de la casa de Vincent, al parecer se retrasará, mentiría si dijese que me encuentro tranquilo, los nervios me están carcomiendo por dentro y no sé cómo anteponerme a esta situación. De algún modo, me incomoda no tener el control absoluto de una respectiva situación.No sé cómo enfrentar nuestro pasado, desearía que las heridas que cargan mi alma pudiesen sanar, o al menos cicatrizar. Deseo dejar en el pasado todo lo que tanto daños nos hizo y olvidar todo nuestros errores e iniciar una nueva vida con alguien más. Desearía dejar de sentirme anclado a mí propio hermano, dejar de sentir este intenso dolor en el centro de mi pecho cada vez que pienso en él. Vincent ya ha hecho su vida y aparentemente es feliz, al menos uno de los dos alcanzó el éxito.Un par de golpecitos en la ventanilla me traen de vuelta a la rea
Aquello era lo último que deseaba escuchar de sus labios. ¿Logrará comprender el daño que me hace con cada una de sus malditas palabras? Prefiero pensar que no se da cuenta a creer que disfruta con cada herida que le provoca a mi ya rota alma. Prefiero no responder, tomo la carpeta que tiene entre sus manos y reviso el contenido de su interior, era la documentación que debo firmar para cederle mi herencia. — ¿Que has hecho con el dinero que estaba en el banco? Antes de que te descubriera con aquel cerdo te había entregado una tarjeta de débito—. Mi quijada se contrae notoriamente—, puedes usar dinero de ahí para tu negocio y para el automóvil. No hay necesidad de vender la casa, todos los recuerdos de mamá están ahí.—El dinero del banco ya lo utilicé, ¿crees que me mantengo del maldito aire? ¿O que cago dinero por ser tan inmensamente hermoso? Ya sé, cómo llevas cinco años encerrado aquí no tienes noción de nada, pero las personas fuera de esta inmunda prisión tenemos gastos y oblig
VincentNo me esperaba todo esto, las palabras de Isaac me han dejado sin habla. Pensé que me ayudaría desinteresadamente, se trata de mi hijo, su propio sobrino y yo soy su hermano. ¿Cómo puede pensar en sexo en un momento como éste? ¿Cómo pretende que yo piense en sexo cuando la angustia me carcome por dentro? ¿Qué pretende?Isaac es tan egoísta que piensa solo en sí mismo, se cree el centro del maldito universo, piensa que solo él sufre, que es la victima en esta vida de mierda que llevamos. Olvida que el mundo no gira entorno a él. Nuestra vida sería tan distinta si ese día no hubiese asesinado a golpes a Sebastián.Tobías tendría padres, nosotros estaríamos juntos, él no hubiese pasado nueve años en prisión, y yo no hubiese vivido dos años de mierda en un orfanato, ni mucho menos hubiese sido expuesto a que todo el mundo me señale con el dedo. Mucho menos llevaría estas marcas en mi alma que jamás me permitirán olvidar aquel día en el centro de menores..._Años atrás_Día tras dí
VincentAcomoda su ropa y retoma el camino, una vez logro calmar esta maldita tos, limpio mi boca con el dorso de mi mano. Hurgueteo entre mis bolsillos hasta dar con un pañuelo, mientras maldigo entre dientes retiro los restos de semen de mi cara. Me observo un momento en el espejo retrovisor, aparentemente estoy limpio, pero por dentro me siento tan malditamente sucio.Me acomodo nuevamente en el asiento del copiloto volteando mi rostro hacía la ventana. Ha parado de nevar, aunque la noche se ha tornado aún más gris, la carretera está completamente desierta y el silencio que se ha instalado entre ambos hiela aún más que el clima de afuera.Mi teléfono celular comienza a sonar, esa pegajosa canción que Samuel escogió. Pensar en él provoca una inmensa calidez en mi pecho, pensar que todo esto es para ayudarlo a él me hace sentir mucho mejor. Tomo el celular entre mis manos y veo que es una llamada de Antonella, mirando de reojos a Isaac me dispongo a contestar.— ¿Qué sucede cariño?—
VincentAños atrásComenzaba a descender la temperatura, ya son cerca de las diecinueve horas, hace bastante rato debería de haber regresado a casa, sin embargo volví a inventar una excusa. Llevo tantos meses inventando excusas, una tras otra, que ya se me agotan los recursos. Llevo meses espiando a Sebastián, siguiendo sus pasos, tratando de encontrar el momento preciso para dar el sarpaso, el momento a llegado.Nunca he sido de mentir, supongo que es por ese motivo que mi hermano termina creyendo todas mis excusas. Isaac creé en mi ciegamente y honestamente no siento ni una pizca de remordimiento por mentir. Las cosas entre ambos han cambiado y nuestra pasional relación se enfrió. Ya no provoca las mismas emociones que antes, se que me sigue amando, lamentablemente yo no. Después de todo, el amor es egoísta y debo velar por mi propia felicidad. Si él sufre o no, no es mi problema.Acomodo bien el gorro de lana que llevo puesto para luego subir el borde de mi bufanda, dejando solo mi
VincentDe un solo empujón me adentra en su habitación, cierra la puerta con el pies para luego abalanzarse sobre mí. Esta tan caliente que comienza a quitarme la ropa mientras su boca hambrienta devora la mía. Entre húmedos y lascivos besos nos deshicimos de nuestra ropa, al parecer Isaac venía acumulando de hace bastante tiempo ya que no se hizo esperar. Sin contemplaciones me estrelló contra el escritorio, inmediatamente comprendí lo que deseaba, recargo mi torso sobre el mueble empinando de este modo mis caderas, sintiendo inmediatamente como presiona con su pelvis permitiendo que sienta su furiosa erección. Incontables veces hemos hecho el amor, cada una de ellas las disfruté al máximo, Isaac lograba hacerme sentir especial, único, tan amado. En esta ocasión es distinto, no es que no lo disfrute, todo lo contrario, estoy sumamente erecto, sin mencionar el morbo que logra provocar en mi. Pero esta vez no hay amor, tampoco me siento especial y mucho menos me hace sentir valorado,
Vincent—Isaac, creo que es hora de hablar. Es necesario hacerlo ahora y lo sabes—, presiono su mano delicadamente—. Sé que estás molesto, te conozco mejor que nadie en este mundo... —Supongo que ese es el problema Vincent—. Aparta su mano bruscamente dejándome una sensación de angustia que taladra mi pecho—. ¡Tú me conoces a la perfección, por que yo jamás cambie! Pero para mí eres un extraño... no se que esperar de ti—. Voltea su rostro mirándome a la cara, sus ojos pardos me escudriñan completamente y me siento tan vulnerable ante su mirada— ¡Yo no te conozco, Vincent! Realmente no sé de quién me enamoré. —Tienes razón... te he mentido mucho—. Agacho la cabeza sintiendo mis ojos humedecerse—. Pero existe algo en lo que jamás te mentí...—¿Es en serio? ¿Realmente existió algo real entre nosotros? Por qué siento que nada lo fue, al menos no para ti– El dolor y la frustración se desborda en sus palabras.—Sabes que lo hubo, es verdad que te fui infiel durante un año con Sebastián .
TobíasMe remuevo en el sillón, siento mi cuerpo pesado, es como si cargara un muerto sobre mí, con pesadez abro los ojos y observo todo a mí alrededor. Finalmente comprendo por qué no me puedo mover. Mi tío se ha quedado dormido en el piso, junto a mí, ha recargado su cabeza y parte de su torso sobre el mío. Al preseciar tal escena siento un tirón en mi vientre y como todo se retuerce placenteramente dentro de mí. Algo dudoso acerco una de mis manos a su cabeza, no despierta ante mi tacto, por lo que comienzo a otorgar suaves caricias en su pelo. Su cabello es suave al tacto, algo rebelde, por más que lo peino con mis dedos se vuelve a desordenar, cosa que me saca una sonrisa. De pronto recuerdo el motivo por el cual volví a dormir en el sillón y siento una profunda tristeza...Sé que no me debe explicación alguna de sus acciones, de igual manera comprendo que entre ambos no existe absolutamente nada, y cuando digo nada es literalmente nada. Ya que ni siquiera sostenemos una relació