VincentNo me esperaba todo esto, las palabras de Isaac me han dejado sin habla. Pensé que me ayudaría desinteresadamente, se trata de mi hijo, su propio sobrino y yo soy su hermano. ¿Cómo puede pensar en sexo en un momento como éste? ¿Cómo pretende que yo piense en sexo cuando la angustia me carcome por dentro? ¿Qué pretende?Isaac es tan egoísta que piensa solo en sí mismo, se cree el centro del maldito universo, piensa que solo él sufre, que es la victima en esta vida de mierda que llevamos. Olvida que el mundo no gira entorno a él. Nuestra vida sería tan distinta si ese día no hubiese asesinado a golpes a Sebastián.Tobías tendría padres, nosotros estaríamos juntos, él no hubiese pasado nueve años en prisión, y yo no hubiese vivido dos años de mierda en un orfanato, ni mucho menos hubiese sido expuesto a que todo el mundo me señale con el dedo. Mucho menos llevaría estas marcas en mi alma que jamás me permitirán olvidar aquel día en el centro de menores..._Años atrás_Día tras dí
VincentAcomoda su ropa y retoma el camino, una vez logro calmar esta maldita tos, limpio mi boca con el dorso de mi mano. Hurgueteo entre mis bolsillos hasta dar con un pañuelo, mientras maldigo entre dientes retiro los restos de semen de mi cara. Me observo un momento en el espejo retrovisor, aparentemente estoy limpio, pero por dentro me siento tan malditamente sucio.Me acomodo nuevamente en el asiento del copiloto volteando mi rostro hacía la ventana. Ha parado de nevar, aunque la noche se ha tornado aún más gris, la carretera está completamente desierta y el silencio que se ha instalado entre ambos hiela aún más que el clima de afuera.Mi teléfono celular comienza a sonar, esa pegajosa canción que Samuel escogió. Pensar en él provoca una inmensa calidez en mi pecho, pensar que todo esto es para ayudarlo a él me hace sentir mucho mejor. Tomo el celular entre mis manos y veo que es una llamada de Antonella, mirando de reojos a Isaac me dispongo a contestar.— ¿Qué sucede cariño?—
VincentAños atrásComenzaba a descender la temperatura, ya son cerca de las diecinueve horas, hace bastante rato debería de haber regresado a casa, sin embargo volví a inventar una excusa. Llevo tantos meses inventando excusas, una tras otra, que ya se me agotan los recursos. Llevo meses espiando a Sebastián, siguiendo sus pasos, tratando de encontrar el momento preciso para dar el sarpaso, el momento a llegado.Nunca he sido de mentir, supongo que es por ese motivo que mi hermano termina creyendo todas mis excusas. Isaac creé en mi ciegamente y honestamente no siento ni una pizca de remordimiento por mentir. Las cosas entre ambos han cambiado y nuestra pasional relación se enfrió. Ya no provoca las mismas emociones que antes, se que me sigue amando, lamentablemente yo no. Después de todo, el amor es egoísta y debo velar por mi propia felicidad. Si él sufre o no, no es mi problema.Acomodo bien el gorro de lana que llevo puesto para luego subir el borde de mi bufanda, dejando solo mi
VincentDe un solo empujón me adentra en su habitación, cierra la puerta con el pies para luego abalanzarse sobre mí. Esta tan caliente que comienza a quitarme la ropa mientras su boca hambrienta devora la mía. Entre húmedos y lascivos besos nos deshicimos de nuestra ropa, al parecer Isaac venía acumulando de hace bastante tiempo ya que no se hizo esperar. Sin contemplaciones me estrelló contra el escritorio, inmediatamente comprendí lo que deseaba, recargo mi torso sobre el mueble empinando de este modo mis caderas, sintiendo inmediatamente como presiona con su pelvis permitiendo que sienta su furiosa erección. Incontables veces hemos hecho el amor, cada una de ellas las disfruté al máximo, Isaac lograba hacerme sentir especial, único, tan amado. En esta ocasión es distinto, no es que no lo disfrute, todo lo contrario, estoy sumamente erecto, sin mencionar el morbo que logra provocar en mi. Pero esta vez no hay amor, tampoco me siento especial y mucho menos me hace sentir valorado,
Vincent—Isaac, creo que es hora de hablar. Es necesario hacerlo ahora y lo sabes—, presiono su mano delicadamente—. Sé que estás molesto, te conozco mejor que nadie en este mundo... —Supongo que ese es el problema Vincent—. Aparta su mano bruscamente dejándome una sensación de angustia que taladra mi pecho—. ¡Tú me conoces a la perfección, por que yo jamás cambie! Pero para mí eres un extraño... no se que esperar de ti—. Voltea su rostro mirándome a la cara, sus ojos pardos me escudriñan completamente y me siento tan vulnerable ante su mirada— ¡Yo no te conozco, Vincent! Realmente no sé de quién me enamoré. —Tienes razón... te he mentido mucho—. Agacho la cabeza sintiendo mis ojos humedecerse—. Pero existe algo en lo que jamás te mentí...—¿Es en serio? ¿Realmente existió algo real entre nosotros? Por qué siento que nada lo fue, al menos no para ti– El dolor y la frustración se desborda en sus palabras.—Sabes que lo hubo, es verdad que te fui infiel durante un año con Sebastián .
TobíasMe remuevo en el sillón, siento mi cuerpo pesado, es como si cargara un muerto sobre mí, con pesadez abro los ojos y observo todo a mí alrededor. Finalmente comprendo por qué no me puedo mover. Mi tío se ha quedado dormido en el piso, junto a mí, ha recargado su cabeza y parte de su torso sobre el mío. Al preseciar tal escena siento un tirón en mi vientre y como todo se retuerce placenteramente dentro de mí. Algo dudoso acerco una de mis manos a su cabeza, no despierta ante mi tacto, por lo que comienzo a otorgar suaves caricias en su pelo. Su cabello es suave al tacto, algo rebelde, por más que lo peino con mis dedos se vuelve a desordenar, cosa que me saca una sonrisa. De pronto recuerdo el motivo por el cual volví a dormir en el sillón y siento una profunda tristeza...Sé que no me debe explicación alguna de sus acciones, de igual manera comprendo que entre ambos no existe absolutamente nada, y cuando digo nada es literalmente nada. Ya que ni siquiera sostenemos una relació
Tobías— ¡Maldito infeliz!— Me toma del mentón obligándome a mirarle a la cara—. ¡Tú eres el culpable de todas mis desgracias!— Entrecierra los ojos frunciendo el ceño—. ¡Te odio, te odio tanto Tobías!— Sus palabras arrastraban tanto desprecio.Una vez más guardo silencio. ¿Qué puedo decir en un momento como este? ¡Absolutamente nada! Ahora lo único que deseo es desaparecer de su campo visual y romper en llanto. Llorar desconsoladamente mientras me lamento por mi miseria. En este preciso momento ha quebrantado mi alma en cientos de fragmentos, o al menos lo que aún quedaba sano de ella. Finalmente he comprendido que para mí no existe esperanza, después de todo, la vida se ensaña más con unos que con otros.— ¿Lo has comprendido?— Presiona aún más el agarre e inevitablemente dejo escapar un quejido—. ¡Responde, niño estúpido! Continuo del mismo modo, callado, ausente, agacho la mirada, no deseo ver su rostro, al menos no ahora, no en estas condiciones. Es demasiada presión para mí en
TobíasDe pronto ese suave contacto se transforma en uno mucho más rudo, demandante. Sus manos se adhieren a mi cintura, mientras su lengua arrasa con la mía, en una batalla por dominar al contrario. Lamentablemente, necesitamos separarnos por falta de oxígeno, con desesperación busco su mirada, necesito su aprobación. Se separa de mí, busca mantener cierta distancia, no me mira a los ojos, esta incertidumbre comienza a consumirme de una manera lenta y tortuosa.—Tobías—, con voz calma rompe la tormentosa espera— sabes que esto no está para nada bien...— posa su mano sobre mi cabeza—. Yo estoy completamente enamorado de Vincent. No es justo, no deseo que salgas lastimado. Es curioso, unas simples palabras pueden llegar a herir tan profundamente. ¿Qué esperaba? ¿Un te amo de su parte? O ¡Intentémoslo Tobías! ¿Cuándo empezó todo esto? ¿Realmente lo amo? Estoy tan confundido, por más que analizo la situación no logro hallar una respuesta satisfactoria. Realmente no sé qué es lo que sien