Esa noche, Teo se enloqueció. Cuando Ethan llegó, encontró ambas puertas abiertas. Los libros dispersos por el suelo, la ropa fuera del mueble y la cama desordenada. Barrió la vista por toda el área hasta que encontró a una figura enrollada en el suelo junto a la cama, con las piernas cerca del pecho, rodeado de prendas; mientras sostenía una entre las manos temblorosas.
-¿qué haces?.
Teo se asustó al sentir su presencia tan cerca. Su corazón latía desenfrenado. Las gotas de sudor se derramaban por los costados de su cara. Lo miró, con los ojos rojos - yo… - El aire no le era suficiente - dedo escoger lo que necesito para empacarlo.
Ethan se apoyó en una rodilla al agacharse. Con el dorso de los dedos,
-Tendrás muchas libertades, pero no te excedas. Piensa siempre en lo que haces - los utensilios sonaban al ser puestos sobre la mesa - aunque a tu padre se le ha pasado el coraje, no cometas más imprudencias - se alejó. Después, al poner el último plato, se quedó en el lugar y agregó - con respecto a esos chicos, hemos cambiado de opinión acerca de ellos, sin embargo, sus modales y actitudes siguen desagradando a tu padre. Pero tú sabrás qué hacer con ellos - por último dijo - ven a sentarte.Teo se giró, su rostro pálido y ojeroso quedó al descubierto. La señora se alarmó, cubriendo su boca con una mano - tengo dolor de cabeza y anoche no dormí bien - Trató de explicar.-¿te sientes mal?. Lo hubieras consultado con el doctor desde
Hasta que por fin Ethan desvió la vista, terminó de abrir la puerta indicándole a Teo que entrara antes de cerrar de nuevo. Sin objeciones, Teo se sentó en la silla que solía usar la otra parte. Las cejas de Ethan estaban bajas y los dedos de una mano parecían entumecidos como si evitara moverlos; además, cuando fue al otro asiento, sus zapatos se hundían en el suelo por la fuerza aplicada al caminar.-¿lo conoces? - preguntó Teo; puesto que rara vez mostraba esa actitud a menos que estuviera trabajando.-Estudié un par de años con él - Ethan apretó los dedos en la mesa - él puede que no me reconozca, puesto que cambié mucho desde ese tiempo antes de unirme al equipo militar.Una pizca de sentimiento se movi&
Fue arrojado, cayendo entre las mesas antes de girar y quedar sentado para presenciar los actos de la otra persona. Javier sacó el cinturón de su pantalón - Con esa cara que tienes hasta padezco de lástima al golpearte - alzó el cincho en su mano y bajó con fuerza.Teo se movió, asustado, logrando esquivarlo por suerte. En ese momento, creció en él un enorme coraje, deseó ser fuerte. Entonces, Javier le sujetó las piernas; mientras Teo trató de empujarlo. Pero luego de eso el tipo le agarró ambas manos con una sola. Después, un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando sintió que la otra le tocó el vientre, deslizándose hacia arriba por toda su piel.Su estómago dio un vuelco. Por primera vez en su vida percibió un sentimiento
Perdió mucho tiempo charlando en la cocina; por lo tanto, se encontró con un cielo ligeramente oscuro al salir. Cuando fue a su habitación se encontró con que Ethan ya estaba ahí - ¿estás mejor?.-Sí - sonrió, demostrando que el ánimo había regresado - ya estoy bien.Ethan se acercó lentamente - es una buena noticia para mi - le tomó la barbilla y le detuvo la cara para que no se moviera. El rubor que bañó la cara de Teo confirmó su estado. Ethan bajó y topó sus labios.Un mes después, los preparativos estaban hechos. Su cuarto, en la mayor parte, quedó vacío. Teo se giró, mirando lo que restaba, antes de salir y cerrar. Cruzó el sendero en dirección al
(seguimiento del capítulo Capítulo LXXIII) Lo que tanto temía y esperaba a la vez, sucedió. Algo suave topó sus labios y aunque sabía que era probable, abrió los ojos sorprendido. Se separó, produciendo un sonido incómodo al hacerlo.Ethan frunció el ceño - no fui muy imprudente, ¿verdad? - parecía una pregunta; pero más bien era una afirmación - he esperado a que dijeras que sí antes de hacerlo.-Pero… - la vergüenza lo inundó - estamos en mi habitación, alguien puede venir.-No te preocupes, escucharé cuando se acerquen - así
Cruzó al otro lado, ya que Ethan no dejaba de acercarse - me gusta aprender de todo. He leído tantos libros como he podido.-Me he dado cuenta - Ethan cruzó el agua, sin darle tiempo para seguir huyendo - tienes una gran colección de libros.Teo sintió que su mano era agarrada, impidiendo toda posibilidad de alejarse. Por ser más grande, el agua cubría más abajo del pecho de Ethan, a diferencia de Teo - Sí, has visto… - abrió los ojos cuando otra mano le tocó un costado de la cara y suavemente lo hizo voltear.Su corazón casi salió del pecho al verlo inclinarse y de nuevo, topó sus labios. Se encontró cara a cara con los ojos de Ethan; sin embargo, los de él estaban tranquilos. De pronto, sintió
La brisa paró al amanecer. Mojando el árbol del patio. A través de sus hojas, una gota se deslizó cayendo hacia abajo, pasando de rama en rama. De pronto, el árbol se agitó levemente haciendo que la gota se desviara del camino, dirigiéndose al suelo; sin embargo, su trayectoria fue bloqueado y en cambio, cayó sobre una cabeza cubierta por cabellos húmedos.El joven chico sostenía, entre sus manos, un libro. Protegiéndolo de la brisa con su cabeza agachada. Al sentir la gota deslizarse por su cabello, se sacudió, mandando un ciento de gotas a volar alrededor. Estaba tan concentrado en la lectura que no fue consciente del tiempo hasta que amaneció. Estuvo haciendo huelga desde la noche anterior; así que no entró a casa a pesar del clima húmedo y se distrajo por completo cuando empezó su nuevo libro.-Teo - una voz suave lo llamó desde un lado.Por costumbre, siempre respondió a su llamado - ¿Sí?.Desde las orillas del patio, su madre lo llamó - Ven a desayunar.Sin pensarlo dos veces, r
Corrió emocionado hasta que encontró a la gente agrupada en la calle. El sudor se acumuló en su frente, no sólo por el ejercicio; sino que también por los nervios que lo invadían. Paró justo antes de introducirse en la multitud, asesando. Algunas personas tenían caras conocidas, vistas en reuniones algunas veces. De repente, escuchó - ¿Teodoro? - sus ojos se abrieron, buscando el sonido.-Ah, es cierto, es él - por un lado, dos personas salieron de entre la multitud - ¿no es un milagro o será una alucinación? - uno de ellos bromeó.-Oh, chicos - Teo los saludó.Se acercaron uno a cada lado y los dos pusieron una mano en sus hombros - No te has escapado de casa, ¿verdad? - con pesadez, recibió las palmadas de los dos chicos que tenían una gran sonrisa en el rostro.-Claro que no - sonrió, arreglándose la ropa - me han dado permiso de asistir a clases.-¡Qué bien! - el de la izquierda, vestido con un traje cafés, dio otra palmada - estarás en nuestro grupo.El otro, con camisa gris y pa