No podía dormir, sentía que si dormía este día habría sido todo una farsa de mi propio cerebro, de que Adler nunca me haya pedido una cita y eso me aterraba. Me encontraba temblando en mi casa, ya estaba amaneciendo y yo no había dormido siquiera una hora, me sentía muy nerviosa. Era el primer chico después de tantos años y no es un chico normal o común ¿Qué sería un chico normal o común? Uno que no es muy conocido, que tiene amigos y no reconocido cuando va a un lugar, un chico no popular a eso me refiero, pero Adler es un chico extra famoso, por decirlo así.
Me levanté de la cama, debía bañarme para que se me quitara todo el sueño que tenía encima, entré al baño y me quité la ropa; el agua estaba tan calentita. Al terminar el baño me dirigí a mi armario para ponerme lo primero que encontrase. No quería ser tan notoria de que me arreglaba para él, más que seguro se daría cuenta. Me vestí con unos jeans negro y abrigo bastante grande de color verde, mis zapatillas b
Holaa, aquí otro cap. Todo el mundo odia a Rose por el solo hecho de caminar con Adler. Gracias por leer.
Toda la mañana me dolió la cara. Junté mis cosas tranquilamente, no había visto ni a Chad, Jessie y a Cata. Le había mandado un mensaje a cada uno, pero no me respondieron. El día no podía ser más solitario. Me puse mi mochila y camine hacia la salida del salón. Todos me miraban como si tuviera sida, con esto no quiero discriminar, pero me miraban como si tuviera una enfermedad muy contagiosa, como una leprosa, lo cual era horrible. Caminé hasta la salida de la universidad con mi mirada al piso, la verdad hoy me sentía sin ganas de hacerme la fuerte. Estaba a decidida a dejar que pase lo que tenga que pasar. Al llegar al portón me encontré con Adler y pareció como si se hubiera detenido el mundo entero, todos nos miraban. —¡Por Dios Rose! —expresó muy preocupado por mis golpes. Y se acercó a mí, era más que nada por mi aspecto que quería cancelar la cita en ese momento. Tenía el labio partido ¿Y si él me quería besar? Supongamos.Me tomó de las me
Era 17 de abril y el mes parecía sentarme de maravilla. Ya estaba lista para empezar el día. Estaba en la cocina, que yo haga el desayuno, era algo raro. Nunca desayunaba en casa, por ende jamás preparaba. Mi papá apareció por la puerta y me miró muy sorprendido. —¡Buen día, papá! Él me sonrió y tomó una taza para servirse el café, mientras yo seguía haciendo los panqueques que tanto le encantan a mi hermano, mi mamá también se hizo presente en la cocina y tuvo la misma reacción que papá. —Si van a tener esas reacciones, mejor me mudo. Ella vino y me beso todo. —Voy a llorar si te vas. Mi mamá era lo más grande que tenía en mi vida, un diamante de 90kilates. Ella también tomó una taza y se sirvió el café. Los panqueques que ya los serví en su plato. Los dos me regalaron unas sonrisas; hacía tanto que no desayunamos juntos, ellos también los sábados y domingos suelen trabajar, es por eso que nos vemos muy poco, y compart
Adler •• Me levanté de mi pequeña siesta, estaba todo sudado; era como si me mente me tentará a no más poder, me sentía tan nervioso y más porque es el día de la cita tan esperada por mí. No me canso de verla: es tan perfecta con ese cabello rojizo que me vuelve loco, hasta un punto de no saber que carajos hacer para llamar su atención. Ella me regala muy poca atención y eso a mí me estresa, porque era la única que no me demostraba que estaba loca por mí o eso es lo que creía que me esconde. Me levanté y me fui al baño, me sentía un poco fatigado; estos días han sido duro en el trabajo, me cuesta mucho y descanso muy poco. También se me sumó un problema más, Chad, él ha estado demostrando su disgusto hacia mí y a lo que trato de conquistar a Rose: una vez volvimos de la universidad, mi hermano nos había traído y Rose estaba con nosotros, pero yo lo único que pensaba era partirle la cara a Ch
Narra Adler •• Estábamos caminando, parecía que cada vez bajaba más y más la temperatura. Vi como ella estaba con sus manos muy apresadas dentro de sus bolsillos, se la veía muerta del frío. Por otra parte estaba yo, que me estaba muriendo de calor al estar al lado de ella, me sentía muy nervioso. ¡Es la primera vez que tengo una cita! Siempre fueron noches de placeres y nunca me senté a conocer a ninguna chica. —¿Quieres ir a tomar un café? —pregunté ya que todo parecía muy muerto, no había una alma en las calles. Hasta parecía que iba a nevar, el peor día para una cita. Eran apenas las 6:15 PM y el cielo se había oscurecido por completo. —Sí, me gustaría —habló ella, apenas, ya que estaba congelada por completo. Entramos en una cafetería de Starbucks, nos pidieron que nos saquemos los abrigos; ella parecía que no se lo quería quitar. Se lo sacó y ¡Wow! juro
Narra Adler •• —No te creo —Me interrumpió cuando le conté que era vendedor de sustancias. Ella me miraba como queriendo escapar de mí—. ¿Cómo puede ser que ellos vengan a atacarte? Me habló bastante enojada y acomodando su cabello, estábamos sentados debajo de un árbol porque había comenzado a nevar mucho más fuerte, mientras íbamos caminando hacia la casa de ella. Eran las 9:45PM, no había absolutamente nadie. Tenía miedo de que ella se asustará con todo lo que le estaba contando, pero parecía más que interesada, hasta quería ayudarme con mis problemas. Ella se gana mi corazón sin hacer nada. —Es que es parte de su trabajo, ser porquerías. Ella estaba muy cerca mí, al grado de poder oler su perfume, el cual me estaba endulzando hasta no más poder. —¿No hay comprobantes? —Sonreí. Su inocencia acerca del mundo de la mafia era muy grande.
Narra Rose •• Llegué a mi casa y parecía que el corazón me iba a salir del pecho, había pasado una de las mejores citas. Y con un hombre maravilloso, en mi vida pensé conocer a tal persona, a pesar de tales circunstancias que nos llevaron a conocernos; prácticamente nos conocimos y ya había probado sus labios, lo que hizo mucho más intenso todo. Me acosté y no podía más de lo alegre que estaba, me tape, no me había ni sacado el jeans, mucho menos mi abrigo que lo tenía muy mojado por la nieve. Me sentía tan en paz que no me importó mojar toda mi cama. Cerré mis ojos y me invadieron las ganas de poder dormir una vez más en sus brazos, me tomaron por completo, haciendo que me desmayará del sueño. Quería soñar con él… •• Mi celular sonaba a lo lejos, pero me sentía tan apresada, traté de levantarme, pero estaba muy enredada con
Estábamos caminando con Adler y Chad hacia la universidad, había un silencio bastante incómodo entre nosotros tres, por nuestra parte con Adler, estábamos que nos mirábamos cada dos segundos, pero no podíamos demostrar nada, ya que estaba Chad y no queríamos lastimarlo. El fin de semana me la había pasado hablando con Adler, fue de lo más genial, no había un segundo que él demorara en contestarme, al igual que yo. Había veces que me estaba bañando y escuchaba el característico tono que le había puesto, sacaba mi cabeza, secaba mis manos y le contestaba, y siempre se despedía con un "Que descanses Rose" solo tardaba en contestarme cuando se levantaba, porque al parecer duerme hasta más del mediodía los fin de semana y creo que es porque no trabaja. —A partir de mañana no podré acompañarlos en la caminata hacia la universidad —interrumpió Chad, sacándome de mi pensamientos tiernos hacia Adler. Nosotros nos detuvimos al mismo tiempo, pero Chad siguió ca
—Deberías hacer esto… Estábamos saliendo de clases, Jessie y Cata hablaban de algo que no preste atención. Estuve un poco distraída con todo lo que había pasado, pero rápido se me paso lo distraída cuando vi a Adler parado junto a su hermano. Vi como los dos me miraron muy enojados. ¡Más que seguro que le contó! ¡Qué boca suelta que poseía Magnus! Me despedí de las chicas y comencé a caminar hacia ellos, antes de llegar me choque con Chad, el cual no me dijo absolutamente nada; ya lo extrañaba por completo, quería que vuelva a ser el de antes. Trate de ignorarlo y seguí mi camino. Cuando llegue ellos se quedaron en silencio, siendo que yo los vi conversar mucho. —Hola Adler —saludé un tanto cabizbaja. Él me miró, pero no me saludó. Vi como desvió su mirada a algo detrás de mí. Me di la vuelta para ver qué era lo que tanto le llamó la atención y era el rubio con el que discutí. Me miró como si fuera a matarme: el frío me inundo y e