Me había entregado por completo a los entrenamientos y la meditación; esta vez no podía darme el lujo de perder. Arturo había ganado una batalla, pero no ganaría la guerra. —No has descansado —interrumpió Cristian mis prácticas. —Me siento mejor cuando entreno, por lo menos me ayuda a no pensar. —Volver a ver a esa mujer te ha desequilibrado. Esa es muy mala señal–manifestó refiriéndose a Victoria. —No Cristian, ella no me desequilibra, todo lo contrario; Victoria es la cura. —También es el dolor; no sabemos en qué se convertirá cuando su naturaleza oculta despierte por completo. —No puedo pensar en eso ahora, y tú deberías de practicar conmigo y reforzar tus facultades, las cosas cada vez se pondrán más difíciles. Tiempos tumultuosos están por venir. —En eso tienes razón, sin embargo, tú a mí no me engañas; sé que te perturba que ya solo no sea Arturo, sino que ahora se suma otro a tu lista, y ese es Tristán, uno de los 12 caballeros oscuros —al terminar
—No por mucho tiempo —susurro, luego lanzo un grito tan fuerte que varios vidrios cayeron al suelo como lluvia. —¡No podrás liberarlos de la guerra oculta, la muerte acabó imponiéndose sobre el mundo, la tierra seguirá llena de corrupción y decadencia! —¡Estás equivocada! Las tinieblas no reinaran eternamente y los días de paz llegaran, seremos cada vez más los que luchemos por desterrar su peste, la luz volverá a ser encendida por aquellos que creen. Es así como vence la luz que disipa las sombras y las tinieblas de su imperio. Anastasia permaneció en silencio, y ante mi mirada sus ojos se volvieron negros como dos carbones. Pude ver como a través de la ventana inmensa en forma de cuervo que estaba en el alto techo se fue abriendo, dejando entrar el sonido del viento fantasmal, ululando macabramente, apagando las doce velas que iluminaban la bóveda, pero la luz de mis rabihats no permitió que el cuarto se sumiera en la oscuridad absoluta. El sonido de lápidas de piedra abrié
Por otro lado, en la otra cámara. —¿Con qué ustedes son los que llaman centinelas? Creo que mi recibimiento no fue el más cordial, pero ya pienso remediar eso —dijo Tristán con una sonrisa de oreja a oreja que irrito bastante a Cristian, luego agachó su tronco, hacia delante en señal de saludo y burla, seguidamente se irguió rápidamente hasta elevarse por los aires. El hijo de la noche comenzaba a jugar, saltaba y desaparecía para luego aparecer en otro lugar. Cristian por un momento no pudo seguirle el rastro, parecía un Ninja, manejaba muy bien la técnica del camuflaje y la agilidad, cuando nuevamente se hizo visible Cristian sintió un dolor ardoroso en la espalda. Se dio cuenta de que su contrincante lo había atacado con un Kusarigama luego le cortó la cara con u
—Victoria, tienes una visita —me informó mi padre y su expresión no era muy amable. Luego comprendí el motivo de su molestia cuando vi quién venía a visitarme; se trataba de Tristán.—Te estoy vigilando, no creas que, porque esté haciendo negocios con él, me volveré sumiso, todo lo contrario —dijo casi en susurros, mientras yo pensaba: ¿Qué diablos quería Tristán? Aquella visita inesperada suscitaba más inquietudes. En la sala pude ver la presencia de mi visitante sorpresa, Tristán giró al sentirme y su sonrisa no se hizo esperar ¡Maldición que bien se veía!.—Eres letalmente especial —dijo mientras me sonreía, él me lo notifico a través de su mirada.—¿Qué demonios está haciendo aquí otra vez? —respondí, pero mi pregunta no tuvo respuesta, mi padre me sacó del trance.—Bienvenido Tristán, siéntete como en su hogar; los dejo para que hablen, yo estaré muy cerca —su voz sonó con un tono de advertencia y una sonrisa forzada salió de su rostro.—Muchas gracias, señor Montesinos, es usted
Ya habíamos abordado el coche de Tristán, después de entrar él colocó una música, puso Creep de Radiohead.—Qué conveniente —respondí en murmullos, él me dirigió una sonrisa, y luego su mirada se situó en mi cara, específicamente en dirección a mis ojos.—¿Qué sucede? —murmure, me sentía inestable cuando me miraba de esa manera.—Nada, simplemente que me gusta verte a los ojos. Dicen que son las ventanas del alma—rápidamente arrancó el coche y empezó a conducir. Contemplar a Tristán en la claridad del día era ineludible, ya que su cabellera ya no era tan oscura bajo el sol, sino que más bien era de un tono cobrizo claro. Su mejilla ya exhibían un tono saludable, la palidez ya no se encontraba presente.—Es incierto el mito de que el sol reduc
El sonido tan intenso de la música me aturdía, los rayos de luces de diferentes colores de la discoteca amenazaban con dejarme ciega de un momento a otro; Tristán me tomó fuerte de la mano para inyectarme seguridad, giré a ver su cara risueña mientras sus ojos absorbían los colores de las luces discordantes.—Sentémonos un rato en este lugar —me pidió ya un poco lejos del bullicio, después me guio a un sitio exclusivo, era la sección VIP. Apenas nos sentamos, las miradas femeninas que se encontraban cerca de nuestra mesa se volvieron sobre él; la más insistente fue la de una mujer rubia de grandes pechos. La mujer cruzó las piernas deliberadamente para tentarlo. No se podía negar que la dama en cuestión tenía piernas torneadas y estaba en muy buena forma física, era evidente que dedicaba muchas horas entrenando en un gimnasio.—Creo que tienes dónde escoger —murmuré haciendo alusión al grupo de damas que se disputaban la atención de mi acompañante, Tristán hizo caso omiso a mi comenta
Me quedé atónita por la declaración de Tristán, aunque emanaba una sensualidad asombrosa, yo seguía teniendo el corazón puesto en otro lado, la cordura me frenaba (Malvada cordura).—Existen cosas que no tienen arreglos, cicatrices que nunca desaparecen. Muchas gracias por el ofrecimiento, pero no puedo aceptarlo —Tristán puso una expresión de decepción —¿Me trajiste aquí para esto? ¿Para seducirme?—Entre otras cosas.—Entonces perdiste el tiempo, pero casi lo lograste; eres un experto en la materia. Hice ademanes de levantarme, pero él me detuvo.—¿Te preocupa que alguien que no sea Adrián te muestre, que no todo de ti está dañado e inservible? No tengo temor alguno hacia tu persona, puesto que tengo la capacidad de lograr que tu espíritu se combine de nuevo.—¿Cómo puedes llevar a cabo eso, cuando el tuyo aún se encuentra en estado de desastre?—Tienes razón, mi existencia es un desastre; sin embargo, ahora tengo una motivación para intentarlo; cariño, amar es caminar hacia el fueg
La música terminó y los aplausos no se hicieron esperar. Tristán me besó y me dio un tercer beso. Sentí y bebí todo el fuego que habíamos desprendido en la pista. Él me deseaba, lo había dejado muy claro y me sorprendí a mí misma sintiendo lo mismo. Yo también deseaba a Tristán Palacios.—A partir de ahora, esta canción será de mis favoritas —me dijo al oído, lo cual me hizo erizar. Mi sonrisa se desvaneció cuando oí la voz de Cristian en mi cabeza.—No tientes a la bestia —una vez más el miedo me invadió, destronando la calma que me había regalado el baile. Tristán me vio a la cara, sus ojos se volvieron oscuros.—¿Crees que cuando tengas a Arturo delante de ti, con tu odio, bastará para destruirlo? Puedo escuchar las advertencias de Cristian también —sentí inseguridad en sus palabras.—Es más que odio —le aseguré, dejando muy claro que no daría un paso atrás en el momento de terminar con Arturo.—Lo sé, es deseo —continuó con su repentino ataque de inseguridad.—No esa clase de dese