—Alexandra, trata de mantener la compostura, yo también estoy alterándome y si no te calmas peor me vas a poner; una de las dos debe mantener la fortaleza.—¡¿Y es que aún no la pierdes?! —vocifero pasando sus manos trémulas y desesperadas por las ondas de su cabello —¡Maldita sea, odio lo sobrenatural! ¿Por qué no oigo a mi abuela cuando me advierte de los peligros que no se muestran? ¡Hoy juro hacerle caso en todo! —se quejó enérgicamente.—Bienvenida a mi mundo —dije entre dientes. Los árboles continuaban susurrándome: “Eres una guardiana, parte de ti es luz… no la extingas. No permitas que la otra mitad de ti, la oscura, lo apague; sigue nuestra voz”—Estoy aterrada —le contesté a través de mi mente, pero los cánticos de pronto cesaron y el peligro y el olor a muerte reapareció esta vez más fuerte.—¡Ya vienen! Pronto Victoria ¡Corre! Salva a tu compañera, su sangre humana los ha atraído —sus vocablos eran un lamento, de pronto el latido de mi corazón se aceleró y los brazos de Al
—Su nombre era Ana Álamo, en vida fue una mujer muy respetada y querida por la sociedad; era la abuela de Estefanía.—Ahora entiendo —susurré, luego me arme de valor y pregunté por Adrián—En estos momentos está muy lejos de aquí —me respondió Nahethis; sentí tristeza, guardaba la esperanza de verlo. —Victoria, síguenos, el tiempo apremia —. Caminé tras de ellos, cuando estuve frente de una habitación que me hizo sentir una familiaridad confortable, Alyan me pidió que retrocediera.—Los sentimientos que experimentas en este instante es porque en esta alcoba dormía Estefanía —me explico Alyan. Contemplé como Nahethis se acercaba a la repisa donde reposaban algunos libros, en sus esquinas había dos pequeñas esculturas de ángeles, una representaba a cupido; Nahethis lo tocó y ante él un pequeño pasaje secreto se abrió dejando ver que se comunicaba con otra habitación. Ya dentro del pequeño pasaje él se arrodilló y dejo ver un símbolo similar a una Trisquel; observé que Nahethis se hacía u
—Lo pedí amablemente, pero si eso es demasiado difícil para ti… No me dejas alternativas —Tristán hizo ademanes de acercarse, sabía lo que pretendía hacer, él me iba a morder para saber mis secretos a través de mi sangre. Cuando lo tuve cerca una voz interior habló por mí.—¡No te doy permiso! —esa orden lo dejó inmóvil, creando una especie de escudo invisible que no lo dejaba consumar lo que pretendía hacer.—¡Esto debe tratarse de una broma de muy mal gusto! —gruñó —. ¡Mi maldición está en tus venas! No eres un centinela como los otros que he visto, tu olor es diferente, y puedo sentirme a través de ti. Pero tal vez eso es lo que querían que sintiera.—Si lo intuyes ¿Por qué querías morderme?—Porque no soy ajeno al atractivo de un aroma. He sido capaz de superar mi impulso hacia lo alto, pero no sin un obstáculo. Tú eres diferente. No te dejas llevar por tu clan, como he conocido a otros cuyo efluvios podía sentir a través de mi propia piel. El tuyo es fuerte y vibrante, diferente a
El dolor en él se hacía perenne, a pesar de los largos años, David no había podido arrancar del todo el horror del holocausto. Me enseñó cómo él y su familia pasaron tiempo escondiéndose para no ser descubiertos por los nazis. Desgraciadamente, a pesar de sus esfuerzos, David, sus padres y sus hermanos fueron descubiertos. Fueron trasladados al campo de concentración de Auschwitz, tras tres días de viaje. A través de su terrible experiencia pude ser espectadora de cómo los hombres y mujeres eran separados para no volverse a ver nunca más, y como niños menores de 15 años eran seleccionados y enviados directamente a la cámara de gas. David fue obligado a sumergirse en la agonía más profunda y en el peor infierno donde se pudo haber enviado a un ser humano, arrancado de su familia que fueron brutalmente asesinados, sin embargo, otro infierno peor estaba por sucederle. Desde antes de ese holocausto, David había vislumbrado a un extraño que lo acechaba, por donde transitaba, siempre veía a
Tristán. No pude permanecer más tiempo cerca de ella, aunque quisiera, toda la información que vi a través de su alma me había dejado aturdido. En Victoria encontré a Estefanía y a mi alma gemela, sin darme cuenta la había estado buscando durante mucho tiempo, desde que la vi a través de Arturo. Entendí que Arturo no solamente me heredó la maldición de su linaje oscuro para ser un demonio de venganza, sino también la maldición de su amor perdido que ahora de cierta forma reencarnaba en Victoria. La oscuridad mágica que llevaba dentro de mí se convirtió en una lujuria incontrolable en esa habitación junto a Victoria. Entretanto Arturo renunció a sí mismo y juró reencontrarse con Estefanía en todo este océano que llamamos eternidad. Cerré los ojos por la intensidad del recuerdo.—Hoy juro Victoria, mantenerte a salvo de cualquier daño —manifesté a mis adentro, todo era válido para estar cada vez más cerca de ella. Bajé a las cámaras secretas para contemplar el cuadro donde se mostraba
Victoria. Lo que era un misterio para los humanos se me revelaba claramente. Mi imaginación se descontrolaba y viajaba mucho más allá de lo que la razón aconsejaba. Aún podía saborear la sangre de Tristán en mi boca, sentirla fluir y palpitar dentro de mí, mezclándose con mis células. Sentía que el tiempo pasaba demasiado rápido y deseaba volver a la realidad. Mi mente comenzó a viajar hasta mundos fantásticos poblados de mares luminosos de neón líquido, luego llegó a galaxias muy lejanas.—¡Ya basta! —exclamé, mis ojos me ardían, yo estaba equilibrándome en una línea muy delgada, me dolía el alma, era un dolor que no sabía describir ni como tratar. La noche había caído y el silencio se extendía por la habitación, me sentía débil, tomé la manta y me cubrí. Mi padre no tardó en llegar a mi habitación, al verme en la cama fue a ella rápidamente.—Hola, cariño. ¿Cómo estás? ¿Te encuentras mal? Creía que estabas viendo la telenovela. ¿Está todo correcto?—Me siento un poco débil, per
Ya en el interior de la propiedad no pude más que quedarme asombrada, mis ojos jamás habían contemplado belleza como aquella, un hermoso castillo moraba escondido entre aquellas rocas inmensas. Al llegar un apuesto caballero se dirigió a nosotras, por la urgencia de sus pasos y la excitación de sus ojos no me quedó ninguna duda de que se trataba de Benjamín, el vampiro abordó a Anastasia sin siquiera mirarme.—Por favor Ana, dime que has podido dar con ella… ¡Dime que no es cierto las imágenes de mi cabeza! —su voz era suplicante.—Lo siento Ben… Ágata fue exterminada, y me temo que esa era su plan desde el principio —la confección de Anastasia dejó a Benjamín sin habla, el atractivo rubio de cabellos largos y ondulados comenzó a temblar copiosamente mientras lágrimas de sangre comenzaban a brotar de sus ojos.—¡Eso es mentira! Ágata encontró la muerte por su inexperiencia, jamás le hablé de los cazadores —riñó el hombre enfadado hasta sus simientes.—Tú no, pero yo si lo hice… ¿Cómo v
Me había entregado por completo a los entrenamientos y la meditación; esta vez no podía darme el lujo de perder. Arturo había ganado una batalla, pero no ganaría la guerra. —No has descansado —interrumpió Cristian mis prácticas. —Me siento mejor cuando entreno, por lo menos me ayuda a no pensar. —Volver a ver a esa mujer te ha desequilibrado. Esa es muy mala señal–manifestó refiriéndose a Victoria. —No Cristian, ella no me desequilibra, todo lo contrario; Victoria es la cura. —También es el dolor; no sabemos en qué se convertirá cuando su naturaleza oculta despierte por completo. —No puedo pensar en eso ahora, y tú deberías de practicar conmigo y reforzar tus facultades, las cosas cada vez se pondrán más difíciles. Tiempos tumultuosos están por venir. —En eso tienes razón, sin embargo, tú a mí no me engañas; sé que te perturba que ya solo no sea Arturo, sino que ahora se suma otro a tu lista, y ese es Tristán, uno de los 12 caballeros oscuros —al terminar