—Bella, basta. ¿Cuándo dejarás de armar escándalo? —le reprochó Pedro con la voz cargada de ira, pero con completa indiferencia a su persona.Frente a su reproche, Bella se rio quedamente. Le parecía ridículo que ella era su esposa, pero la actitud de Pedro hacia ella era peor que la que le tendría hacia una extraña.—Pedro, no seas tan brusco con Bella —dijo Ana, cuando Bella abrió la boca para responder—. Bella, Pedro no fue específicamente a celebrar mi cumpleaños. Fue mi padre quien lo invitó a mi casa para disfrutar de una comida casera, porque no se habían visto en mucho tiempo. No esperaba causar tal malentendido y que resultaras herida. Realmente siento mucho todo esto, por eso procedo a explicarlo todo. No te enfades con él. Bella respondió con tono suave, le dedicó una cálida sonrisa y le pidió disculpas sinceras.Bella recordó que hacía tres años, Anna también había ido a casa y le había dado la misma explicación. Sin embargo, en aquella ocasión, todo había ocurrido en el d
Su abuelo era la persona que más cariño le tenía. En su día anterior coma ni siquiera lo había visto antes de que él falleciera. Por esto, en este momento estaba decidida a acompañarlo y a no decepcionarlo de nuevo. Sin embargo, como todavía estaba herida, no se atrevió a ir a verlo, por el momento. Solo podía reprimir la emoción y el ansia, y quedó con su abuelo en visitarlo dentro de unos días.Después de colgar el teléfono, Bella se sentó en la terraza, recordando los acontecimientos de su vida pasada. A los dieciocho años, como Pedro la había salvado en una ocasión, se había enamorado de él. La joven, que había empezado a ansiar el amor, hizo todo lo posible para enamorar a Pedro, pero no importaba cuánto hiciera, no lo lograba. Cuando ella se graduó de la universidad, la abuela de Pedro, Lucía López, sabía lo que ella estaba pensando y trató de arreglar que Pedro y Bella obtuvieran un certificado de matrimonio, por lo que, desde ese momento, se había convertido en la señora Rom
Al percatarse esto, Bella no perdió tiempo, se dio media vuelta y la encaró:—¡Quién te ha dado permiso de tirarlo, recógelo!—Ahórrate el esfuerzo —le respondió la recepcionista sin miedo—, de todas formas, el presidente no lo verá, siempre nos ordena que tiremos todo lo que le envías.Anteriormente, a Bella le preocupaba que Pedro trabajara demasiado, por lo que no se cansaba de enviarle comida, ropa y juguetes para aliviar su estrés. También se había acostumbrado a escribirle cartas para contarle sus sentimientos. Sin embargo, pese a que era consciente del rechazo que Pedro sentía hacia ella, jamás había llegado a imaginar que era así como trataba su sinceridad y cuidado. Incluso, una recepcionista se había atrevido a deshacerse de sus cosas a su antojo. —No me importa si lo ve o no, no tienes derecho a tirar mis cosas, ¡ahora recógelas! —le ordenó bella lanzándole una fría mirada a la recepcionista.—Bueno —respondió la recepcionista con desprecio—, está bien, pero no finjas ser l
—¡Pásame un bolígrafo! —ordenó Pedro.—Señor Romero, el señor Suárez y los demás todavía lo están esperando para que firmes el contrato, no tenemos tiempo suficiente —le recordó Miguel en voz baja, acercándose a élAquella era una cooperación importante que el Grupo Romero había perseguido durante mucho tiempo, ¡y casi había sido retrasada por Bella!Por esto, Pedro ignoró a Bella y caminó apresuradamente hacia la puerta, seguido por Miguel.No obstante, Bella no daría el brazo a torcer. —¡Pedro!—¡Apártenla de mí! —le ordenó Pedro a un grupo de guardaespaldas, quienes rodearon a Bella de inmediato. Ella sabía que Pedro era un adicto al trabajo y, cuando estaba ocupado en ello, ignoraba todo el resto, por lo que, probablemente, no tendría tiempo para continuar con el divorcio. —¡Te espero mañana a las nueve en el Registro Civil! —exclamó.Pedro, inexpresivo, subió a un coche que ya lo estaba esperando y se marchó sin darle una respuesta clara. Sin embargo, Bella estaba segura de que
—La familia Romero no es tan pobre como para pedirte que dejes la casa sin dinero. —respondió Pedro. Frente al escepticismo de Bella, Pedro agregó con frialdad—: Haré que Miguel redacte un nuevo acuerdo para darte una compensación.—No es necesario —se negó Bella—, no me casé contigo por la riqueza de tu familia.Además, a ella no le faltaba dinero. Sin mencionar el hecho de que su abuelo le había dejado unas cuantas acciones que le permitirían ganar dinero por su propia cuenta. Si ella había insistido en casarse con él, era porque había sido tan idiota como para perseguir el amor. —Lo que quieras no tiene nada que ver conmigo —dijo Pedro con determinación—, pero, con el fin de defender nuestro honor, tenemos que redactar el acuerdo de divorcio de nuevo según lo que acabo de decir.Lo quería hacer así porque tenía miedo de que un día se rumoreara que él la había echado de casa sin compensación alguna, lo cual significaría una gran vergüenza. —Bien, tú decides —respondió Bella, al co
Este comentario le dio gracia a Bella, quien se preguntó cuándo le había mostrado piedad.Aquello le demostró que Pedro todavía no se fiaba de ella y opinaba que tomaría el divorcio como un método para arruinar su reputación.Divorciarse después de solo un año de matrimonio era algo ignominioso, así que ella no correría la voz.—Te garantizo que mantendré la boca cerrada, pero, si todavía estás preocupado, puedes añadir eso al acuerdo de divorcio.Al ver la sonrisa irónica de Bella, Pedro sintió repulsión, por lo que la instó:—¡Vamos, no pierdas el tiempo, firma ahora!Lo dijo eso como si ella estuviera perdiendo tiempo deliberadamente, sin embargo, Bella no quería discutir con él, por lo que tomó el bolígrafo y escribió su nombre sin dudarlo.—¡Es tu turno! —repuso Bella, mientras depositaba de malos modos el acuerdo y el bolígrafo delante de Pedro, quien se encontraba al otro lado de la mesa de té.Bella se mostró impaciente de que Pedro no hubiera firmado de antemano, haciéndola pe
Bella rio para sus adentros.En su vida anterior, había esperado durante ocho años, pero, al final, lo único que había recibido era un certificado de divorcio y la noticia de que él se había casado con Anna. Era imposible que él se enamorara de ella tan solo un mes.—Acabo de preguntarte que, si Pedro descubre tu bondad y se enamora de ti, ¿aún querrás divorciarte? —repitió Lucía.—Sí —respondió Bella, mientras asentía firmemente ante los esperanzados ojos de la anciana.Después de todo, sabía que aquello no iba a suceder. Ya no quería tener ni la más mínima relación con Pedro en su nueva vida. Ya había sufrido suficiente por amor. Lo único que quería en ese momento era alejarse de él y rehacer su vida.***Después de salir de la vieja mansión, Bella vio a Pedro sentado dentro del coche con el rostro frío y hosco. Ella era consciente de que él creía que todo aquello era una representación de Lucía y ella.Había planeado el divorcio por tanto tiempo, pero había fracasado, lo que convert
Al ver la llamada entrante, el rostro de Pedro se transformó levemente y recibió la llamada.—Pedro, la hora de la reunión en el Banco de Inversión Rentilla se aproxima, ¿cuándo podrás llegar?Como el coche estaba en silencio, Bella pudo oír claramente la suave voz de Anna al otro lado de la línea.Pedro, recientemente, había adquirido el Banco de Inversión Rentilla, con Anna como directora. Bella recordó que, en su vida anterior, debido a su excelente trabajo en Rentilla, Anna había obtenido el título de la empleada más competente. En ese momento Bella no se resignaba a ser inferior a ella, por lo que también había querido trabajar en el Grupo Romero para demostrar sus habilidades, pero Pedro solo se burló de ella.—¿Vienes a trabajar? ¿Sabes cómo sobrevivir en un lugar trabajo? ¿Sabes cuánto tiempo y esfuerzo dedicó Anna para obtener la aprobación de la junta?, ¿en serio crees que puedes conseguir lo mismo con unas pocas palabras grandilocuentes? Los antecedentes y recursos de Anna