En los ojos de Ian puedo ver perfectamente lo que cualquier mujer en mi estado le gustaría ver, fuerza, amor y comprensión. Qué lástima que no consiga calar en mi. Qué cruel es que el corazón tenga caprichos. Qué cruel es este destino que ata mi corazón al hombre que no debería. Un hombre que probablemente ahora esta besándose con lo que es la mujer de su vida ajeno a mi. Ajeno a esto. Ajeno al pequeño desliz con su secretaria. Me estoy hartando de mi misma. De esta actitud de lamerme las heridas. De culparme, de preguntarme y cuestionarme constantemente en qué demonios estaba pensando…O en dónde había quedado la mujer fuerte que solía ser. Me miro al espejo e intento sonreír como puedo ante el reflejo de un Ian observándome, me besa el cuello con dulzura. Llevo un vestido que probablemente cueste el sueldo de dos meses, diamantes y maquillaje decorando mi cuerpo que me hacían sentirme como la mujer más hermosa de la creación. Lo increíble de la situación es que ni todo el l
—Siento lo del beso pero no te pienso permitir que me faltes el respeto frente a mis invitados—suelta poco después.En sus ojos veo seriedad.Pocas veces lo había visto de esta manera y había algo de mi que sabía perfectamente que algo había cambiado en el carácter de Ian. Parecía un nuevo hombre. Parecía alguien distinto.Realmente parecía cabreado, ese pequeño gesto había alterado todo su humor.—¿Estás bien?—pregunta poco después.Intento sonreír.Pero me sale una mueca.—Será todo como tu quieras.Él asiente orgulloso, me toma las mejillas entre sus manos con delicadeza las acaricia.—Eres la mejor, esto funcionará solo si ambos queremos que funcione, toca hacer cambios y los haremos juntos—me explica—Te amo—añade con sinceridad. Ni siquiera se que responder a eso. No es algo que una pueda decir a la ligera.He hecho suficiente daño como para poder remediarlo pero al mismo tiempo siento que si esa frase sale de mis labios no podré continuar como si nada.Aunque se sobrentiende q
—Has estado callado todo el tiempo. —¿Qué querías que te dijera? —No se, pero no me gusta cuando estás callado. —Muy bien. Verla después de tanto tiempo era de por si una sensación demasiado fuerte, verla encima en brazos de otro hombre había sido la dosis completa. Nada más ni nada menos que el tonto e inútil de Ian Vermont. Podría haber lidiado con cualquier cosa excepto con un embarazo de ese inútil. Una cosa era verlos juntos y otra distinta es saber que habían ido más allá, habían hecho cosas que solo a mi me gustaban probar. Dios mío. ¿Y en qué demonios estaba pensando yo? Después de todo… Es su derecho. Ha decidido continuar con su vida. Ha decidido volver a empezar junto a un hombre que a pesar de todos sus multiples defectos la quiere y se lo ha demostrado. Que lucha constantemente con tal de verla feliz. Y que por encima de todas las cosas se ha quedado con ella cuando las cosas se han puesto feas, estoy seguro que en esa fiesta no estaban sus familiares ni siqui
—¿Has hecho lo que te he pedido?—pregunto sin poder esconder mi malhumor a uno de mis hombres de confianza.Justin asiente con seriedad.—Sí. No se preocupe, todo marcha según lo planeado. Ya están buscando nuevos inversores para evitar la fallida están en sus últimas, yo mismo me haré pasar por uno de ellos.No puedo evitar esbozar una sonrisa.—Buen trabajo.Él asiente con satisfacción.—¿Cómo lo has hecho?—pregunto.—Digamos que usted no es el único que tiene asuntos pendientes con los Remington—se encoge de hombros.Asiento sin darle más importancia.Lo único que me importaba era hacerles morder el polvo. Asegurarme de que nunca volvieran a ver la luz del día. Sobretodo ese cretino. No puedo evitar pensar en Adelaida, lo humillada que debió sentirse al ser maltratada por Damián Remington. Prometí que la vengaría. Haría que ese malnacido y la tonta inútil de su esposa paguen por haber dañado a la mujer de mi vida.Siempre he querido mantenerme lejos del mundo de mis padres porque
—Señorita Walsh tiene una visita—el mayordomo de Ian hace que deje el libro encima de la mesa.Lo miro con el ceño fruncido.Siempre he sido solitaria.Excepto mi hermana mis amistades nunca fueron demasiado bien y ahora que Violet me ha crucificado por lo de mamá y papá, ya no me queda nadie más.Tomo aire con fuerza.—¿Quién es?—Un hombre, dice ser el esposo de su hermana.Mi corazón se encoge en ese mismo instante.¿Hermana?(F L A S H B A C K)—No lo hagas—susurro yo con los ojos llorosos.Violet me mira con asco.—¿Hacer el qué?—pregunta.—No me abandones tu también.—Ya has escuchado a mamá, tu eres una auténtica zorra interesada que no pertenece a esta familia, ¿cómo has podido hacerlo?—pregunta ella sin poder evitar escupir practicamente sus palabras.Violet siendo tan transparente como siempre.Frunzo el ceño dolida sin entender.—¿Hacer el qué?—¡Deja ya el maldito teatro!—grita ella con rabia.—Pero…—No hay peros…¿Eres adulta ya, no?—pregunta con malicia.Mamá interrumpe
—No estás en posición de negociar.Lo miro a los ojos. —¿Qué insinúas?—Que deberías aceptar la jodida oferta—se encoge de hombros.—Liam.—Aparte de tu abogado soy tu mejor amigo, te lo digo en serio. Sino quieres acabar mucho peor deberíamos aceptar su oferta, dejar un nuevo socio que nos salve el culo de está.—Pero tu sabes que yo no tengo socios.—Ya…—bufa molesto, me mira de mala manera—Tal vez es hora de cambiar eso, de expandirse. Ese hombre tiene buenas intenciones contigo y con la empresa.Doy un golpe en la mesa, blanqueo los ojos y me desato la corbata.—¿En qué momento se han torcido tanto las cosas?—pregunto con frustración.Él frunce el ceño.—Te dije que tuvieras cuidado.—Ya lo sé, Liam. —¿Entonces?—No lo sé. Solo quiero salir de este aprieto estúpido en el que nos hemos metido.—El único que nos puedes sacar eres tú.—Lo sé. Lo sé—me vuelvo a llevar las manos a la cabeza, él me mira ahora con seriedad.—No digo esto para castigarte, Damián. Sabes que estamos en un
Todo estaba listo.Todo era mejor incluso de lo que podría haber deseado.Arreglos flores majestuosos, un carruaje de caballos blancos, fuentes de chocolate y postes con fotos de Ian y mías adornando el lugar. Cientos de personas influyentes pero ninguna cara conocida. Así sería mi boda.Observo de forma indiferente el escenario mientras sonrío a mi marido.Mi corazón ya no siente nada, ahora el que manda es mi cerebro. Haría cualquier cosa para mantenerme a salvo y lo he demostrado. Estoy jodidamente hermosa, lo sé perfectamente. Estoy a punto de alcanzar lo que cualquier mujer desearía pero la victoria se siente como una derrota. No debería sentirme tan miserable pero lo hago. No soy feliz.Algo me dice que me estaba condenando a más miseria yo solita. Este sentimiento amargo no se marcharía ni en un millón de años. La gente vitorea nuestros nombres incluso hay personas de la televisión transmitiendo el evento.Después de todo me había convertido en la esposa de Ian Vermont.
El chofer paró a cinco calles de mi antigua casa. Preferí que fuera de este modo, llegar en un coche así de caro en una zona como la mía era misión imposible, probablemente acabaría atracado antes que pudiera parpadear o intentar defenderse.La tristeza se había hecho conmigo.Cada uno de mis huesos tiritaba en busca del calor de mi familia. No podía seguir pretendiendo, nunca se me había dado muy bien.Sin mis padres no podía continuar sin más, los necesitaba.Me habían hecho daño pero cuando se quiere se hace daño, es más tóxico pensar que no. Pretender que las personas somos seres de luz. Esta nueva Addie estuvo condenada a morir desdel momento uno.Precisamente por eso he decidido ir a casa.Ian me dijo que tuviera cuidado, no le faltaba razón. Se que perfectamente no me recibirán con flores.Mis ojos se salieron de órbita al ver como un grupo de policias junto a un trajeado se habían hecho con la casa. Mis padres a su lado llorando. Me escondí como pude en uno de los arbusto