—Has estado callado todo el tiempo. —¿Qué querías que te dijera? —No se, pero no me gusta cuando estás callado. —Muy bien. Verla después de tanto tiempo era de por si una sensación demasiado fuerte, verla encima en brazos de otro hombre había sido la dosis completa. Nada más ni nada menos que el tonto e inútil de Ian Vermont. Podría haber lidiado con cualquier cosa excepto con un embarazo de ese inútil. Una cosa era verlos juntos y otra distinta es saber que habían ido más allá, habían hecho cosas que solo a mi me gustaban probar. Dios mío. ¿Y en qué demonios estaba pensando yo? Después de todo… Es su derecho. Ha decidido continuar con su vida. Ha decidido volver a empezar junto a un hombre que a pesar de todos sus multiples defectos la quiere y se lo ha demostrado. Que lucha constantemente con tal de verla feliz. Y que por encima de todas las cosas se ha quedado con ella cuando las cosas se han puesto feas, estoy seguro que en esa fiesta no estaban sus familiares ni siqui
—¿Has hecho lo que te he pedido?—pregunto sin poder esconder mi malhumor a uno de mis hombres de confianza.Justin asiente con seriedad.—Sí. No se preocupe, todo marcha según lo planeado. Ya están buscando nuevos inversores para evitar la fallida están en sus últimas, yo mismo me haré pasar por uno de ellos.No puedo evitar esbozar una sonrisa.—Buen trabajo.Él asiente con satisfacción.—¿Cómo lo has hecho?—pregunto.—Digamos que usted no es el único que tiene asuntos pendientes con los Remington—se encoge de hombros.Asiento sin darle más importancia.Lo único que me importaba era hacerles morder el polvo. Asegurarme de que nunca volvieran a ver la luz del día. Sobretodo ese cretino. No puedo evitar pensar en Adelaida, lo humillada que debió sentirse al ser maltratada por Damián Remington. Prometí que la vengaría. Haría que ese malnacido y la tonta inútil de su esposa paguen por haber dañado a la mujer de mi vida.Siempre he querido mantenerme lejos del mundo de mis padres porque
—Señorita Walsh tiene una visita—el mayordomo de Ian hace que deje el libro encima de la mesa.Lo miro con el ceño fruncido.Siempre he sido solitaria.Excepto mi hermana mis amistades nunca fueron demasiado bien y ahora que Violet me ha crucificado por lo de mamá y papá, ya no me queda nadie más.Tomo aire con fuerza.—¿Quién es?—Un hombre, dice ser el esposo de su hermana.Mi corazón se encoge en ese mismo instante.¿Hermana?(F L A S H B A C K)—No lo hagas—susurro yo con los ojos llorosos.Violet me mira con asco.—¿Hacer el qué?—pregunta.—No me abandones tu también.—Ya has escuchado a mamá, tu eres una auténtica zorra interesada que no pertenece a esta familia, ¿cómo has podido hacerlo?—pregunta ella sin poder evitar escupir practicamente sus palabras.Violet siendo tan transparente como siempre.Frunzo el ceño dolida sin entender.—¿Hacer el qué?—¡Deja ya el maldito teatro!—grita ella con rabia.—Pero…—No hay peros…¿Eres adulta ya, no?—pregunta con malicia.Mamá interrumpe
—No estás en posición de negociar.Lo miro a los ojos. —¿Qué insinúas?—Que deberías aceptar la jodida oferta—se encoge de hombros.—Liam.—Aparte de tu abogado soy tu mejor amigo, te lo digo en serio. Sino quieres acabar mucho peor deberíamos aceptar su oferta, dejar un nuevo socio que nos salve el culo de está.—Pero tu sabes que yo no tengo socios.—Ya…—bufa molesto, me mira de mala manera—Tal vez es hora de cambiar eso, de expandirse. Ese hombre tiene buenas intenciones contigo y con la empresa.Doy un golpe en la mesa, blanqueo los ojos y me desato la corbata.—¿En qué momento se han torcido tanto las cosas?—pregunto con frustración.Él frunce el ceño.—Te dije que tuvieras cuidado.—Ya lo sé, Liam. —¿Entonces?—No lo sé. Solo quiero salir de este aprieto estúpido en el que nos hemos metido.—El único que nos puedes sacar eres tú.—Lo sé. Lo sé—me vuelvo a llevar las manos a la cabeza, él me mira ahora con seriedad.—No digo esto para castigarte, Damián. Sabes que estamos en un
Todo estaba listo.Todo era mejor incluso de lo que podría haber deseado.Arreglos flores majestuosos, un carruaje de caballos blancos, fuentes de chocolate y postes con fotos de Ian y mías adornando el lugar. Cientos de personas influyentes pero ninguna cara conocida. Así sería mi boda.Observo de forma indiferente el escenario mientras sonrío a mi marido.Mi corazón ya no siente nada, ahora el que manda es mi cerebro. Haría cualquier cosa para mantenerme a salvo y lo he demostrado. Estoy jodidamente hermosa, lo sé perfectamente. Estoy a punto de alcanzar lo que cualquier mujer desearía pero la victoria se siente como una derrota. No debería sentirme tan miserable pero lo hago. No soy feliz.Algo me dice que me estaba condenando a más miseria yo solita. Este sentimiento amargo no se marcharía ni en un millón de años. La gente vitorea nuestros nombres incluso hay personas de la televisión transmitiendo el evento.Después de todo me había convertido en la esposa de Ian Vermont.
El chofer paró a cinco calles de mi antigua casa. Preferí que fuera de este modo, llegar en un coche así de caro en una zona como la mía era misión imposible, probablemente acabaría atracado antes que pudiera parpadear o intentar defenderse.La tristeza se había hecho conmigo.Cada uno de mis huesos tiritaba en busca del calor de mi familia. No podía seguir pretendiendo, nunca se me había dado muy bien.Sin mis padres no podía continuar sin más, los necesitaba.Me habían hecho daño pero cuando se quiere se hace daño, es más tóxico pensar que no. Pretender que las personas somos seres de luz. Esta nueva Addie estuvo condenada a morir desdel momento uno.Precisamente por eso he decidido ir a casa.Ian me dijo que tuviera cuidado, no le faltaba razón. Se que perfectamente no me recibirán con flores.Mis ojos se salieron de órbita al ver como un grupo de policias junto a un trajeado se habían hecho con la casa. Mis padres a su lado llorando. Me escondí como pude en uno de los arbusto
Me estremecí cuando el aire frío de la noche me golpeó. Podría haber llamado al chofer pero decidí que no volvería a hablar con nadie. Necesitaba despejarme. Parecía que estaba a punto de llover. Fuertemente. Me abroché la blusa y comencé a caminar. Era bastante pacífico y oscuro, comencé a perderme en mis propios pensamientos.Había alrededor de 4 hombres borrachos caminando en mi dirección. Eran altos y de complexión fuerte, sus risas eran fuertes y sus voces profundas. Mantuve mis manos en mis bolsillos por el frío. Un escalofrío me recorrió la espalda cuando el grande me notó. Siguió mirando. Y no como si acabara de ver la cosa más preciosa del mundo, sino como un león en su presa.Todavía seguí caminando, quiero decir, vamos, no harán nada. Mantuve mi mirada y cuando traté de pasar junto a ellos, no se movieron. Éramos solo ellos y yo, no había nadie más alrededor. Me sentí ansiosa.—Maldita chica, te ves muy sexy—, señaló uno de ellos.—¿Por qué no te lo quitas?— Dijo el gran
Una cama tamaño demasiado cómoda fue lo primero que sentí al despertar.Lo primero que vi fue el techo, era de un blanco brillante y había un gran candelabro de cristal.Fue hermoso.Pero luego vino el dolor de cabeza. Y todo volvió a mí, los hombres, la carrera, Damián, la pelea.Miré alrededor.Yo estaba en un ático enorme. Las ventanas eran grandes y la vista era increíble incluso desde la cama. Pude ver que el sol no se había elevado por completo sobre el horizonte, lo que significaba que era bastante temprano. Había muebles caros y 2 puertas: una que decía baño y la otra probablemente hacia otra habitación. Me puse de pie. Caminé hacia la ventana y miré hacia abajo. Esto fue al menos en el piso 60.Noté que no tenía la blusa puesta. Tenía una camiseta negra ajustada con mangas largas y mis mallas negras. Mi cabello estaba suelto.El sol finalmente comenzó a salir.El amanecer fue impresionante.Los colores cambiaron de rosa a púrpura a naranja a azul a amarillo.Oh mierda.Escu