—¿Qué has hecho qué?—la voz de mi hermana hace que me averguence una vez más de mis actos.—Acostarme con Ian para hacerle creer que el bebé es suyo—suelto, mis mejillas arden.—Adelaida…—Violet.—¡Adelaida!—grita ella de mala manera ante mi gesto.—Ya se que soy una m****a de persona.—Ahá.—¿Ahá?—pregunto.—Sí.—¿Y qué se supone que debo hacer?—pregunto.Miro a mi barriga.—La única opción es abortarlo—afirmo seca.—Adelaida.—Sí.—Addie.—No, no dejame.—¿Abortar el qué?—la voz de mi madre hace que mi corazón se detenga.—Addie quiere abortar su sueño fallido—afirma Violet.—Me quiero ir. Me voy a casar con Ian sin boda y sin nada. Después de todo él puede mantenerme sin siquiera tener que trabajar—afirmo.Mi madre no duda en darme una hostia.Violet me mira igual de sorprendida que yo.—Yo no he criado a una zorra.—Pero mamá…Mi madre me fulmina con la mirada. Se podía apreciar por sus gestos que no le hacia mucha gracia el comentario. No eran los valores que me habían inclulcad
Es tarde en un viernes por la noche. Llegas a casa y cuando cruzas la puerta, te das cuenta de que hay comida esperándote, algunas velas en la mesa, vino servido, luces tenues y yo estoy sentado esperándote. Tu rostro se ve sorprendido, pero en el buen sentido de que este hermoso escenario te está esperando. Te sientas y disfrutamos de la comida, el vino, la compañía de los demás. Realmente alegró tu día y creó el estado de ánimo. Veo que me miras desde el otro lado de la mesa. Eres grande, hermosos ojos y esa dulce sonrisa. Me pongo de pie y te digo que tengo una sorpresa para ti. Tu rostro se ilumina y sonríes. Me acerco y tomo tu mano, guiándote hacia el dormitorio. Todavía sonriendo ante la maravilla de lo que sigue, abro la puerta. Te llevo y te digo que es hora de hacer que tu noche sea aún más agradable. Ves algún material sobre la cama, me miras como preguntando para qué sirven. Solo sonrío y te digo que te cubras los ojos y no te preocupes. Me quito la ropa y poco a poco e
—¿Señorita Walsh?—pregunta. Mi corazón se detiene. Asiento con seriedad mientras la anciana me mira de reojo, me despido con la mano. Tomo aire con fuerza mientras camino hacia la enfermera. Hoy era el momento. He cometido muchos errores. Supongo que este es el primer acierto. Mi móvil vibra, el nombre de Violet aparece pero no me detengo. He intentado hacer que un hombre inocente pague por mis errores, no me ha salido bien la jugada. No quiero saber nada. No quiero saber nada de nada. Solo quiero volver a empezar. Me siento sucia y perdida en dosis iguales. (***) —¿Qué haces aquí Ian?—pregunto sobresaltada. —Llevarte lejos de aquí—afirma. En sus ojos puedo ver la determinación, eso no hace más que hacerme sentir mucho más culpable de lo que de por si ya me sentía. No creo poder hacer nada por cambiar lo que ya estaba escrito. La doctora me mira de mala manera. —Esto no es un juego. Nos regaña. —Yo soy el padre. En el fondo se perfectamente que él había soñado muc
En los ojos de Ian puedo ver perfectamente lo que cualquier mujer en mi estado le gustaría ver, fuerza, amor y comprensión. Qué lástima que no consiga calar en mi. Qué cruel es que el corazón tenga caprichos. Qué cruel es este destino que ata mi corazón al hombre que no debería. Un hombre que probablemente ahora esta besándose con lo que es la mujer de su vida ajeno a mi. Ajeno a esto. Ajeno al pequeño desliz con su secretaria. Me estoy hartando de mi misma. De esta actitud de lamerme las heridas. De culparme, de preguntarme y cuestionarme constantemente en qué demonios estaba pensando…O en dónde había quedado la mujer fuerte que solía ser. Me miro al espejo e intento sonreír como puedo ante el reflejo de un Ian observándome, me besa el cuello con dulzura. Llevo un vestido que probablemente cueste el sueldo de dos meses, diamantes y maquillaje decorando mi cuerpo que me hacían sentirme como la mujer más hermosa de la creación. Lo increíble de la situación es que ni todo el l
—Siento lo del beso pero no te pienso permitir que me faltes el respeto frente a mis invitados—suelta poco después.En sus ojos veo seriedad.Pocas veces lo había visto de esta manera y había algo de mi que sabía perfectamente que algo había cambiado en el carácter de Ian. Parecía un nuevo hombre. Parecía alguien distinto.Realmente parecía cabreado, ese pequeño gesto había alterado todo su humor.—¿Estás bien?—pregunta poco después.Intento sonreír.Pero me sale una mueca.—Será todo como tu quieras.Él asiente orgulloso, me toma las mejillas entre sus manos con delicadeza las acaricia.—Eres la mejor, esto funcionará solo si ambos queremos que funcione, toca hacer cambios y los haremos juntos—me explica—Te amo—añade con sinceridad. Ni siquiera se que responder a eso. No es algo que una pueda decir a la ligera.He hecho suficiente daño como para poder remediarlo pero al mismo tiempo siento que si esa frase sale de mis labios no podré continuar como si nada.Aunque se sobrentiende q
—Has estado callado todo el tiempo. —¿Qué querías que te dijera? —No se, pero no me gusta cuando estás callado. —Muy bien. Verla después de tanto tiempo era de por si una sensación demasiado fuerte, verla encima en brazos de otro hombre había sido la dosis completa. Nada más ni nada menos que el tonto e inútil de Ian Vermont. Podría haber lidiado con cualquier cosa excepto con un embarazo de ese inútil. Una cosa era verlos juntos y otra distinta es saber que habían ido más allá, habían hecho cosas que solo a mi me gustaban probar. Dios mío. ¿Y en qué demonios estaba pensando yo? Después de todo… Es su derecho. Ha decidido continuar con su vida. Ha decidido volver a empezar junto a un hombre que a pesar de todos sus multiples defectos la quiere y se lo ha demostrado. Que lucha constantemente con tal de verla feliz. Y que por encima de todas las cosas se ha quedado con ella cuando las cosas se han puesto feas, estoy seguro que en esa fiesta no estaban sus familiares ni siqui
—¿Has hecho lo que te he pedido?—pregunto sin poder esconder mi malhumor a uno de mis hombres de confianza.Justin asiente con seriedad.—Sí. No se preocupe, todo marcha según lo planeado. Ya están buscando nuevos inversores para evitar la fallida están en sus últimas, yo mismo me haré pasar por uno de ellos.No puedo evitar esbozar una sonrisa.—Buen trabajo.Él asiente con satisfacción.—¿Cómo lo has hecho?—pregunto.—Digamos que usted no es el único que tiene asuntos pendientes con los Remington—se encoge de hombros.Asiento sin darle más importancia.Lo único que me importaba era hacerles morder el polvo. Asegurarme de que nunca volvieran a ver la luz del día. Sobretodo ese cretino. No puedo evitar pensar en Adelaida, lo humillada que debió sentirse al ser maltratada por Damián Remington. Prometí que la vengaría. Haría que ese malnacido y la tonta inútil de su esposa paguen por haber dañado a la mujer de mi vida.Siempre he querido mantenerme lejos del mundo de mis padres porque
—Señorita Walsh tiene una visita—el mayordomo de Ian hace que deje el libro encima de la mesa.Lo miro con el ceño fruncido.Siempre he sido solitaria.Excepto mi hermana mis amistades nunca fueron demasiado bien y ahora que Violet me ha crucificado por lo de mamá y papá, ya no me queda nadie más.Tomo aire con fuerza.—¿Quién es?—Un hombre, dice ser el esposo de su hermana.Mi corazón se encoge en ese mismo instante.¿Hermana?(F L A S H B A C K)—No lo hagas—susurro yo con los ojos llorosos.Violet me mira con asco.—¿Hacer el qué?—pregunta.—No me abandones tu también.—Ya has escuchado a mamá, tu eres una auténtica zorra interesada que no pertenece a esta familia, ¿cómo has podido hacerlo?—pregunta ella sin poder evitar escupir practicamente sus palabras.Violet siendo tan transparente como siempre.Frunzo el ceño dolida sin entender.—¿Hacer el qué?—¡Deja ya el maldito teatro!—grita ella con rabia.—Pero…—No hay peros…¿Eres adulta ya, no?—pregunta con malicia.Mamá interrumpe