—¡Qué está pasando!—la voz de Clare Remington hace que mi corazón empieza a latir con fuerza.
Corro de forma disimulada a la puerta, no debería pero la curiosidad hace que acaba haciéndolo. Hay una vocecita dentro de mi que sufre y al mismo tiempo celebra la idea de que haya descubierto mi desliz con su marido y no se como sentirme al respecto.Lo que si estaba claro es que probablemente yo estaba metida la discusión de forma directa o indirecta.—No grites, Clare—la voz de Damián suena autoritaria y fría como siempre. Ni siquiera con su mujer gritándole se alteraba, era un tímpano de hielo que poco sentimiento podría llegar a sentir.—Creía que habías parado con tu manía…—esta vez la voz de Clare sonó rota, como si se hubiera derrumbado algo en ella, su voz suena através de sollozos roto—Asi que Clare no puede tener hijos—suelta Violet incrédula mientras se lleva un trozo de pasta a la boca.—Aha.—Dios.—Sí, la pobre tolera todo este circo con tal de que Damián no se vaya. Él le dice que tampoco quiere, ¿y cómo no? Con lo egoísta que es, ser padre no es algo que este entre sus aspiraciones. Es un hombre más de flor en flor, de hecho que este casado ya es milagro.Violet niega con seriedad.—Sal de ahí, está gente hace cualquier cosa por el dinero. No tenemos nada en común con ellos. Nosotros somos gente decente—afirma, poco después Ian y su marido vuelven a la mesa, habían ido a separar a los niños de una pelea del barrio. Al final los habían dejado jugando, después de hacer las paces no querían siquiera cenar.Me recordaban a mi infancia.Joe como siempre hab
—Hola.—No esperaba verte aquí, he reproducido tu vídeo y ya me iba a ir a dormir contento—sonrió Damián, se froto poco después su desnudo pecho, tan solo llevaba calzoncillos.Asiento sin ganas e intento sonreír a pesar de querer matarlo.Situaciones desesperadas, soluciones desesperadas.—¿Puedo pasar?—Eso ni siquiera se pregunta—suelta él comiéndome con la mirada.Tomo mi abrigo con precaución, él me mira cansado, poco después desabrocho la cremallera hasta a bajo mostrandole que había obedecido a su orden.Damián sonríe de lado a lado como pocas veces lo hacía. En el fondo siendo fiel a la verdad era algo digno que ver, era atractivo y él lo sabía bien.Finalmente como es de esperarse intenta acercarse a mi para ejecutar la película marrana que ya se hab&
Lo miro con el corazón a cien.—¿Y qué quieres que haga?—pregunto.—Que le des amor con esa boquita insolente que tienes—se encoge de hombros.—Haz la llamada primero y luego veremos el amor—suelto sin poder evitar la preocupación en mi rostro.Él ya perdiendo la paciencia se levanta poco después, se lleva una mano a su pelo y me mira de mala manera.—Asi no hay quien folle con su puta tranquilo—declara—Ahora hago la llamada y luego marchate—añade.Lo miro sin poder esconder mi sorpresa, él toma su teléfono de mala manera y camina hacia la habitación de arriba.—Pensaba dormir aquí—susurro yo.—Bueno pues tienes el sofá calentito—responde sin esconder su malhumor, al parecer me había escuchado.Tomo aire con fuerza y no puedo evitar sonreír victoriosa, hab&iac
El amanecer estaba a punto de nacer asi que decidí subir a su habitación, en la habitación donde habíamos pecado tantas veces.—Damián.—Mhmmm—gime con molestia sin hablar, se gira dejándome ver su esculpida espalda y suelta un —Shhhh…Decido subirme a la cama y meterme, tomo su brazo y lo coloco en mi cintura para reconfortarme. Cierro los ojos poco después, segundos más tardes noto un bulto en mi culo y Damián besándome el hombro, su mano en mi cintura pasa a amasar a mis pechos.—Buenos días—sonríe.—Buenos días—susurro yo de vuelta.—¿Confías en mí?—¿Qué vas a hacer?— pregunto yo con miedo.—¿Confías en mí?—insistió.Con un suspiro—Sí.—Cierra tus ojos.Obedec&iacu
Su boca comenzó un lento viaje por su cuerpo. Cuando sus labios alcanzaron la parte superior de mi pecho, arqueé la espalda y me acurruqué en la esquina de la cama.Mientras plantaba suaves y húmedos besos en mi pecho hacia esos deliciosos pezones, su mano izquierda se deslizó por mi cuerpo. Sobre el suave montículo de mis pechos. Más allá de mi estómago y más allá de la curvatura de mi cadera, a lo largo de la parte externa de mi pierna hasta justo por encima de la rodilla.Sonrió para sí mismo al recordar su deseo anterior.—Supongo que nunca voy a saciarme de ti pequeña Addie.Volví a arquear la espalda cuando su cálida boca se acercó a mi pezón. Bromeando, juguetonamente, rodeó uno y luego el otro. Sus manos fueron a la parte posterior de su cabeza, acercándolo más a mi mientras un pequeño gemido escapa de mis labios.—¡Por favor!— susurro, quizás más para mi que para él.Su mano estaba ahora acariciando el interior de mi muslo, acercándose cada vez más a
Lentamente, pasó la lengua por uno de mis labios y subió por el otro. Saboreando mi interior, lamió los jugos de mis labios. Suavemente, separó mis labios con la lengua, deslizándose entre ellos, profundizando gradualmente a medida que avanzaba. Una vez en el fondo, dio un golpecito en mi culo con la punta de la lengua y luego lo pasó de nuevo por mi raja, incluso más profundo que antes.Entonces, de repente, su boca caliente estaba cubriendo mi clítoris mientras yo solo puedo arquear la espalda y gritar.—¡Sí! Ni se te ocurra parar.Su lengua rodeó lentamente mi clítoris, con firmeza pero sin mucha presión. Su mano izquierda se deslizó lentamente por mi cuerpo mientras la derecha continuaba acariciando y jugando con un seno y luego con el otro. Sus caderas comenzaron a balancearse lentamente mientras se ponía al ritmo de sus movimientos.Su mano comenzó a acariciar mi muslo mientras aumentaba la presión de su lengua rodeando mi clítoris. Lo único que puedo hacer e
Han pasado semanas y lo único que he visto del gran Damián Remington ha sido su presencia en los telediarios, en todo el estado se había hecho eco de la gran noticia, Clare, la hermosa esposa decente, estaba embarazada.En el fondo agradezco que las cosas se hayan dado asi.Era como deberían haber sido desde un principio.Yo encerrada en este despacho trabajando, intercambiando mails, gestionando las citas para cancelarlas o hacer de intermediaria por mi jefe, haciendo mi tarea fundamental, por la que había sido contratada por un principio mientras mi jefe, déspota, engreído, se ocupa de su vida personal para luego llevarse los méritos. Méritos que a mi no me importaban con tal de tener un plato caliente cada noche en mi mesa.Asi es como deberían de haberse mantenido las cosas pero no había sido asi, y el nudo que siento en el estomago cuando los veo juntos lo demuestra.No se si son las nauseas que han ido acompañando cada entrevista de ellos dos o mi malestar
—Addie…—Calla, Damián. No nos mintamos. Se el mismo de siempre y cumple con tu contrato, obedece a tus clausulas, finaliza este infierno, ahora que nadie saldrá perjudicado—a medida que suelto mis palabras empiezo notar dos capas de agua rodear mis ojos, siento que en cualquier momento iban a derramarse lagrimas y lo último que quiero es darle esa victoria no cuando se perfectamente que este es uno de sus truquitos para mantenerme bajo sus dominios.—Tienes razón.Su afirmación es la puñalada que necesito.—Quedas libre, te enviaré una carta de recomendación y haré que te contacten de manera discreta para que nadie pueda oler mi conexión, espero que te vaya bi—lo interrumpo.—No te preocupes—suelto cuando las lagrimas ya han salido, intento mantenerlas a raya pero es imposible, agradecía que fuera por teléfono—Hast