—Pequeña Addie—susurra con la voz entrecortada.
—Déjame en paz, por favor.Mis palabras suenan como dagas en mi garganta.—Sabes que no quieres…—vuelve a gemir prácticamente en voz ronca, sabe perfectamente cuál es mi punto débil.—¿Cómo sabes lo que quiero?—Porque te conozco.—No.Él arquea ambas cejas desesperado.—Por el amor de dios, te conozco lo suficiente como para saber que acabaremos follando como dos animales salvajes…—Shhh—siseó yo llevándome mi mano a su boca.—Prueba de ello es que estás con la ropa interior que te he comprado en tu apartamento de zorrita…Abro los ojos con incredulidad mientras escucho a mamá sacudirme.—Cariño—suelta.Abro los ojos de par en par.—Cariño—repito frustrad—Quiero dejar esto.—Señorita Walsh—susurra sorprendido quitándose las gafas, le daban un aire intelectual, me abstengo a seguir mirándolo porque se que podría pasarme segundos y segundos y francamente empezaba a odiar eso—La iba a llamar esta noche para que…—Ni te atrevas—declaro yo tajante cuando veo sus intenciones de acercarse a mi.Él frunce los labios, finalmente me mira con seriedad y vuelve a tomar asiento.—¿Qué te pasa?—pregunta con malhumor.—Soy el hazmerreír de esta oficina y tu p**a…—hago una pausa sonriendo de forma amarga—¿Hay algo peor que esto? ¿Espera?…¿Algún problema más que me olvide?—añado.Él suspira, toma aire y se pasa una mano por la cara.—Ya hemos hablado de esto.—Me da igual.—¿Te da igual?—Sí.—Está bien.—¿Está bien?—repito yo sin entender su respuesta.—Diga lo que diga estás en ese modo…—¿Qué modo?—Ya sabes, ese modo en el que haces lo que te place.—Ere-—Guapo, r
—Tu no te vas sin que yo te lo diga—suelta.Lo miro negando con la cabeza mientras lo insulto de todas las maneras que se me ocurren.Él blanquea los ojos con cansancio.—No entiendo lo que dices, vocaliza.Finalmente me quita la venda de la boca.—¿Qué dices?—pregunta de nuevo con cara de pocos amigos.—Que eres un cerdo—suelto.—¿Solo?—Un egocéntrico, pervertido, maníaco…Enfermo—hago una pausa tomando aire.—¿Ya estás?—Imbécil, engreído, superficial, mentiroso, manipulador, asqueroso—añado del tirón.—Cierto, bueno…¿Por dónde íbamos?—finge un suspiro como si de verdad estuviera afectado.—Patán, sociopata, egoísta, maleducad-—Suficiente, Addie.—No. No es suficiente. Suficiente era que lo hubiéramos dejado aquí pero tu no, no puedes tolerar que alguien escape de tus garras sin haber terminado tu trabajo conmigo—suelto con malhumor escupiendo cada una de mis palabras.Él se acerca a milímetros de mi rostro, s
Saca su hombría e inmediatamente me doy la vuelta y lo llevo a mi boca para probar lo que se sentía al ser uno. Me lleva al sofá y me siento a horcajadas sobre sus caderas y empiezo a frotarme encima de él arriba y abajo sobre su erección hasta que finalmente desatando mis demonios y mis últimos reparos la tomo en mi mano y la guío suavemente hacia mi cavidad.Empiezo a cabalgar arriba y abajo sobre su erección firme y tira hacia abajo mi sujetador y toma un pezón en su boca y lo saborea, luego el otro. Dulce tortura. Se siente tan bien pero debo pararlo, me digo. Para mi buena o mala suerte mi cuerpo ni siquiera hace un esfuerzo en obedecerme. Mordisquea suavemente uno y yo gimo ya en voz alta desatada.Me recoge en brazos, todavía enterrado profundamente en mi, y nos damos la vuelta, pooc después me acuesta en el sofá de la habitación. Ni siquiera me había dado cuent
Lo primero que hice fue ducharme, froté mi cuerpo con mis manos intentando limpiar la suciedad que sentía. Aun sabiendo que la suciedad que amenazaba mi paz no se iría ni con mil litros de agua ni con mil jabones distintos. Mi problema era otro. Había sido un error siquiera el hecho de encararlo. También había sido un error ignorar el poder de influencia que él tiene sobre mi.Me envolví en una toalla finalmente desechando la idea de que estar en medio del agua fuera a calmar, ahora el silencio era mi enemigo mortal, porque mis voces aprovechan para gritarme todo lo que callan cuando están en los brazos de Damián.Qué tonta y que sobrevalorada me tenía a mi y a mi fuerza de voluntad.Unas simples palabras por su parte y volvía a su merced.Unas simples palabras y volvía a caer en su jodida trampa, en su jodida red como si no hubiera pasado nada entr
Los ojos grises de Violet perforaron prácticamente todo mi ser, me hicieron sentir como la miserable que era. Lo único que hizo fue darme una bofetada con las mejillas rojas por la rabia del momento.Por suerte la cafetería no estaba muy llena y las dependientas estaban ocupadas con distintas tareas como para fijarse en lo que estábamos haciendo.—¿Cómo has podido?—pregunta.—Ya te he dicho que no se—suelto cabizbaja sin poder mirarla a los ojos.Ella me obliga a mirarla, sus ojos afilados cambian de expresión, tanto que ahora me miran apenados.—Joder, Adelaida, sabes que odio al incompetente de Ian pero una cosa es esa y otra muy distint-—Es que le haga los cuernos con un hombre casado que a la vez es mi jefe—respondo por ella con malhumor.Ella se aleja volviendo a su asiento.Mira hacia un lado y luego a otro desconcertada.—No se q
—¡Qué está pasando!—la voz de Clare Remington hace que mi corazón empieza a latir con fuerza.Corro de forma disimulada a la puerta, no debería pero la curiosidad hace que acaba haciéndolo.Hay una vocecita dentro de mi que sufre y al mismo tiempo celebra la idea de que haya descubierto mi desliz con su marido y no se como sentirme al respecto.Lo que si estaba claro es que probablemente yo estaba metida la discusión de forma directa o indirecta.—No grites, Clare—la voz de Damián suena autoritaria y fría como siempre. Ni siquiera con su mujer gritándole se alteraba, era un tímpano de hielo que poco sentimiento podría llegar a sentir.—Creía que habías parado con tu manía…—esta vez la voz de Clare sonó rota, como si se hubiera derrumbado algo en ella, su voz suena através de sollozos roto
—Asi que Clare no puede tener hijos—suelta Violet incrédula mientras se lleva un trozo de pasta a la boca.—Aha.—Dios.—Sí, la pobre tolera todo este circo con tal de que Damián no se vaya. Él le dice que tampoco quiere, ¿y cómo no? Con lo egoísta que es, ser padre no es algo que este entre sus aspiraciones. Es un hombre más de flor en flor, de hecho que este casado ya es milagro.Violet niega con seriedad.—Sal de ahí, está gente hace cualquier cosa por el dinero. No tenemos nada en común con ellos. Nosotros somos gente decente—afirma, poco después Ian y su marido vuelven a la mesa, habían ido a separar a los niños de una pelea del barrio. Al final los habían dejado jugando, después de hacer las paces no querían siquiera cenar.Me recordaban a mi infancia.Joe como siempre hab
—Hola.—No esperaba verte aquí, he reproducido tu vídeo y ya me iba a ir a dormir contento—sonrió Damián, se froto poco después su desnudo pecho, tan solo llevaba calzoncillos.Asiento sin ganas e intento sonreír a pesar de querer matarlo.Situaciones desesperadas, soluciones desesperadas.—¿Puedo pasar?—Eso ni siquiera se pregunta—suelta él comiéndome con la mirada.Tomo mi abrigo con precaución, él me mira cansado, poco después desabrocho la cremallera hasta a bajo mostrandole que había obedecido a su orden.Damián sonríe de lado a lado como pocas veces lo hacía. En el fondo siendo fiel a la verdad era algo digno que ver, era atractivo y él lo sabía bien.Finalmente como es de esperarse intenta acercarse a mi para ejecutar la película marrana que ya se hab&