—Is in ginii mi fitiri ispisi—se burla de mala manera después de aparcar y empezar a caminar hacia nuestro picadero.
Antes que pueda siquiera dar un paso más hacia el salón, me estampa contra la pared. Su erección es penetrante en mi culo.—Su querida esposa va a ser follada por mi.—Futura.Recalco en un intento de apagar mi consciencia.Él se ríe sin ganas.—Quítate las bragas y colócalas en el cajón.Se separa de mi.Su mensaje de mando envia de forma inmediata un hormigueo a mi coño.Obedezco como siempre.¿Por qué diablos estaba haciendo esto?Podría estar con Ian en la casa de la cabaña, en el lago desconectando. En cambio aquí voy a ser follada como una puta sin reparos.Nunca he hecho algo como esto antes, ni siquiera he pensado en hacer algo como esto. Pero lo estoy haciendo.E—¿Ya has terminado?—pregunta Ian al lado de la otra línea.—¿Perdón?—pregunto como estúpida.—Que si has terminado.—Sí.—¿Sí?—susurra con diversión Damián acercándose a mi.—Sí—repito mirando de mala manera a Damián y sus intenciones de seguir jugando—Si, si, en media hora llego a mi casa tal como hemos quedado—aclaro.—Bien—responde Ian.—Bien—suelto.—¿Te vas?—pregunta Damián cuando aparto el teléfono.—No me gusta hacer esto. Amo a Ian…—las palabras salen espontaneas.Él cierra los ojos, se aparta, coloca sus manos en el rostro y toma aire.(***)La casa de mis padres ha sido el sitio donde he crecido. Es el sitio donde mi hermano Joe y mi hermana Violet, los má
El clima era perfecto.Ian era perfecto.El lago era perfecto.Cualquiera que nos viera podría decir que estabamos hechos para estar juntos.Él pescando y yo en la orilla junto a él animandolo a que pescara más y más como si no hubiera un mañana, el sol nos alumbró queriendo hacernos compañía.Observarlo celebrar conmigo sus hazañas hizo que la poca decencia que había en mi se esfumara, mi integridad moral era historia ya y todo por habersela vendido a un hombre como Damián, engreído, egoísta y cruelmente perverso. Nada que ver con el gentil hombre que hay en frente mío, que sonríe, que grita, abraza y siente de una manera en la que cualquier mujer desearía poder formar parte de su vida.Qué tonta he sido.Nada de lo que pudiera ofrecerme Damián podría compararse a lo que Ian me proporcionaba con solo una
—¿Qué demonios haces aquí?—pregunto de mala manera.Damián mira hacia ambos lados y blanquea los ojos finalmente con desgana cambiando su expresión jovial a una mucho menos simpática y agradable.Arruga sus labios con indiferencia, encoge sus hombros con poca paciencia.—Primero que todo ha sido idea de Clare, le he contado sobre tu prometido—suelta.Lo miro sin poder esconder mi sorpresa.—Creía que buscabas discreción—respondo.—Y yo, señorita Walsh—hace una pausa con seriedad, se rasca la garganta con molestia—Pero las cosas se han dado asi.Arrugo la frente de mala manera mientras él sonríe de par en par.—¿Por qué sonríes?—Porque me excita cuando estás cabreada.Parpadeo un par de veces.—Deja tu maldito juego, literalmente estan a unos metros
—Asi que ya os conocíais….—intento romper el silencio al que Clare Remington nos había sometido.—Sí—sonríe Ian.—No—frunce el ceño Clare.—Somos amigos de la infancia—aclara ella poco después con malestar.—Sí, nuestros padres muchas veces nos obligaron a salir juntos con la fantasía de que en algún momento llegará a surgir el amor entre nosotros—suelta Ian mientras coloca su mano detrás de mi espalda.—¿Y surgió?—preguntó arqueando una ceja Damián mirando hacia la rubia.Esta le sonríe sin ganas.—¿Tu que crees?—inquirió ella mostrando el anillo de su mano.—Ni que lo digas—suelta Ian con diversión—De la que me libré amigo—añade mirando a Damián de reojo.Yo muevo mi
—Tengo alcohol y muchas ganas de pasarlo bien—suelta Ian con una sonrisa.—Como los viejos tiempos—suelta Clare con una sonrisa burlona.Ian asiente con una sonrisa mostrando los chupitos que había preparado ya para la ocasión, arqueo una ceja sorprendida.—No sabía que me había prometido con un barman.—Hay tantas cosas de mi que no sabes—me guiña un ojo.No puedo evitar sonreír como una boba.Damián carraspea y Clare aplaude con emoción, parecía otra. Los efectos de Damián Remington sobre las mujeres, supongo.—Juguemos a el más probable—señala ella finalmente sentandose en el regazo de su marido.Damián frunce el ceño e Ian se excita igual que ella.—Sí es muy divertido—declara él con seriedad—Todos nos sentamos en circulo y uno de nosotros hace una
Ha sido un placer, espero que volvamos a repetirlo—sonríe Ian estrechando a Damián en un efusivo abrazo.Damián le guiña un ojo poco después.—Seguro.—Claro—suelta su mujer.“Jamás en la vida” respondo yo para mis adentros.Tomo aire con fuerza llamando la atención de Damián.—¿Le pasa algo señorita Walsh?—pregunta.—No, nada. Conducid con cuidado—suelto.—Sí, ya nos hemos duchado, el alcohol está fuera ya—sonríe Clare mirando a su marido con complicidad.No puedo evitar recordar la escena en la bañera, qué idiota había sido…¿En qué demonios pensaba?O mejor dicho, estaba claro que no pensaba.—Bueno, seguimos en contacto señorita Walsh. Espero que estes atenta al teléfono—añade con serie
Esta semana había transcurrido como habría querido que hubiera sido mi relación con Damián desde un principio, inexistente.Haciendo mi trabajo, respetando mi horario, limitando nuestro contacto a meros mensajes explícitamente sobre las conferencias. Casi parecía que Damián hubiera desechado la idea de tenerme de su mente. Se había ajustado simplemente a que le agendará sus reuniones y le redactara alguno de sus discursos con rapidez y agilidad, cosa que se me daba bien. También me había pedido que fuera a visitar a Clare para ver si necesitaba algo y como siempre su mujer amable como no hay otra en la tierra me mandaba a freír espárragos antes de que cantara un gallo.Por las noches cenas en familia, en mi casa o en el apartamento de mi hermana y su marido o de Ian, había sido un sueño. Risas, cordialidad, casi era como volver a la vida pre-Damián. La tranquilid
—Pequeña Addie—susurra con la voz entrecortada.—Déjame en paz, por favor.Mis palabras suenan como dagas en mi garganta.—Sabes que no quieres…—vuelve a gemir prácticamente en voz ronca, sabe perfectamente cuál es mi punto débil.—¿Cómo sabes lo que quiero?—Porque te conozco.—No.Él arquea ambas cejas desesperado.—Por el amor de dios, te conozco lo suficiente como para saber que acabaremos follando como dos animales salvajes…—Shhh—siseó yo llevándome mi mano a su boca.—Prueba de ello es que estás con la ropa interior que te he comprado en tu apartamento de zorrita…Abro los ojos con incredulidad mientras escucho a mamá sacudirme.—Cariño—suelta.Abro los ojos de par en par.—Cariño—repito frustrad