Habían pasado tres días, tres días en lo que lo único que había hecho fue cuidar de mis dos hijos, Lucas y Angela como si la vida me fuera en ello y en cierta parte asi era. Solo quiero que Addie despierte para que podemos ser la familia que somos sin más impedimientos, era agotador siempre tener que luchar por todo, y mucho más por un derecho tan sencillo como nuestra paz.

Addie todavía estaba en el hospital y yo estaba al borde de una avería, de un colapso letal para todos. Después de veinticuatro horas, la enfermera y el médico me informaron que era mejor que llevara a Angela a casa. Aparentemente, no era ideal que ella estuviera aquí todo el tiempo y, de todos modos, no podíamos quedarnos.

La idea de irse sin Addie me había dejado destozado, en el fondo había una voz en mi que se esperaba poder marcharnos todos juntos, me necesitaba. Ella nos necesitaba.

—Damián—el niño me miró a los ojos con lagrimas.

Para colmo Lucas estaba enfadado porque se había sentido abandonado, lo cual