—Definitivamente no tengo nada de suerte cuando se trata de príncipes. —Resopló entre risas sin gracia frente al espejo, en el que minutos después permaneció callada viendo su reflejo.
Abrumada era poco para toda la mierda que sucedió.
No tanto por las miradas, porque justo ahora no le importaba esa porquería. Pero sí que le molestaban de sobremanera. ¡La primera que escuchara reírse de que era una irrespetuosa por hablarle así a ese príncipe Magnus, la tiraría por las escaleras!
“¡Ugh!” Exclamó golpeando el agua del lavamanos, salpicando todo. Quizás estaba siendo extremista, pero… nadie le iba a quitar la molestia por un buen rato.
Unas cuantas respiraciones profundas después, y estuvo lista para ir al ataque otra vez. No muy segura, porque debía ser honesta con lo que sentía. &
Su camino de pronto fue interrumpido por un grupo de tres hombres que venían riendo mientras agitaban sus copas. Saludaron con la mano al príncipe, mientras que el dorso de la mano de Louise fue besado tres veces. —Buenas noches, príncipe Elion. Hemos… visto que se ha desocupado un poco de tanto ajetreo, así que… tuvimos la intromisión de hablar con usted por un rato. —Explicó un hombre de cabello castaño oscuro, lucía mucho más joven que los otros dos. Solo un par de canas en su oscurecida barba. —Después de todo, nos iremos temprano, lamentablemente. —Entonces están de suerte, supongo que puedo posponer mi tentempié por un rato si se trata de ustedes. —Desde la palabra “tentempié” Louise estuvo escéptica por el largo vocabulario del príncipe. Fuera de las groserías, la referencia a besarse y demás. Más, esos hombres se sentaron encantados en cuanto avistaron una mesa vacía sin dueño. Louise se sentó de igual forma, agradecida en su interior por no s
—Es una fortuna que tengas a un príncipe experto en mentiras para ayudarte a escapar. —Había susurrado en su boca, acariciando sus labios y sonriendo para sí mismo ante los pequeños gestos que indicaban que ella quería hacerlo tanto como él. —Si no te hubiera traído aquí, jamás podría haber descubierto lo hermosa que te ves entre las sombras. Una mano fue directo a acariciar su cabello, enredándose en los mechones de su frente y quitándole la peineta en un movimiento fácil. —Velas iluminando el perfil de tu precioso rostro… tan sublime que podría morir aquí mismo. ¿Te das cuenta de lo que transmites cuando me miras de esa forma? ¿Con… tanto cariño? Louise rió sacudiendo su cabeza en negación, el oscuro cabello cayendo por los lados en pequeñas ondulaciones. Vergüenza, tanto como devoción iban de la misma mano cuando se trataba de enfrentar a este príncipe. El mismo que hacías las cosas más impensables que ni en un millón de años luz, podría haber hecho. Ella
Calidez infinita cubrió todo su cuerpo en una tempestad abrasante. Con sus labios fogosos dominando los suyos entre la oscuridad de la noche, Louise le permitió que enredara sus brazos alrededor de su cuerpo, con la obligación de enredar los suyos detrás de su cuello.Besarse nunca se había sentido tan clandestino. Hacerlo, cuando los guardias rondaban por allí era algo malditamente loco que nunca habría hecho de no haber conocido a Elion.En los instantes que Elion le dejaba respirar, entre tantos besos, y mordisqueos, susurraba en su boca todas aquellas palabras existentes para enaltecer su belleza. Lo linda que era, tanto en el exterior como en el interior, utilizando esa sutileza suya para hacerle sonreír e invadir su boca nuevamente.Las mejillas de Louise enrojecieron ante la impaciencia del príncipe. Quizás, “quisiera tocarte tanto, pero todas estas telas me lo impiden…
—El amor que tienes a tu trabajo es verídico. Incluso sí… surgen problemas que puedan despedazar ese cariño por el que lo haces. —Bajó la mirada a hacia sus manos temblorosas. —Seguro… las personas dudan cuando te ven ese palacio, porque no creen que… una mujer como tú esté con un gran cargo encima de su espalda. Pero… en el último momento se dan cuenta de lo perfecta que eres para este mundo.—La perfección no existe. —Le detuvo la pelinegra con seriedad. —Por más que quiera convertirme en un ser perfecto del cual la gente nunca podrá encontrar un… error, debo darme cuenta de la realidad. Todas las personas en este mundo te criticarán, y te aborrecerán por lo que hagas. Incluso si tú piensas que es lo mejor que podrás haber hecho para obtener la aceptación que mereces. Mi trabajo, no es tan fáci
Elion volvió a mirarle por encima de su hombro, preocupación palpable en su mirada mientras gruñía de las amenazas que soltaban los guardias. —Es inútil que quieras correr hacia ella. ¿Puedes quedarte quieto por un segundo? Tus miles de preguntas serán aclaradas en cualquier minuto, sólo debes esperar. Aunque… si estoy en posición de preguntar esto… ¿Por qué decidiste revolcarte con esta sirvienta?—¿Me está diciendo sirvienta? —¿Iba a quedarse de brazos cruzados mientras esta reina le insultaba como si nada? ¡Bien, no entendía nada de lo que estaba pasando, pero sí asumía lo suficiente para darse cuenta de la escoria con brillantes joyas encima!—¿Tienes permiso para hablar? —Replicó la mujer con una sonrisa burlona, levantándose después de tomar el último trago. Rela
Elion dejó de moverse con la entrada de su padre. Abandonó la idea de seguir peleando cuando él simplemente observaba a la pelinegra en el otro lado. —Príncipe Elion. —El susodicho siguió la voz de Alonso. —Al parecer, ya es hora de que se haga consciente de por qué le hemos citado a esta pequeña reunión. Tenemos muchas cosas de qué hablar. Oliver se rió en lugar del príncipe que no habló. El rey continuó. —¿Ha usted tenido la sensación de que, por más que quieras hacerte un ser todopoderoso, no podrás lograrlo si no cumples con las objeciones de tus aliados? —¿Eso qué tiene que ver? —Exclamó furioso, volviendo a pelear sin mucho éxito. El otro hombre suspiró. —Bueno, creo que tendremos que ir al grano porque dudo mucho que usted sea lo suficientemente inteligente cómo para entender los sacrificios que preciadas familias como nosotros, debemos hacer por obtener lo que es correcto. —Caminando alrededor de Damien, le señaló con su dedo índice. —Este hombre, que
Pero cuando el príncipe se negó a echarse hacia atrás por los mismos guardias, el corazón en su pecho punzó con tanto dolor.Golpes, patadas, puños certeros que atacaban la herida de Elion sin pie a una disculpa, sangre que salpicaba el suelo y manchaba los dientes de Elion le hicieron gritar entre los brazos de los guardias. Importándole una mierda que la espada estuviera haciendo un liso corte en su cuello que de echarse para adelante, no vería la luz del mañana.La verdadera naturaleza sanguinaria del príncipe heredero estaba viendo la luz por primera vez en este salón. Golpeando tan fuerte a Elion que cuando él hizo lo posible por esquivar un golpe, y su puño chocó contra el suelo, jamás… oyó un sonido de dolor provenir de él.“Cállate maldita perra” Eran las palabras que susurraban a su alrededor. Sucias,
Dentro de un mundo donde la codicia es tan grande como el deseo de ser poderoso, los niveles de ingenio se intensificaron en el momento que Oliver Heeger, príncipe heredero de Reinmen, tuvo la grandiosa idea de hacer hasta lo imposible para obtener el puesto del rey para sí solo. Sin ningún contratiempo que pudiera malgastar sus horas de incansable perspicacia en busca del plan perfecto.Buscó, para cada una de sus víctimas, el peor final de todos.Deseó, para ambos, el peor final de todos.Una mujer, sumamente hermosa que lucía elegante con cada movimiento que hiciera, tan inteligente que él creyó que no pasaría la barrera que construía entorno a todos aquellos a quienes quería poseer con su poder. Louise Roosevelt, no era nada más que una entrometida que arruinó sus planes, uno por uno.Un príncipe, astuto, aunque pareciera que no le importaba nada d