Acarició, hizo y deshizo su cabello. Una inexplicable tranquilidad que le producía pasar los dedos por su cabello, mientras su cálida respiración acompasada se fundía en su piel pálida, reduciéndose a unas ligeras cosquillas.
Pero… por más aguafiestas que sonara, tenía que levantarse. ¡No quería hacerlo, para nada! Pero… ya veía que quizás sonaba mucho más acogedor pasar toda la mañana arropada junto a él… y… No, de verdad. Tenía que ponerse manos a la obra para ser puntual.
Sus alumnos le acusarían otra vez si se atrevía a llegar tarde. Y justo Louise pensaba que… su relación con ellos, se había vuelto más unida desde que había pasado demasiado tiempo sin verlos.
Entonces, con el dolor de su corazón, empezó a sacudirse ligeramente para deshacerse de los fuertes brazos de Elion. —Elion… debo levantarme, se me hará tarde… —Le susurró dulce, pero no recibió ninguna respuesta. Formó una mueca tomando su hombro.
—Elion… vamos,
—Dios, deja de decir esas cosas. Son mentira. —Espetó cobarde, avergonzada. Incapaz de escuchar todo eso por la corriente eléctrica que recorría su espalda. Elion no pudo evitar sonreír cuando ella se fue de su lado, refunfuñando. Se abstuvo de decir más bromas, pero se acercó por detrás y le atrapó en un abrazo. —Nada de lo que digo es mentira, Louise. Es la pura verdad, y… eres demasiado hermosa como para ser real. El estómago se le revolvía, y quería sacudirse de un lado a otro como si eso fuera a quitarle el entusiasmo que sentía. Un frenesí de emociones eufóricas que le volvían una mujer risueña, pero rehusada a plasmar esa alegría. Era difícil. Louise se giró a verlo pero una vez que se topó con sus ojos encantadores, y la dulce mirada que le regalaba, negó con la cabeza. —Me pones nerviosa, y odio eso. —Elion sonrió sin mostrar los dientes y le abrazó nuevamente. —A mí me encanta que te pongas nerviosa por mí. Ser abrazada por Elion era reconfo
El tono que empleaba, era el más dulzón, pero al mismo tiempo venenoso, que jamás había usado. Era confuso, atrapante y hostigador. En su rostro, se avistaba una indiferencia glacial con la que quería transmitirle cierto mensaje. “Déjame en paz”.Alan se vio envuelto en una serie de confusiones, pero asintió extrañamente. —Necesito hablar con usted, urgente. ¿Se puede? —Louise pareció pensárselo, pero negó inmediatamente con una mirada apenada y fingida. —Lo siento, pero debo rechazarlo. Ya voy demasiado tarde a mi clase, se me hará más difícil seguir el ritmo. ¿Por qué no me lo pregunta en otra ocasión?Louise gesticuló un ademán y las dos sirvientas tomaron sus cosas y abandonaron el pasillo de ventanas dejándolos a ambos solos. Ella, molesta por su intromisión a buenas horas, y é
—¿Eso es lo que quería decirme? No se preocupe. No estoy involucrada románticamente con alguien, y aspiro a que eso siga así. —Dijo segura de sí tirando un poderoso incentivo para ver si lo captaba, aunque era demasiado estúpido con tanta soberbia dentro de su cerebro. —Mi objetivo ahora es guiarlo por órdenes. Y… ahora… Tengo mucho trabajo por delante, así que es momento de que me vaya.Dice de prisa conectando sus miradas por un momento hasta que fue directo por la puerta, pero se detuvo ante la voz del otro. —De todos modos, me alegra que no estés junto a él. No es partido para ti Louise.Oh… si no estuviera en una extrema situación en que no podía revelarse tanto como quería, se habría reído histéricamente en su cara por lo ridículo que estaba sonando. Lagrimeando, con la cara rojiza mientras le ve&iacut
—Nunca intenté golpearte. Fuiste el primero en levantar la mano. —Discutió Elion. Enfadado, echándose un par de pasos hacia atrás. —¿No tienes mejores asuntos que atender, que andar molestando a una mujer?—Mira Elion, si sigues hablando como se te da la regalada gana-—Alan, ya déjalo. —Se entremetió la rubia, más baja que ellos dos. —¿Y vas a venir a hacerle caso a él, que a tu hermano de toda la vida? —Exclamó incrédulo, rodó los ojos. —Es increíble.—No, pero a papá no le hará gracia saber que te metiste en problemas. —Dijo con calma, era impresionante cómo podía estar así cuando Alan se encontraba echando humo por las orejas. Sin embargo, a Alan no le importó nada, incluso maldecirla. —¿Vas a seguir lamiéndole las botas a papá,
Avistó una sonrisa juguetona antes de volver a hablar con Alina, todo, mientras su corazón latía rápidamente, tanto que resonaba en sus oídos por ese sorpresivo gesto que dejó cosquilleando la zona que había tomado. Respiró profundo, y tragó saliva antes de plasmar su amada indiferencia. A punto de volverse nada si Elion seguía haciendo las cosas difíciles para su estabilidad emocional. Pero… ¡este extraño sentimiento que se apoderaba de su pecho! ¡Sólo había pasado un día, y ya sentía que sería complicado entenderse con su propio corazón! Y Elion… Dios… —Eh, yo… Y-yo creo que es una grandiosa idea, sin dudas… —Replicó aturdida, cerrando la puerta y acercándose a ambos que tomaban asiento en su sofá. Con prisa, tomó su silla y la colocó cerca de ellos. —Aunque la pobreza no es tan preocupante aquí, como en otras naciones. Pero no dudo que es una buena idea. —Mhm… eso pensé… —Murmuró algo decepcionada pero de inmediato Louise intento remediarlo c
Labios húmedos, ojos cerrados y manos que se deslizaban por su cuerpo servían de incentivo para perderse en el mar profundo que era el príncipe. En la vida había sentido un deseo, una pasión como la que este hombre estaba dándole. Deslizando su lengua por sus labios, haciendo que su estómago se apretara y el corazón se le estremeciera. La emoción, el fervor con el que le besaba le llevaba hasta las nubes, e incluso más arriba que eso. ¡Y fue una total sorpresa cuando su cuerpo cayó sobre su cama! Tuvo el efecto de caerse de un lugar alto, dentro de los sueños. Sin embargo, no podía decidir si fue eso lo que alborotó su corazón, o que Elion se colocara encima de ella para seguir besándole. Esto era mucho más diferente que los besos de la mañana. O los primeros de la noche anterior. Esto… era simplemente diferente. Era una efusión de emociones acaloradas que hacían desaparecer todo a su alrededor para centrarse en el hombre que le comía la boca como si no hubiera un ma
Los días han continuado su rumbo, y el fin de semana ha llegado más pronto de lo esperado. Los días de Louise se han mantenido estables, afortunadamente. La mayoría de su tiempo ocupada con sus clases, ideando futuras nuevas clases mientras dictaba los complicados ejercicios de matemáticas que se le dificultaban a más de uno. ¡Para su buena suerte! Había encontrado a alguien que la ayudase a hacer su proyecto ambiental muy pronto. No ahora, con tantas cosas que tenía en la cabeza, pero sí cuando todo se aligerara. Y con todo, se refería a la desconfianza que su rey le tenía y las mentiras crecientes que salían de su boca. Se había llenado la boca diciendo que no era una buena mentirosa, sin embargo, ahora debía hacer un esfuerzo para convertirlas en una máscara creíble. Ocultando los problemas que le traían la obsesión del segundo príncipe, y el burbujeante cariño que le atraía hacia su hermano menor. Una “yo” del pasado se burlaría de pensar q
—Igual, ¿por qué tanto escándalo? ¿Será que el rey Damien dijo algo que no le gustó? —Preguntó Opia, recogiendo su cabello con una liga desgastada. —Mhm… no lo creo —Respondió la morena. —el rey siempre es cuidadoso con lo que dice, y es muy amable. Dudo mucho que trate a sus hijos tan mal como para que el príncipe Oliver haya salido así.“No dudes, piénsalo de verdad…” Se dijo a sí misma, mirando hacia otro lado. Louise realzó su mirada, y se dirigió hacia las chicas. —No hagamos suposiciones por ahora. Esperemos las noticias de alguien confiable, no se crean los rumores. Y si nada sucede, no hay de qué preocuparse.La tutora se despidió, caminando por el salón principal con pasos lentos.¿Estarían ellos conversando en la oficina de Damien? Lo m&a