Los días han continuado su rumbo, y el fin de semana ha llegado más pronto de lo esperado. Los días de Louise se han mantenido estables, afortunadamente. La mayoría de su tiempo ocupada con sus clases, ideando futuras nuevas clases mientras dictaba los complicados ejercicios de matemáticas que se le dificultaban a más de uno.
¡Para su buena suerte! Había encontrado a alguien que la ayudase a hacer su proyecto ambiental muy pronto. No ahora, con tantas cosas que tenía en la cabeza, pero sí cuando todo se aligerara. Y con todo, se refería a la desconfianza que su rey le tenía y las mentiras crecientes que salían de su boca.
Se había llenado la boca diciendo que no era una buena mentirosa, sin embargo, ahora debía hacer un esfuerzo para convertirlas en una máscara creíble. Ocultando los problemas que le traían la obsesión del segundo príncipe, y el burbujeante cariño que le atraía hacia su hermano menor.
Una “yo” del pasado se burlaría de pensar q
—Igual, ¿por qué tanto escándalo? ¿Será que el rey Damien dijo algo que no le gustó? —Preguntó Opia, recogiendo su cabello con una liga desgastada. —Mhm… no lo creo —Respondió la morena. —el rey siempre es cuidadoso con lo que dice, y es muy amable. Dudo mucho que trate a sus hijos tan mal como para que el príncipe Oliver haya salido así.“No dudes, piénsalo de verdad…” Se dijo a sí misma, mirando hacia otro lado. Louise realzó su mirada, y se dirigió hacia las chicas. —No hagamos suposiciones por ahora. Esperemos las noticias de alguien confiable, no se crean los rumores. Y si nada sucede, no hay de qué preocuparse.La tutora se despidió, caminando por el salón principal con pasos lentos.¿Estarían ellos conversando en la oficina de Damien? Lo m&a
Notó la burla en sus palabras, y apretó sus dientes. —¿Para qué me has llamado? No creo que quieras incluirme en tus asuntos de alta importancia. —Respondió agresivo, pensando una y otra vez que debía controlarse. Damien, ante ello, chasqueó su lengua. —Primero, deberías hablarme correctamente. ¿No has aprendido nada con ella?Su ceño fruncido se aligeró por unos segundos, hablaba de ella.El drástico cambio volvió al mismo lugar, y se salvó que el maldito hombre no estaba mirándolo. —Te he hablado como le hablaría a cualquier persona, incluso a la institutriz. —Respiró hondo, en busca de disminuir el enojo. —Entonces, Su Majestad, ¿para qué me ha solicitado en su humilde oficina?Estaba siendo poco amable, y lo sabía.Damien le miró por unos segundos, analizando la
—Es una sorpresa que hayas pedido verme, Louise.Cerró la puerta detrás de ella, y con las manos detrás de la espalda se posicionó delante de él. Su postura derecha, y la neutralidad abarcando su rostro como cualquier otra vez.—Buenos días, Su Majestad. —Le ofreció una reverencia. —Tenía que hablarle sobre algo importante, lamento si mi intromisión repentina le ha molestado.El hombre enarcó una ceja, pero le ofreció asiento. —Para nada. Pero espero que lo que tengas que decir, sea realmente importante. —Dijo mientras ordenaba apresuradamente el escritorio. —Estoy muy ocupado, como podrás notar.—No tardaré, lo prometo. Sólo necesito que me escuche con mucha atención. —Recitaba pulcramente, intentando demasiado no dejar que sus nervios interrumpieran su voz. Su rey le miró, e interesado apoy
Ambos se quedaron nerviosos, uno al lado del otro. Irradiando una calurosa necesidad que debían reprimir cuando empezaron a escuchar movimiento en el pasillo, había llegado el cargamento de alimentos.Mientras el silencio se prolongaba, Louise aclaró su voz, y le miró. —Tengo… noticias sobre tu presentación. —Anunció seria, pero con un deje incómodo. Elion arrugó el gesto y clavó sus ojos en ella. —¿Mi presentación? ¿Cómo?—Debo hacer un par de cosas antes de eso… —Dijo, sin darle una explicación concreta a Elion. El príncipe le miró con el ceño fruncido y volteó a ver los documentos, le miró otra vez, y sin esperar una respuesta suya, tomó las cosas. —Sígueme.Confundida, y extrañada, Louise le siguió por los pasillos. Captaron miradas, pero nada fuera d
En las próximas horas, Louise se dedicó a innovar las revisiones que solía hacer cuando se quedaba con este cargo. Sin embargo, su ánimo se deploraba cuando las horas pasaban y no se encontraba con Elion por ningún lado. Sin embargo, sabía que estaba en su habitación por la respuesta de la sirvienta que le llevó su comida.Louise suspiró, desordenando su cabello cuando se encontró sola en el pasillo contiguo al vestíbulo. En una de sus manos, llevaba una carpeta con los documentos que había recibido hace tan solo unos minutos y con la otra no dejaba de acariciar su cabello en un gesto nervioso.“Hey, ¿ya escuchaste lo que dicen por ahí?” Captó al querer dirigirse hacia el vestíbulo para tomar las escaleras. “Dicen que el rey se marchó porque están habiendo muchos disturbios y no están haciendo nada para para
—¿Louise? No era mi intención hacerte sentir mal. —Su labio inferior tembló, y con ello su dignidad. ¿Desde cuándo las palabras reconfortantes de Elion le hacían querer llorar? ¿O simplemente estaba demasiado abrumada?—Pero, no tienes por qué estar celosa de ella. —“No estoy celosa.” Sentenció enojada. Él sonrió, atrayéndole para abrazarla. —No sé cuáles sean tus razones para estar ce… Eso. Pero quiero que sepas que sigo queriéndote, mucho, si es lo que te preocupa.—Pfff. ¿Crees que eso me preocupa? —Dijo altanera, Elion rodó los ojos por su mala actuación. —Te amo, Louise.“Lo hago, y cada día se fortalece más el amor que siento por ti.” Le dijo al acunar su rostro, mirando satisfactoriamente la rojez del rostro de la tutora.<
La institutriz abandonó al príncipe, rotando por el salón en busca de irse a través de las puertas entreabiertas abarrotadas por los ojos mirones del servicio. Se hizo paso, desviando personas de su camino al salir.Un nudo se formó en el estómago al bajar las escaleras con pasos rápidos. Examinando los distintos grupos de protección imperial que se posicionaban dentro, y fuera del palacio, encontró desesperadamente a Dóminic. Comandando incoherencias que apenas escuchaba, pero se esclarecieron cuando se empezó a acercar apresurada.No perdió el tiempo en llamarlo por su nombre. —¡Dóminic! ¡Dóminic! —Exclamó alzando su voz en cada llamado, el guardia se volteó y sus ojos caramelo se abrieron extrañados de encontrarla viniendo en su dirección. —¿Louise?La susodicha gruñó por lo bajo, y re
Fue la peor noche que ha tenido en mucho tiempo. Mientras dormía, su corazón se levantaba desenfrenado dentro de su pecho cuando las alarmas sonaban de pronto; quebrando el silencio calmado que inundaba el palacio. Salía trastabillando por todo el palacio, como los demás. Y cuando se refería a los demás, sólo hablaba de Alina, Elion y Alan. Los cuatro encontrándose al final de las escaleras cuando las alarmas no parecían parar y los guardias irrumpían dentro de la casa preparados para cualquier imprevisto, sin embargo, nada pasaba. Fueron dos veces, durante la noche. A la tercera, su corazón volvió a despertarle. Su cabeza a dar vueltas por lo asustada y al mismo tiempo molesta de no poder dormir. Prefirió quedarse en su cama, arropada hasta el cuello haciéndose un ovillo mientras sólo podía pensar en las benditas sirenas que le revolvían el estómago. Parpadeó repetidas veces, mirando por la ventana que había dejado con las cortinas a un lado a