Fue la peor noche que ha tenido en mucho tiempo. Mientras dormía, su corazón se levantaba desenfrenado dentro de su pecho cuando las alarmas sonaban de pronto; quebrando el silencio calmado que inundaba el palacio.
Salía trastabillando por todo el palacio, como los demás. Y cuando se refería a los demás, sólo hablaba de Alina, Elion y Alan. Los cuatro encontrándose al final de las escaleras cuando las alarmas no parecían parar y los guardias irrumpían dentro de la casa preparados para cualquier imprevisto, sin embargo, nada pasaba.
Fueron dos veces, durante la noche. A la tercera, su corazón volvió a despertarle. Su cabeza a dar vueltas por lo asustada y al mismo tiempo molesta de no poder dormir. Prefirió quedarse en su cama, arropada hasta el cuello haciéndose un ovillo mientras sólo podía pensar en las benditas sirenas que le revolvían el estómago.
Parpadeó repetidas veces, mirando por la ventana que había dejado con las cortinas a un lado a
—Es una situación de pocas opciones, ¿no es así? —Murmuró divertido, no le hizo mucha gracia. Debía tomárselo en serio, era su reino. —Y sólo es tu primer día a cargo, debe ser difícil. Además, Oliver sigue sin volver para decirte que deberías hacer.Lo miró por el rabillo de su ojo, le daba la espalda mientras rebuscaba entre su estantería. Louise se posicionó en su dirección, entrecerrando sus ojos. —Dudo mucho que el príncipe Oliver me de el permiso de declarar que hay disturbios cerca. Menos si ya lo están controlando.—¿Y si no? —Respondió vago, mirando en su dirección, arrogante. —Louise, probablemente no lo sepas pero en estas situaciones, debes considerar cualquier suposición. Existen muchas opciones, pero en esta ocasión, todas se reducen a no poder hacer ninguna. &md
—Y-yo… —Carraspeó. —Elion me pidió que le ayudase con unos asuntos para su… presentación. —Dijo no demasiado segura. —Terminé de corregirlo, y me di cuenta que estaba dormido. —Rió. —¿Y tú? ¿Qué haces por aquí?—… Venía a ver a Elion… —Murmuró todavía viéndole extraño, era una mierda. No se lo iba creer. Todo iba a ser extraño ahora, si es que no se lo decía a todo el mundo. —Pero supongo que ha de estar descansando bien.El tono sugerente le dio escalofríos, y de inmediato le miró. —¿A qué te refieres? —Se hizo la tonta, esperando salir de esto rápido. —Nada en especial, supongo que puedo visitarle mañana cuando no esté cansado. Probablemente no pudo dormir por la noche.Louise
De repente, escuchó gritos provenir. Los guardias se colocaron en posiciones listas para atacar a cualquier cosa que estuviera viniendo en su dirección, pero… cuando Louise escuchó los gritos infantiles, asustados y atemorizados, gritó. —¡NO HAGAN NADA! ¡SON NIÑOS, NO! —Gritó desgarradoramente haciéndose paso entre los altos hombres para encontrarse con una turba de niños viniendo hacia ella mientras lloraban desesperadamente.Sus niños se derrumbaron a sus pies, mirando la asustada expresión de Louise que no dudó en arrodillarse para abrazarlos, con el corazón en la garganta. A sus oídos llegaban los sollozos, pero entre ellos escuchó uno más fuerte, entremezclándose con gritos desgarradores que le hicieron levantar la mirada de pronto.Una niña de oscuro cabello sollozaba hasta la muerte mientras sostenía su braz
—¡SUÉLTELA! —Gotas. Gotas, de un líquido caliente cayeron sobre sus hombros descubiertos. Louise fue levantada con facilidad por un Guardia Real. —¿Está bien, señorita Louise?Louise miró hacia al lado encontrándose con el cuerpo inerte del hombre que había querido violarle, hace solo unos segundos atrás. Incluso en la oscuridad, observó la sangre esparcirse. —Señorita Louise, debo sacarla de aquí antes de que…“¡¡Llegaron refuerzos!!”El ensordecedor grito provocó que los criminales se motivaran más a luchar por matar a los guardias. Sin retirarse cuando los grupos Tres y Cuatro del Comando Imperial entraron corriendo por la entrada. Louise se enfocó vagamente en los rostros, mientras el hombre que le sostenía seguía hablando.—¡Escónde
Inerte sobre la cama, los ojos pesados de Louise se abrían en pequeños intervalos. Parpadeando con dificultad, girando su cabeza ligeramente mientras los dedos de sus manos temblaban debajo de las sábanas. Los rayos del sol entran por su ventana, dando de lleno en su cuerpo inmóvil sobre la cama y parte de su rostro, razón, por la que por fin había despertado. Confundida, era poco para lo que sucedía en su cabeza. Dificultosamente podía recordar lo que había pasado. Sucedían cientos de escenas en su cabeza, flashes en descontrol y el agudo dolor en la cabeza que le impedía pensar más de la cuenta. Distorsionadas imágenes le hacían enfocar la vista a su alrededor, encontrándose en lo que parecía ser su propia habitación. Y sí, lo era. Un desconsuelo se acercó de repente, haciendo que se moviera limitadamente sobre la cama. “¿Por qué estoy aquí?” Pensó, todavía inestable en la soledad de su habitación que apenas podía ver por el
Su cuerpo entero se quedó pasmado sobre la cama mientras la sangre llenaba el cuerpo del príncipe, y cuando miró su abdomen, la punta de una espada se asomaba con sigilo en un sonido asqueroso.Louise no podía gritar. Pero sus ojos estaban casi saliéndose de sus cuencas por la impresión. Sin moverse, sin abrir su boca, sólo mirando como la sangre sumía su habitación en tinta roja y el cuerpo de Elion iba cayendo encima del suyo.Abrió sus ojos de sopetón.Por la noche, volvió a despertar a solas.La ventana abierta le permitió ver la oscuridad del cielo nocturno desde su cama. Donde el aire entraba y salía como si nada. Haciendo temblar a Louise, quien tapada hasta el cuello con el sudor corriendo por su frente, todavía intentaba procesar la pesadilla que había tenido.“Elion” Se repiti&oac
Al día siguiente, Louise se encontró con lo que más odia. Ser atendida por las sirvientas. No porque fueran malas en lo que hacían, o por algo que les hiciera odiarlas. Sino porque se sentía totalmente inútil mientras le vestían, luego de tomar una incómoda ducha que ni siquiera se podía considerar eso. Sin embargo, lo prefería a quedarse sucia por toda una semana. Luego de eso, desayunó algo ligero por culpa de su estómago que no dejaba de revolverse cada vez que probaba algo. Siguió escuchando indicaciones dichas por el tal doctor por parte de las sirvientas, de las cuales solo resumió a no tocar su herida. Cosa que claramente no haría porque no era una demente. A pesar de todo lo que había dormido, Louise seguía sintiéndose cansada. Quizás por el agotamiento que le producía pensar, quedarse todo el día sobre la cama y anhelar una pizca de suerte. No le hacía ninguna gracia quedarse encerrada por dos semanas. Dos semanas en donde ya veía que nadie l
—¿Qué? —Soltó sin aire. —¿Q-qué acabas de decir? —Se alzó contra él, levantándose poco a poco de la cama con el labio inferior tembloroso. —Deja de moverte, Louise. Tu pierna está delicada todavía.—No respondiste lo que acabo de decirte. —Entonó cada palabra, sosteniendo la muñeca del hombre. En sus ojos se avistaba confusión y miedo en partes iguales, y aquello se volcó ante las palabras del otro. —Elion te traía entre sus brazos. Aprovechó que las cosas se estaban aligerando hasta que… alguien lo apuñaló por detrás. —Sentenció bajando la mirada. —Perdió mucha sangre mientras lo llevaban dentro, además de las incontables heridas que tenía en el cuerpo. Y tú… no estabas bien tampoco.Ni le importó saber que no