—¡SUÉLTELA! —Gotas. Gotas, de un líquido caliente cayeron sobre sus hombros descubiertos. Louise fue levantada con facilidad por un Guardia Real. —¿Está bien, señorita Louise?
Louise miró hacia al lado encontrándose con el cuerpo inerte del hombre que había querido violarle, hace solo unos segundos atrás. Incluso en la oscuridad, observó la sangre esparcirse. —Señorita Louise, debo sacarla de aquí antes de que…
“¡¡Llegaron refuerzos!!”
El ensordecedor grito provocó que los criminales se motivaran más a luchar por matar a los guardias. Sin retirarse cuando los grupos Tres y Cuatro del Comando Imperial entraron corriendo por la entrada. Louise se enfocó vagamente en los rostros, mientras el hombre que le sostenía seguía hablando.
—¡Escónde
Inerte sobre la cama, los ojos pesados de Louise se abrían en pequeños intervalos. Parpadeando con dificultad, girando su cabeza ligeramente mientras los dedos de sus manos temblaban debajo de las sábanas. Los rayos del sol entran por su ventana, dando de lleno en su cuerpo inmóvil sobre la cama y parte de su rostro, razón, por la que por fin había despertado. Confundida, era poco para lo que sucedía en su cabeza. Dificultosamente podía recordar lo que había pasado. Sucedían cientos de escenas en su cabeza, flashes en descontrol y el agudo dolor en la cabeza que le impedía pensar más de la cuenta. Distorsionadas imágenes le hacían enfocar la vista a su alrededor, encontrándose en lo que parecía ser su propia habitación. Y sí, lo era. Un desconsuelo se acercó de repente, haciendo que se moviera limitadamente sobre la cama. “¿Por qué estoy aquí?” Pensó, todavía inestable en la soledad de su habitación que apenas podía ver por el
Su cuerpo entero se quedó pasmado sobre la cama mientras la sangre llenaba el cuerpo del príncipe, y cuando miró su abdomen, la punta de una espada se asomaba con sigilo en un sonido asqueroso.Louise no podía gritar. Pero sus ojos estaban casi saliéndose de sus cuencas por la impresión. Sin moverse, sin abrir su boca, sólo mirando como la sangre sumía su habitación en tinta roja y el cuerpo de Elion iba cayendo encima del suyo.Abrió sus ojos de sopetón.Por la noche, volvió a despertar a solas.La ventana abierta le permitió ver la oscuridad del cielo nocturno desde su cama. Donde el aire entraba y salía como si nada. Haciendo temblar a Louise, quien tapada hasta el cuello con el sudor corriendo por su frente, todavía intentaba procesar la pesadilla que había tenido.“Elion” Se repiti&oac
Al día siguiente, Louise se encontró con lo que más odia. Ser atendida por las sirvientas. No porque fueran malas en lo que hacían, o por algo que les hiciera odiarlas. Sino porque se sentía totalmente inútil mientras le vestían, luego de tomar una incómoda ducha que ni siquiera se podía considerar eso. Sin embargo, lo prefería a quedarse sucia por toda una semana. Luego de eso, desayunó algo ligero por culpa de su estómago que no dejaba de revolverse cada vez que probaba algo. Siguió escuchando indicaciones dichas por el tal doctor por parte de las sirvientas, de las cuales solo resumió a no tocar su herida. Cosa que claramente no haría porque no era una demente. A pesar de todo lo que había dormido, Louise seguía sintiéndose cansada. Quizás por el agotamiento que le producía pensar, quedarse todo el día sobre la cama y anhelar una pizca de suerte. No le hacía ninguna gracia quedarse encerrada por dos semanas. Dos semanas en donde ya veía que nadie l
—¿Qué? —Soltó sin aire. —¿Q-qué acabas de decir? —Se alzó contra él, levantándose poco a poco de la cama con el labio inferior tembloroso. —Deja de moverte, Louise. Tu pierna está delicada todavía.—No respondiste lo que acabo de decirte. —Entonó cada palabra, sosteniendo la muñeca del hombre. En sus ojos se avistaba confusión y miedo en partes iguales, y aquello se volcó ante las palabras del otro. —Elion te traía entre sus brazos. Aprovechó que las cosas se estaban aligerando hasta que… alguien lo apuñaló por detrás. —Sentenció bajando la mirada. —Perdió mucha sangre mientras lo llevaban dentro, además de las incontables heridas que tenía en el cuerpo. Y tú… no estabas bien tampoco.Ni le importó saber que no
Suzanne por otra parte, se quedaba en su habitación por su pedido. Louise se sintió mal cuando se enteró que sólo se quedaba en las habitaciones de las sirvientas, sola, por la falta de Opia. Entonces, con un poco de vergüenza le sugirió que se quedara en su cuarto hasta que pudiera estar capacitada para hacer de las suyas allá afuera.Una mueca adornó su rostro.Una vez más, la promesa de no abandonar a sus alumnos se había roto. Louise no tuvo la oportunidad de despedirse, porque se enteró unos días más tarde que habían abandonado el palacio por todo lo que había pasado. Y según, podría haber problemas al haber salido lastimado uno de sus niños.Eso, sin contar los cientos de rumores que se divulgaban en todo el reino. Aun con los anuncios de los cuales Alan estaba encargado, y que no había escuchado por el momento. Pero sabí
Un suspiro de alivio salió de los labios de Louise cuando escuchó lo que quería. —Se ha recuperado muy bien, el último paso es que comiences a caminar por tu propia cuenta, poco a poco. —Le sonrió el doctor Solow, quitándose los lentes. Detrás de él, estaba Dóminic de brazos cruzados con una ligera sonrisa. —Pero si notas que te causa mucho dolor, no te esfuerces tanto. Sigue tomando un poco de reposo de vez en cuando, eso sería todo. “Gracias” Dijo Louise, mirando su pierna mientras se encontraba sentada en la orilla de la cama. Seguía teniendo las vendas, pero pronto podría quitárselas con el dolor de su corazón, por la cicatriz que llevaría por quién sabe cuánto tiempo. Dóminic conversó con el doctor sobre algo que sinceramente, no le prestó atención. Salieron de la habitación, y Louise aprovechó la soledad para ponerse de pie, sosteniéndose por precaución, de la cama. Seguía punzando, y dando una sensación de escozor pero era soportable en comparación al
Louise dio un paso, y se llevó una mano a la frente. —¿Alina sabe de eso? Porque no le encuentro razón para hacer esta re-—Lo sabe, se lo dije. —Interrumpió. —Eso le pareció aún más extraño, pero solo nos llevó a una cosa. —Louise frunció el ceño. —¿Qué cosa?—… Que alguien en este palacio la escondió para que no la encontráramos. Pudo haber sido cualquier persona. Me atreví a preguntarles a las sirvientas que habían limpiado tu oficina, pero me dijeron que no habían visto ninguna carta. Pudiste haber sido tú, que la escondiste.Louise estuvo a punto de replicar con furia, hasta que el hombre le detuvo al poner una mano en su hombro.—Pero sería una tontería cuando saliste herida por todo esto, no habría razón para que la ocultaras y luego me
—¿Por qué no haces silencio? Elion ha comenzado a mejorar. Empezó a recibir bien lo que el doctor Solow le recetó. —Alan bufó ignorando sus palabras. Mientras que Louise se quedó en puro silencio, intentando detener los suspiros aliviados que amenazaban con salir de su boca.Pero ahora no podía ponerse a pensar en él. —¿Podemos volver al tema principal? Ignoren lo que Louise hizo. El problema aquí es que alguien intentó llevarse a Elion para asesinarlo.—Nunca hemos visto a estos tipos. —Aclaró el mayor. —Ya, pero fue una sorpresa que se entrometieran en este lugar tan fácil. Esa carta debe estar por algún lado y debe contener algo más que una simple amenaza. ¿Qué nos da la seguridad de que esto no volverá a pasar?—Pues Oliver no ha hecho nada más que hacer el ridículo con la Guardi