Avistó una sonrisa juguetona antes de volver a hablar con Alina, todo, mientras su corazón latía rápidamente, tanto que resonaba en sus oídos por ese sorpresivo gesto que dejó cosquilleando la zona que había tomado.
Respiró profundo, y tragó saliva antes de plasmar su amada indiferencia. A punto de volverse nada si Elion seguía haciendo las cosas difíciles para su estabilidad emocional. Pero… ¡este extraño sentimiento que se apoderaba de su pecho! ¡Sólo había pasado un día, y ya sentía que sería complicado entenderse con su propio corazón!
Y Elion… Dios…
—Eh, yo… Y-yo creo que es una grandiosa idea, sin dudas… —Replicó aturdida, cerrando la puerta y acercándose a ambos que tomaban asiento en su sofá. Con prisa, tomó su silla y la colocó cerca de ellos. —Aunque la pobreza no es tan preocupante aquí, como en otras naciones. Pero no dudo que es una buena idea.
—Mhm… eso pensé… —Murmuró algo decepcionada pero de inmediato Louise intento remediarlo c
Labios húmedos, ojos cerrados y manos que se deslizaban por su cuerpo servían de incentivo para perderse en el mar profundo que era el príncipe. En la vida había sentido un deseo, una pasión como la que este hombre estaba dándole. Deslizando su lengua por sus labios, haciendo que su estómago se apretara y el corazón se le estremeciera. La emoción, el fervor con el que le besaba le llevaba hasta las nubes, e incluso más arriba que eso. ¡Y fue una total sorpresa cuando su cuerpo cayó sobre su cama! Tuvo el efecto de caerse de un lugar alto, dentro de los sueños. Sin embargo, no podía decidir si fue eso lo que alborotó su corazón, o que Elion se colocara encima de ella para seguir besándole. Esto era mucho más diferente que los besos de la mañana. O los primeros de la noche anterior. Esto… era simplemente diferente. Era una efusión de emociones acaloradas que hacían desaparecer todo a su alrededor para centrarse en el hombre que le comía la boca como si no hubiera un ma
Los días han continuado su rumbo, y el fin de semana ha llegado más pronto de lo esperado. Los días de Louise se han mantenido estables, afortunadamente. La mayoría de su tiempo ocupada con sus clases, ideando futuras nuevas clases mientras dictaba los complicados ejercicios de matemáticas que se le dificultaban a más de uno. ¡Para su buena suerte! Había encontrado a alguien que la ayudase a hacer su proyecto ambiental muy pronto. No ahora, con tantas cosas que tenía en la cabeza, pero sí cuando todo se aligerara. Y con todo, se refería a la desconfianza que su rey le tenía y las mentiras crecientes que salían de su boca. Se había llenado la boca diciendo que no era una buena mentirosa, sin embargo, ahora debía hacer un esfuerzo para convertirlas en una máscara creíble. Ocultando los problemas que le traían la obsesión del segundo príncipe, y el burbujeante cariño que le atraía hacia su hermano menor. Una “yo” del pasado se burlaría de pensar q
—Igual, ¿por qué tanto escándalo? ¿Será que el rey Damien dijo algo que no le gustó? —Preguntó Opia, recogiendo su cabello con una liga desgastada. —Mhm… no lo creo —Respondió la morena. —el rey siempre es cuidadoso con lo que dice, y es muy amable. Dudo mucho que trate a sus hijos tan mal como para que el príncipe Oliver haya salido así.“No dudes, piénsalo de verdad…” Se dijo a sí misma, mirando hacia otro lado. Louise realzó su mirada, y se dirigió hacia las chicas. —No hagamos suposiciones por ahora. Esperemos las noticias de alguien confiable, no se crean los rumores. Y si nada sucede, no hay de qué preocuparse.La tutora se despidió, caminando por el salón principal con pasos lentos.¿Estarían ellos conversando en la oficina de Damien? Lo m&a
Notó la burla en sus palabras, y apretó sus dientes. —¿Para qué me has llamado? No creo que quieras incluirme en tus asuntos de alta importancia. —Respondió agresivo, pensando una y otra vez que debía controlarse. Damien, ante ello, chasqueó su lengua. —Primero, deberías hablarme correctamente. ¿No has aprendido nada con ella?Su ceño fruncido se aligeró por unos segundos, hablaba de ella.El drástico cambio volvió al mismo lugar, y se salvó que el maldito hombre no estaba mirándolo. —Te he hablado como le hablaría a cualquier persona, incluso a la institutriz. —Respiró hondo, en busca de disminuir el enojo. —Entonces, Su Majestad, ¿para qué me ha solicitado en su humilde oficina?Estaba siendo poco amable, y lo sabía.Damien le miró por unos segundos, analizando la
—Es una sorpresa que hayas pedido verme, Louise.Cerró la puerta detrás de ella, y con las manos detrás de la espalda se posicionó delante de él. Su postura derecha, y la neutralidad abarcando su rostro como cualquier otra vez.—Buenos días, Su Majestad. —Le ofreció una reverencia. —Tenía que hablarle sobre algo importante, lamento si mi intromisión repentina le ha molestado.El hombre enarcó una ceja, pero le ofreció asiento. —Para nada. Pero espero que lo que tengas que decir, sea realmente importante. —Dijo mientras ordenaba apresuradamente el escritorio. —Estoy muy ocupado, como podrás notar.—No tardaré, lo prometo. Sólo necesito que me escuche con mucha atención. —Recitaba pulcramente, intentando demasiado no dejar que sus nervios interrumpieran su voz. Su rey le miró, e interesado apoy
Ambos se quedaron nerviosos, uno al lado del otro. Irradiando una calurosa necesidad que debían reprimir cuando empezaron a escuchar movimiento en el pasillo, había llegado el cargamento de alimentos.Mientras el silencio se prolongaba, Louise aclaró su voz, y le miró. —Tengo… noticias sobre tu presentación. —Anunció seria, pero con un deje incómodo. Elion arrugó el gesto y clavó sus ojos en ella. —¿Mi presentación? ¿Cómo?—Debo hacer un par de cosas antes de eso… —Dijo, sin darle una explicación concreta a Elion. El príncipe le miró con el ceño fruncido y volteó a ver los documentos, le miró otra vez, y sin esperar una respuesta suya, tomó las cosas. —Sígueme.Confundida, y extrañada, Louise le siguió por los pasillos. Captaron miradas, pero nada fuera d
En las próximas horas, Louise se dedicó a innovar las revisiones que solía hacer cuando se quedaba con este cargo. Sin embargo, su ánimo se deploraba cuando las horas pasaban y no se encontraba con Elion por ningún lado. Sin embargo, sabía que estaba en su habitación por la respuesta de la sirvienta que le llevó su comida.Louise suspiró, desordenando su cabello cuando se encontró sola en el pasillo contiguo al vestíbulo. En una de sus manos, llevaba una carpeta con los documentos que había recibido hace tan solo unos minutos y con la otra no dejaba de acariciar su cabello en un gesto nervioso.“Hey, ¿ya escuchaste lo que dicen por ahí?” Captó al querer dirigirse hacia el vestíbulo para tomar las escaleras. “Dicen que el rey se marchó porque están habiendo muchos disturbios y no están haciendo nada para para
—¿Louise? No era mi intención hacerte sentir mal. —Su labio inferior tembló, y con ello su dignidad. ¿Desde cuándo las palabras reconfortantes de Elion le hacían querer llorar? ¿O simplemente estaba demasiado abrumada?—Pero, no tienes por qué estar celosa de ella. —“No estoy celosa.” Sentenció enojada. Él sonrió, atrayéndole para abrazarla. —No sé cuáles sean tus razones para estar ce… Eso. Pero quiero que sepas que sigo queriéndote, mucho, si es lo que te preocupa.—Pfff. ¿Crees que eso me preocupa? —Dijo altanera, Elion rodó los ojos por su mala actuación. —Te amo, Louise.“Lo hago, y cada día se fortalece más el amor que siento por ti.” Le dijo al acunar su rostro, mirando satisfactoriamente la rojez del rostro de la tutora.<