Miró la figura de Caterina desaparecer entre los árboles y el mar de flores del que estaban rodeadas. Justo por el camino donde le había seguido. Justo con un nubarrón gris que se volvía cada vez más oscuro con el paso de los minutos, frustrando completamente su plan de encontrar calma.
Su mirada se perdió entre la tierra, y luego la dirigió por el mismo camino. Las palabras se habían quedado mudas en su boca, incapaz de reconocer la forma en que Caterina le había proclamado.
Era la primera vez en tanto tiempo que alguien le llamaba “amiga”. O al menos, decirle con certeza que serían buenas amigas en un futuro cercano.
Sabía que su amistad con Dóminic era tan pura que ni siquiera se recordaban a cada rato lo unidos que era. Sin embargo, Louise jamás tuvo una amistad con otra chica debido a la extraña tendencia a asociarla con una ambición por los príncipes, por ser “aterradora” o porque simplemente, no se veía tan amigable a la vista.
A
De la nada, estaba en el baño. Echándose agua en la cara en una forma de despertar de toda esta pesadilla que estaba durando más de lo esperado. Siquiera le importó arruinar lo poco de maquillaje que llevaba encima al restregar su piel con fuerza. Golpeando ligeramente sus mejillas mientras miraba su reflejo.“¿Qué me pasa?” Louise había perdido el uso de la razón. Notaba que al estar cerca de Elion, tenía la ligera sensación de que algo en ella cambiaba. Y no era coincidencia que este tipo estuviera sacando lo peor de ella. Lo imperfecto. Borrando todo el esfuerzo que había puesto para ser quien era ahora.“Rumores entre nosotros” Susurró. Eso sería el colmo, pero lo veía con grandes probabilidades. Lo más gracioso de todo es que ella no le buscaba, sino que él venía por su propia cuenta cuando debería
Poco a poco, la venda en sus ojos comenzaba a caerse. Y con eso, las probabilidades de que todo se volviera difícil se hacían más grandes.—Entonces… ¿Si eres una institutriz y no una espía? —Louise se mostró indiferente, pero el remordimiento le provocó un retorcijón. —Soy una institutriz.Todo esto podía volverse en su contra.—¿Ahora entiendes por qué no quiero ser un maldito príncipe?En lugar de confiar en una sola persona, estaba desconfiando de todos.—Hey, Louise.La pelinegra regresó al mundo real, encontrándose con un consternado príncipe de cabellos castaños que le veía con preocupación.—No sé qué esté pasando por tu cabeza en este momento, pero quiero que sepas que yo jamás haría
—No es tan interesante mi vida, después de todo. —Sonrió de lado, melancólico. —Pero fue… lo mejor, de algún modo. Hasta que… Ja, puede sonar extremadamente ridículo pero la razón por la que estoy aquí de vuelta, es jodidamente irónica. —¿De qué estás hablando? —Preguntó Louise con el ceño fruncido, recostándose sobre el escritorio ligeramente. —No es como si te fueras puesto en frente del palacio hasta que alguien te reconociera. Elion rió por eso, Louise podía ser graciosa cuando menos quería serlo. —No, en verdad no lo es. Pero es algo parecido. —Se encogió de hombros. —Me enamoré, y la mujer de la que me enamoré, me delató. Él sabía que Louise se burlaría. Casi podía escuchar su secreta risa en su oído, masacrando toda esa vergüenza que se arremolinaba en su cabeza. Y si eso no estaba pasando pronto, el bochorno le atormentaría todo el día. —¿Q-qué? ¿Te enamoraste y la chica te delató? ¿Qué se supone que signifique eso? —Inquirió un tanto
Han pasado dos días, y desde su última conversación con Elion, no lo había visto jamás.Ni por las afueras del palacio, ni vagando perezosamente por los pasillos cercanos a su oficina.Louise se encontró, en pocas palabras, extrañando tan solo un poco la presencia del príncipe. Y también, avergonzada y preocupada de que sus palabras pudieran herirlo. Haciendo de eso la razón por la que no había venido a ella en los últimos días.Pese a eso, trató de concentrarse en otras áreas que no tuvieran relación con Elion. Como por ejemplo, guiar a los miembros del Congreso de Gestión General alrededor del palacio para que pudiesen hacer el veredicto final para la vuelta a su trabajo. Aunque, más que “revisar” que todo estuviese en orden, parecían más encantados con la oportunidad de encontrarse con el misterioso prí
Louise estaba respirando tan agitada, que sentía el pecho apretado. En cualquier momento, su corazón saldría disparado de su pecho por la angustia y el terror. Se sentía asquerosa. Su boca se sentía asquerosa con una pesada sensación de humedad que le estaba revolviendo el estómago. Vio con sus propios ojos, la forma en que Alan se limpió la suya con la manga de su camisa blanca, con el atisbo de una sonrisa victoriosa. —Para la próxima, deberías aprender a corresponder cuando te dan un beso. —Soltó burlón, acomodándose el cuello de la camisa. —Espero que eso te sirva de recordatorio de que no puedes acercarte a otro hombre de esa forma. Y a mí qué me importa si estás ayudando a Elion en sus mierdas, si te veo siendo demasiado amigable con él, ya verás. Le señaló con el índice, autoritario. Como si fuese su pequeña niña. Dejándola sola en su oficina, sosteniéndose del escritorio al no poder controlar sus extremidades. Y por si fuera poco, antes de irse le dij
—¿Por qué huyes de mí? ¿Tan feo luzco cuando estoy arrepentido? Que sepas que, fue difícil para mí decirlo.Elion iba detrás de ella, siguiéndole como un perrito mientras Louise recorría casi todos los pasillos perdida en sus pensamientos.O eso era lo que quería aparentar porque él no dejaba de parlotear.Sin embargo, una risita se le escapó ante sus palabras. Cruzó en el próximo pasillo, rumbo a su oficina como de costumbre, olvidando por completo lo que había tenido que pasar. Y es que, la presencia de Elion empezaba a resultar reconfortante, aunque jamás lo diría en voz alta.Y mucho menos en su estúpida presencia. Eso sería como darle más ánimos para hacerle la vida imposible.—No deberías estar arrepentido, la que tuvo la culpa fui yo. —Dijo con simpleza, y continuó.
—Técnicamente, no has hecho nada. Pero ese “nada” se volvió lo opuesto para otras personas… —Explicó, confusamente, y Elion fue víctima de su indefinida explicación. —¿Qué? A ver, no te entendí nada. ¿De qué estás hablando?Louise rodó los ojos, como si fuera Elion el estúpido por no entender su ambigua respuesta. Tomó aire, y en un suspiro soltó todo. —Hay un rumor extendiéndose entre los sirvientes. Ese rumor, trata sobre que ambos somos… —No quería decirlo. Y estaba segura de que no eran nada de eso, pero seguía siendo incómodo. —Que somos amantes.El ceño fruncido del príncipe pronto se suavizó, pero en cambio sus ojos casi quisieron salirse de sus cuencas. Y con un fuerte “¿Qué?” estresó aú
Ya había pasado todo un mes desde que el tercer príncipe de Reinmen volvió a los brazos de su enmarañada familia. Mes donde Louise fue víctima de infinidades de problemas que seguían atosigándole al lugar que fuera, dentro de los límites del palacio.Si lo miraba del lado positivo, era increíble cuanto había soportado hasta ahora sin explotar. En el sentido de dejar salir todo lo que sabía, y sentía, en una bomba nuclear.Sus planes sucios, el odio que se tornaba en amistad y ser el centro de un desordenado escándalo.Confiaba en la palabra de Elion —sorpresivamente— y se permitió relajarse en sus cuatro paredes que le servían como una muralla de todo lo que sucedía fuera de ella. Dejó de darle mil vueltas al asunto, para darle tal vez una o dos porque no se sentía cómoda del todo sabiendo que su nombre va