No tardó en comenzar a mover las manos bajando desde la boca hasta la división entre sus senos, luego giró para recargarse en la ventana que daba hacia el balcón y continuar moviendo la cintura.
—Imagina que me doy una nalgada—. Mencionó.
—No, esto no funciona así, sabes bien que ya me consolé mucho con la imaginación así que en esta ocasión no lo imaginaré porque yo mismo te ayudaré con eso.
Me levanté de inmediato para darle una nalgada que pusiera roja la nalga derecha. No me volví a recostar, me quedé sentado en la orilla de la cama solo admirándola.
Se acercó más a mí hasta poder sentarse en mis piernas y pasar mi cabeza por sus brazos sosteniéndose de ella para continuar bailando.
—¿Sigues creyendo que fue mala idea el atarte? —Pregunté.
No respondió, continuó bailando y restregando su trasero contra mi pene que poco a poco se ponía más erecto, hasta que no me pude resistir y la tomé de la cintura para pegarla más a mí, que sinti
Firmando contratos para vender el alma... parte 1. ¿Lo harían?
"Mi opinión en lo que se refiere al placer, es que hay que emplear todos los sentidos."-Marqués de Sade.° ° °"...Siguiendo con mi curioso relato, ¿recuerdas la vez en que me mostraste la entrada al averno que significó ser parte de tu vida durante tanto tiempo? Fue justamente el recuerdo que me mantuvo al borde del llanto noche y día. ¿Recuerdas la manera en que me devoraste? No mentiste al decir que después de esa ocasión nada volvería a ser igual. No fue mentira porque después de entregar mi alma al diablo más peligroso tal cual lo dije aquella ocasión, nunca nada volvió a ser lo mismo. Si tan solo hubiera tomado tu palabra de largarme cuando me fue posible, si tan solo no hubiera probado tu maldito cuerpo, si me hubiera resistido un minuto más. Ahora hagamos memoria en la parte más importante de t
“Hay hombres tan provocativos que cuando los miras se te hace agua y no precisamente la boca.” –Anónimo. ° ° ° Desperté para encontrarme sola en la cama, envuelta en una sábana que no recordaba haber tomado. Me dolía el cuerpo más que las veces en que me ejercitaba con las rutinas de zumba. Era un dolor que atacaba las piernas, y cuando sentía como si algo se estirase fuerte en mi entrepierna recordaba la forma en que el cuerpo de Asher estuvo sobre mí, entre mis piernas y separándolas para llegar más profundo de lo que yo pensé podría ser posible. Continué meditando si había experimentado alguna vez una carga de placer como la de anoche, si en algún momento alguien me había hecho tener conciencia de mi cuerpo, de lo que me gustaba y lo que no, o siquiera había tenido una pareja sexual que buscara clavarse dentro mío tan fuerte y, a la par, que mi cuerpo lo aceptara y se adaptara tan bien a él. Y mientras más
—Yo creo que comprendes, pero bien, seré explícito ¿por qué mentir acerca de quién eras en realidad y hacerme creer algo que no eras?»¿En algún momento pensaste en lo que pasaría cuando descubriera todo?No pude continuar sosteniéndole la mirada, había olvidado que no hubo explicación de mi parte para todo el embrollo que había montado durante tanto tiempo. Miré el plato sobre la mesa evitando el contacto visual, evitando sentirme de nuevo culpable por haber hecho un teatro.—Vale, no dirás nada, perfecto.—No lo sé Asher, ni yo misma comprendo por qué lo hice. Puede que haya sido miedo, pánico, ansiedad, no lo sé totalmente, solo sé que diario me levantaba con la ferviente idea de decirte toda la verdad y lo callaba porque creí que en cuanto lo dijera te alejarías y no te culpo, yo lo
“Los hombres son más prestos a devolver un agravio que un favor, porque la gratitud es una carga y la venganza un placer.” –Robert Greene. ° ° ° Bajé las escaleras percatándome de la forma en que Danae y Mariel observaban al hombre recargado en la puerta de manera despreocupada, pese que se daba cuenta que la tensión sexual crecía en esa área de la casa. Me vio e inmediatamente sonrió. —¿Ya ven? Les dije que no había de qué preocuparse, ella está bien… muy bien—. Enfatizó esa última oración y tuve que sostenerme del pasamano para no caer de nalgas contra las escaleras. Solo hasta ese momento pude ver con detenimiento la gran cicatriz que tenía en el tórax, justo del lado derecho en la parte superior de las costillas, aunque una parte intentaba cubrirse con un tatuaje que entendí era una frase en otro idioma y números griegos. Era algo de lo que seguramente no me había percatado por mi alta cantidad de hormona
“El sexo nos descubre. El sexo nos revela cómo somos. Por eso es tan estremecedor. Nos despoja de toda apariencia.” –Don DeLillo.° ° °Decidí revisar todos los mensajes que había enviado al archivo muerto, solo de esa forma pude darme una idea de quién había sido capaz de semejante bajeza.“Debo decir que hoy te ves más hermosa que nunca. Quisiera hablar contigo de nuevo, necesitamos arreglar nuestra situación.” –Desconocido.“Necesito que me expliques quién demonios es el hombre con el que estás platicando en la barra, al parecer se están divirtiendo. ¿Acaso te lo estás cogiendo?” –Desconocido.“Ahora sí, exijo una explicación de por qué mis dos ex tienen puesto el mismo puto
Era inevitable resistirme porque causaba estragos en mí. Tomé la punta de la trenza y comencé a jugar con ella mientras sonreía como estúpida, la pasé por los labios y no me importó el calor que comenzaba a hacer en el lugar, continué.—No lo sé, señor lobo, pero no creo que sea nada bueno. Podría decir que en realidad no le causa la menor intención saber acerca de lo que es la medicina forense o qué hacemos en esa materia, solo lo dijo para que no me sienta mal—. Me encogí de hombros.—¿Quieres una gomita para esa trenza que llevas haciendo desde hace horas? —Preguntó realmente interesado.Asentí con una sonrisa en los labios.Volvió a levantarse y sacó de una cajonera de la cocina unas gomitas rojas que reconocí inmediatamente: las mismas que traen el cereal en forma de pequeños dinosa
“Sexo: lo que sucede en diez minutos es algo que excede a todo el vocabulario de Shakespeare.” –Robert Louis Stevenson. ° ° ° Asher “Ya estoy en casa, a punto de cenar y con unas inmensas ganas de tomar el pijama para dormir. Estoy debatiéndome entre la necesidad de alimentarme o pedir esquina para dormir. ¡Auxilio!” –Aitana. Bajé de la motocicleta una vez aparqué frente a mi casa. Me quité el casco al terminar de leer el mensaje de texto y mientras pensaba una contestación caminé rumbo a la entrada; sin embargo, en el reflejo del móvil pude ver la enorme luna detrás de mí así que preferí sentarme en el jardín y observar el hermoso satélite que esa noche podía vislumbrarse. Regresaba a mi hogar cuando estaba por ser medianoche. Nunca había prestado tanta atención a las estrellas como esa noche de noviembre; la oscuridad me permitía ver el cinturón de Orión con mayor definición a tan solo una corta distancia de la luna. La vista a mediados de noviembre tiende a volverse espléndida.
Estaba por comenzar la clase, mi reloj marcaba las diez con diez de la mañana. Continuaba sentado y recargando las manos sobre el escritorio; a esta hora solía estar leyendo o, en mi caso, escribiendo la contestación que por la noche no había podido enviar.“Curiosa siempre has sido, no me lo tienes que decir, lo noté desde el momento en que comenzamos a platicar. Es decir, al día de hoy no encuentro otro motivo por el cual hayas creado un perfil en dicha aplicación —agregando información recientemente adquirida: que en ese entonces eras menor de edad— y en segunda, para que continuaras conversando conmigo.” –Asher.Pude imaginar su sonrisa, incluso el susto que debió causarle el que su celular sonara a mitad de la clase. Tenía pleno conocimiento de que Aitana no silenciaba sus notificaciones por miedo a que fuese algo importante, sin embargo, me decía que lo tenía a un nivel moderado.“¿Sabes que estoy en plena clase, cierto? Lo único que me salva de un posible regaño es que el prof