¿Pero qué demonios?A Byron casi se le quiso salir el corazón del pecho. Ese era Mathew, el mismo Mathew que le había dado dinero y medicamentos. Bueno, el único Mathew que conocía.¿Pero cómo era que había sido secuestrado?Se acordaba perfectamente de él a pesar de estar en un estado demacrado en su pasado encuentro. El lobo podía ser solo un poco mayor que él como cachorro, pero era realmente fuerte. Él chasqueó los dientes.-Hermano- Dyna se preocupó por la expresión sombría que estaba poniendo en su rostro y con la fuerza que apretaba su mano.Ante esto el lobo mayor reaccionó y besó los dedos arrugados de su hermana.-Lo siento Dyna- se disculpó arrepentido por no haber medido su fuerza y lastimarla.La cachorra negó con la cabeza y giró su rostro hacia donde se habían ido aquellos lobos.-Puedes ir a salvarlo. Estaré bien- apretó los labios- Hermano, ten cuidado-Byron la miró con sorpresa en su rostro. Dyna sonrió.-Me puedo imaginar lo que estás pensando. Hemos vivido juntos
Byron abrió los ojos, pestañeando lentamente. Ya había amanecido y todavía estaba cansado. Pero quizás menos que otras veces. Había tenido una deliciosa cena, como hacía tiempo no disfrutaba. Pero lo que más le aliviaba es que su hermana había tenido solo un ataque leve de tos que se había calmado rápido y no la había agotado o desgastado como siempre. Ahora ella dormía con un rostro tranquilo contra él.Verificó que durmiera cómodamente profundamente enterrada en su pecho hecho una bolita. Le acarició el cabello y sonrió. Dyna durmiendo era lo más bonito que había en la vida. Se inclinó y besó su frente. Tampoco tenía fiebre. Eso era bueno.Se levantó con cuidado y la tapó hasta el cuello asegurándose de mantenerla lo más caliente posible, para salir hacia la parte trasera de la choza sin hacer ruido. Estiró los brazos hacia arriba con satisfacción.No había visto a Mathew en la esquina en donde había insistido en quedarse para meditar. Alegaba que no podía quitarle la cama a alguien
Mathew se apretaba el puente de la nariz sentado detrás de una mesa llena de papeles. Era temprano en la mañana y lo menos que quería era tener más quejas de las que ya tenía que atender.Delante de él, sentado sobre sus rodillas y la cabeza gacha estaba Byron. Sus manos estaban tan apretadas en su regazo que estaban blancas a pesar de las heridas en sus dedos. Pero no solo ahí. Su rostro tenía moretones, al igual que el resto de su cuerpo. Y sin contar que su ropa y cabello eran un desastre. A su lado, también con un ojo morado y no mucho mejor estaba un guardia que no cerraba la boca de una buena vez.-…y el muy imbécil me golpeó solo porque le vino en gana- casi gritaba para que fuera escuchado por cualquiera que pasara por allí.Byron no decía nada, ni siquiera respondía las provocaciones e insultos. No quería avergonzarse aún más delante de Mathew. ¿Qué pensaría de esto?-Basta- soltó Mathew levantándose de su asiento y caminando hacia ellos.-Pero joven señor de la manada, esto
Mathew llevó un bocado pequeño a su boca. Esa noche no tenía mucha hambre, pero estaba junto a su familia. Su padre esa noche había tenido tiempo para pasarla con ellos así que no debía ser descortés. A un lado del alfa, estaba su madre, una hermosa y delicada loba de la cual no debías dejarte llevar por su apariencia. De delicado solo tenía su aspecto. Solo alguien como ella podía soportar a su padre.Después estaba Mirian. La primera hija de Domec con su primera y fallecida esposa. Podían ser medios hermanos, pero ellos se llevaban bastante bien. Mirian lo había cuidado cuando sus padres no podían aun cuando solo se llevaban 4 años. Como segundo hijo estaba él. El primer retoñó de la pareja y del que se sentían orgullosos y por último su hermano menor. Selem, un pequeño cachorro de 9 años tan hermoso como su madre y de mejillas redonditas.No eran la familia perfecta, pero al menos si eran felices, en lo que el tiempo les permitía.-Tengo algo que anunciarles- Domec dejó su comida p
Una vez que Mathew cubrió su mano con una venda y un guardia vino a limpiar el desastre ella salió del estudio y se sentó en uno de los tantos jardines de la manada. Miró al cielo, ese día estaba un poco nublado. Era probable que lloviera.Se preguntó que estaría haciendo Byron en ese momento y se dio cuenta que era la primera vez que se hacía esa pregunta desde que habían llegado a la manada. Suspiró y se restregó los ojos ligeramente hinchados. No le gustaba sentirse así. Quería a Byron a su lado.De pronto un brazo pasó por encima de sus hombros y su cuerpo se estremeció. Intentó levantarse, pero el miembro era pesado y la mantuvo en su lugar.-¿Qué le ocurre a esta pequeña lobita perdida?- uno de los miembros de la manada del cual no se acordó el nombre se sentó junto a ella.Al momento Dyna se sintió incómoda sobre todo con la cercanía, no le gustaba para nada. A los únicos a los que le permitía que la tocaran eran Mathew, el doctor y su hermano, sobre todo el último.-Déjame- le
Byron huyó de su hermana por no sabía que vez. No podía enfrentarse a ella, no cuando su cuerpo estaba caliente y deseando devorarse a Dyna de arriba abajo. Deseaba besarle los labios, tenerla entre sus brazos y apretarla hasta que recordara una y otra vez la forma de su cuerpo.Se golpeó mentalmente. Debía eliminar esos pensamientos de su cabeza. Nunca pensó que a esa altura de su vida tuviera otra cosa que enfocarse que no fuera su entrenamiento y la salud de su hermana. Se detuvo de golpe.La salud de su hermana.Dyna lo estaba haciendo bien, pero eso no quitaba que estuviera delicada, sobre todo en las noches. No era tan grave como antes, pero aun así nunca se le quitaba la preocupación. Tuvo ganas de dar la vuelta y preguntarle si estaba durmiendo en las noches, si le dolía algo.Pero eso significaba encararla, y en su estado actual no era como que pudiera hacerlo. Siguió caminando rápido al único lugar donde sabía que podía despejar su mente. La cascada de la manada. La frialda
La boca de Byron se abrió. Todo estaba yendo por el camino equivocado. Eso no era lo que él quería oír. Si, necesitaba alejarse de ella, pero no por esas razones.-Espera Dyna- la llamó pero era demasiado tarde, la loba ya había dado media vuelta para irse cuando tropezó con una piedra un poco más sobresaliente y cayó de golpe en el agua, hundiéndose.-Dyna- el gritó de Byron retumbó. El agua era demasiado fría en ese lugar para el cuerpo y la condición delicada de su hermana.Corrió hasta ahí y se inclinó agarrándola de los hombros y limpiando el agua de su rostro para estrecharlo contra su pecho. Su hermana tosía por haberle entrado agua por la nariz y temblaba debido a la baja temperatura.-Maldición- Byron la estrechó contra él para que lo que le quedaba de calor más un poco de sus feromonas fueran pasando hacia su hermana para calentarlo. Sus brazos se envolvieron alrededor de la estrecha cintura y la apretó. No se dio cuenta cuando fue, pero se encontró aspirando la fragancia de
Mathew guardaba las últimas cosas que necesitaba para irse de viaje por una semana. Su padre le había encomendado una misión de reconocimiento y debía partir a la mañana siguiente. Pero no se esperó que su puerta fuera abierta y que un Byron entrara todo mojado y con un rostro de pánico. Este corrió hacia él y cayó de rodillas a punto de romper en llanto.Mathew dejó lo que tenía en mano y temió lo peor preparándose para llamar al doctor pensando que a Dyna le había ocurrido algo cuando Byron le jaló el borde de la camisa.-Señor, ayúdeme por favor. No sé qué hacer. Yo… yo… besé a mi hermana-Mathew solo pudo resoplar. Sabía que eso pasaría antes o después. Solo era cuestión de tiempo.Mathew se pasó la mano por el rostro y suspiró profundamente.-Byron- dijo suave- Ahora mismo tengo tremendas ganas de patearte. Tienes idea del susto que me has dado-El lobo dejó de llorar de golpe y lo miró pestañeando. Mathew se llenó de paciencia, calmándose después de saber que la situación no era