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Cierro la maleta y sonrió mirando todo empacado. Estaba emocionada, feliz y  un poco inquieta por lo que me esperaba fuera de estas cuatro paredes. De pronto caí en cuenta de todo lo que iba a dejar.

Mis padres, mi hermano, mis amigos y toda mi vida estaba aquí. Realmente había deseado irme al reino donde no conozco a nadie y seguro los primeros días me perdería en las calles.

Por lo menos estaría con Izel.

Aleje ese pensamiento tonto de mi mente y volví a sonreír,  todo va a salir bien. Encontraría mi propio camino, digo, Hunter es el próxima alfa de la manada en algún momento encontrará a su mate, mis padres se irán de viajes viajes eso suceda y ¿yo? No sé qué camino  tomar, ni siquiera me veo en un futuro.

Salgo de la habitación dejando todo lo empacado atrás y camino a la cocina donde estaban todos esperándome en una agradable conversación donde Hunter era el protagonista.

—¡Es enserio mamá!— chilló mi hermano— Monica no me gusta para nada, a mi lobo le parece despreciable. Ni siquiera puedo mirarla sin sentirme mal.

—Hunter, eres terrible— dijo papá negando con el ceño fruncido— después de ser su novio durante tres años ahora te repugna— tomo haciendo al lado de mi hermano.

—Eso fue antes de que tuviera mis transformación, ahora me quiero guardar para mi mate— bufé uniéndome a la conversación.

—¿Qué le vas a guardar?— pregunté haciéndole muecas— ¿las migajas?— Hunter me miró indignado.

—¡Obviamente no! Yo aun tengo muchas cosas que guardar para el amor de mi vida.

—Como los sentimientos — dijo Izel. Mi hermano sonrió.

—Exacto, ves, Izel si sabe— la nombrada se sonrojo y mi hermano le guiño un ojo. Tontos.

—Pero si juraste que estabas enamorado de Monica y presencias que era tu mate, pero fue todo lo contrario— mi hermano empezó a pellizcar mis mejillas.

—Tonta, ella solo fue una ilusión adolescente…

—De la cual hablabas las veinticuatro horas del día— mamá lo pico y sonreí.

—Ya dejen a Hunter en paz chicas,  lo están torturando— papá fingió seriedad— déjenlo que aprenda de sus errores— asentimos cambiando de tema. 

•••

La cena terminó e inmediatamente corrí a mi habitación, Jack y Isa vendrían por mí.

Busqué mi chaqueta y salí de la habitación encontrándome a Izel en el pasillo caminando de un lado a otro. Mi mirada se cruzó con la suya y la aparte pasandole por un lado.

—Amara espera— me llamó haciendo que me detuviera. Desde que tenía doce años no me había vuelto a dirigir la palabra cuando estamos solas— lamento tener que ir al reino, te juro que yo no quería ir, pero mi tío es tan insistente y no puedo fallarle en algo después de todo lo que ha hecho por mí— me gire, parecía asustada. 

—Izel, no tienes que…

—Lo sé, me odias, pero te juro que cuando estemos allá ni siquiera me verás y sentirás mi presencia. Tú estarás en un lugar y yo me iré. Lo juro— la miré estupefacta, lo decía decía en serio, según papá ella nunca jura en vano.

—Bien— iba a empezar a seguir mi camino cuando volvió a hablar.

—Pero te tengo que pedir una cosa — la mire mire una ceja alzada— por favor no le digas a nadie lo que le hice a papá. No quiero que nadie más me odié — trague grueso, ella quería llorar  y yo empezaba a sentirme realmente mal. 

—Izel…

—Te juro que que te molestare, no estaré en tu vida solo si tu no le cuentas eso a nadie— joder, estaba llorando, si mamá, papá o Hunter la veían así me iría realmente mal.

—Bien, te juro que no le contaré nada a nadie —  ella asintió limpiando sus lágrimas. Que llorona.

—Gracias Amara— me dio una leve sonrisa antes de irse rápido. Aún no comprendía cómo me seguía sonriendo aún con todas las cosas horribles que le he hecho y dicho.

Ignoró mis pensamientos y salgo de la casa de inmediato.

•••

—Amara— Isa me abraza y luego entrelaza su mano con la mía. Sonrió caminando del brazo con mi mejor amiga hacia el lugar donde se encuentran todos mis amigos, que son alrededor de unos diez, sonrió acercándome a Jack y besando su mejilla. Él es el beta de mi hermano y está perdidamente enamorado de mi.

¿Cómo lo sé? El me lo confesó pensando que le correspondería, pero no lo hacía, yo solo lo veía como un hermano y él respeto eso. 

Ahora estábamos en mi "despedida" de la manada. Celebrando que yo pueda triunfar y que alguno de ellos, si no todos, puedan acompañarme en la universidad el próximo año. Sonreí aceptando un vaso con cerveza.

—Gracias— dije a Jack que también le daba un vaso a mi amiga. Ella estaba embobada por él, yo solo deseaba que ambos sean felices y que  cada uno encuentre a su mate.

—Así que te vas— murmuró Jack finalmente.

—Así es.

—Te extrañaremos mucho por acá.

—Si, ya no será lo mismo sin ti Amara. Me harás tanta falta.

—Ay, tan  melancólicos— trate de disimular el nudo que se formaba en mi garganta. Quería llorar, pero no  quería demostrar que me afecta marcharme de aquí.

—Ahora cln quien me la pasare en el recreo— chillo Isa.

—Me tienes a mi pecosa— la molesto Jack. Simule tomar de mi vaso para ocultar la sonrisa en mi rostro.

—Oh— murmuró mi amiga— promete que volverás cuando puedas, que no te olvidarás de mí y harás  nuevas amigas— hice una mueca.

—Jamás podría olvidarme de todos ustedes.

—Porque siento que esto es una despedida— se acero el hermano de Isa abrazándome ahora el— te extrañare mucho fastidiosa.

Sonreí, Lionel era un tipo muy agradable y mi primer beso. Sonreí, no podía negar que aún sentía atracción hacia él.

—Brindemos por nuestras hermosa princesa— gritó Lionel haciendo que todos alzaron sus vasos en mi nombre.

—¡Que viva!— gritaron todos al unísono.

Lionel, Isa y Jack me abrazaron al mismo tiempo.

—Me van hacer llorar idiotas— pase mis dedos pulgares por mis ojos y efectivamente una lágrima estaba apunto de salir.

Jodidos, cómo los iba a extrañar. No creo encontrar jamás otros amigos como ellos.

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