Izel–Estuviste muy callada en todo el camino ¿Segura que estas bien? – Laila se sienta frente a mí, su cabello está mojado mientras trae un lindo vestido celeste que resalta sus ojos.–Si– me limito– ¿Tú cómo llevas las cosas con Hunter?–Vamos excelente, desde que hablamos y nos declaramos hemos estado de maravilla– Laila se suelta a hablar pero yo solo puedo pensar en una cosa. La Diosa Luna me hizo una mala jugada.¡Por todos los Dioses, soy su mate. Su pareja destinada! ¿Podría ser esto peor? No, definitivamente no. Hace miles de años se sabe que los ángeles y los demonios no pueden estar juntos, peor que ser destinos, es una maldición que los envuelve y no para hasta su destrucción.Por qué no pude tener una pareja cualquiera, no una que sea el centro de atención del reino, guapo, príncipe, mitad demonio mitad lobo y en el peor de los casos tiene actitudes egoístas. No sé ni porque estoy pensando en él.Después del incidente con Lionel nos regresamos inmediatamente a la manada,
Lluvia.Gotas caían sobre aquel hombre que traía a una pequeña en sus brazos; corría mientras tapaba a la pequeña criatura que llevaba en sus brazos. La cual no paraba de llorar. Sentía su corazón destrozado al sentir los latidos de la pequeña disminuir. ¡No, no podía dejarla morir! Moriría si algo le pasara, juró protegerla como su propia hija y eso haría.Corrió, corrió lo más fuerte que pudo hasta llegar a una abriendo la puerta de golpe asustando a la elegante mujer que tomaba su taza de café. Ella lo miró, perpleja, sin saber que hacer o decir al ver a su esposo en aquella situación.—¿Papi?— lo llamo la pequeña pelinegra al ver a su padre cubierto de sangre y con aquella pequeña, que no dejaba de llorar en brazos.—Dime que no es cierto por favor— sollozo aquella mujer. El hombre no pudo evitar soltar unas lágrimas.Se sentía terrible, se sentía culpable de esa situación, se lamentaba no poder haber llegado antes y haber causado tal daño a esta pequeña en sus brazos.—¡No, no,n
AmaraBajo las escaleras a gran velocidad, ignorando los gritos de mi madre pidiéndome que me detenga. Estoy muy emocionada.El cartero de la manada acaba de llegar con la carta tan esperada por mi. Han sido tres meses de agonía, esperando la respuesta de aprobación a la escuela del reino. Quería cursar mi último año allá y aunque fácilmente hubiese entrado con las influencias de mi padre, quiero entrar por mis propios logros.Abro la puerta antes de que el cartero toque y recibo las cartas antes de que pueda decir algo. Cierro la puerta y me doy la vuelta buscando entre las miles de cartas que hay en mis manos.—¡Sí!— exclamó cuando veo la carta con el sello de la escuela del reino, con nerviosismo la abro y mis ojos destella ante lo que leo— ¡Sí,si, joder!— grito dando brincos mientras las cartas caen al suelo.Mamá me mira con una sonrisa en la cara mientras mi padre y hermano salen de la oficina del primero. Me miran estupefactos y yo solo corro abrazando a papá que al parecer y
Cierro la maleta y sonrió mirando todo empacado. Estaba emocionada, feliz y un poco inquieta por lo que me esperaba fuera de estas cuatro paredes. De pronto caí en cuenta de todo lo que iba a dejar.Mis padres, mi hermano, mis amigos y toda mi vida estaba aquí. Realmente había deseado irme al reino donde no conozco a nadie y seguro los primeros días me perdería en las calles.Por lo menos estaría con Izel.Aleje ese pensamiento tonto de mi mente y volví a sonreír, todo va a salir bien. Encontraría mi propio camino, digo, Hunter es el próxima alfa de la manada en algún momento encontrará a su mate, mis padres se irán de viajes viajes eso suceda y ¿yo? No sé qué camino tomar, ni siquiera me veo en un futuro.Salgo de la habitación dejando todo lo empacado atrás y camino a la cocina donde estaban todos esperándome en una agradable conversación donde Hunter era el protagonista.—¡Es enserio mamá!— chilló mi hermano— Monica no me gusta para nada, a mi lobo le parece despreciable. Ni siq
Suspire abrazada a papá y mamá. Ambos estaban llorando y yo no me quedaba atrás, me sentía triste por tener que dejarlos a todos, tener que dejar a mis amigos y me arrepentí de enviar esa solicitud.Ya no quería ir ahí.Ya era muy tarde, mi presencia allá fue confirmada el mismo día y no podía desistir. Haría quedar mal a mi manada y a mi padre.–Los extrañé mucho— me permití sollozar en el hombro de papá— los amo mucho, mucho— murmuré sin dejar de sollozar. Ya parecía a Izel, que estaba a un lado con los ojos llorosos y la nariz roja. —Portante bien princesa mía, y cuida de tu prima— asentí, no quería irme molesta con mis padres ante su pedido. Ella y yo teníamos un trato.Escuchamos decir en los altavoces que nuestro vuelo ya estaba por despegar así que teníamos que irnos ya.—Cuídense mucho ¿Vale? Cualquier cosa deben avisar e inmediatamente me tendrán allá— exclamó papá y asentimos mientras caminábamos al avión junto a mi hermano que parecía afligido.•••Sentí un nudo en el estó
Me miré en el espejo sintiéndome ridícula en este dichoso uniforme. Era una falda negra con ondas, una camisa blanca de vestir y una saco negra a la altura de la cintura. Me queda jodidamente grande. Y seguramente los otros dos me quedarían iguales.—¡Amara vamos a llegar tarde en su primer día!— Me llamó mi hermano. Me miré una vez en el espejo y salí de la habitación asegurándome a mi misma que al volver arreglaría ese problema. Cuando salí vi a Izel junto a mi hermano y me pregunté porque a ella si le queda a su medida el uniforme, marcando su cintura y sus piernas y a mi me hace ver gordo. Fruncí el ceño y caminé tomando mi mochila en brazos.Salimos de la casa y poco después de veinte minutos ya estábamos enfrente de ¡un jodido castillo! Sonreí, esto definitivamente cumplía con mis expectativas. Me adentro al castillo mirando alrededor, todo jodidamente hermoso y los chicos ni se diga. Sonreí internamente al pensar que cumpliría mi romance adolescente con uno de estos papuchos.
Me levanto y salgo a toda velocidad del lugar deseando desaparecer por completo de su vista y no querer encontrármelos nunca más.Camino a toda velocidad al baño donde entró y dejó la mochila a un lado para verme al espejo. Lavo mi ra y la secó con servilletas no antes de que Laila entre entre lugar y me de una sonrisa de disculpa y su mirada gacha.—Amara, lamento el comportamiento de esos Idiotas— murmuró ella. Estábamos solas en en baño— solo me están cuidando… Digamos que la última amiga que tuve solo me utilizo para acercarse a Aziel y Casiel— asiento entendiendo perfectamente quienes son— si no quieres ser mi amiga esta bien, pero pido disculpas por ellos— la miró algo inquieta, se ve una buena chica y me gustaría que fuera mi primer amiga pero el hecho de que ella tiene una relación con esos Idiotas y yo estar cerca de ellos me inquieta.—Laila— la llamo al ver que está a punto de irse, esta se gira y me mira esperanzada— si quiero ser tu amiga, discúlpame a mi también por comp
Izel.Cierro la puerta detrás de mí, no puedo más y caigo al suelo. Duele, como duele cada vez que hago esto, es como si me golpearan una parte interna en mi pecho. Cada vez, cada vez que absorbo algo de una persona duele, es una tortura sentir mi corazón acelerarse, mi piel erizarse y mis huesos doler tanto que me obligan a doblarme en el piso y soltar todo el contenido de mi estómago. Me arrastró al baño sentándome arrodillándome en el inodoro y vomitando; no es un vómito cualquiera. Es de color negro y más que comida es el mal que tenía esa persona. Me quedo ahí arrodillada, espero que vomitar haya aliviado un poco mi dolor y poder levantarme. Para eso pasan algunos minutos donde siento como mi cuerpo se contrae y las punzadas aumentan en mi pecho.Estoy acostumbrada, cuando era más pequeña no sabía cómo controlarlo y cada vez que tocaba a una persona enferma o que sufría, absorbía el mal y terminaba en el hospital "enferma". Nadie lo sabía, ni siquiera mi tío que es la persona