Narrador: RagnarEl viento soplaba con una fuerza inusitada, como si respondiera al llamado de Aldara. Mientras ella caminaba decidida hacia un lugar específico en el bosque, no pude evitar sentir un escalofrío recorrer mi espalda. Algo poderoso, algo que no alcanzaba a comprender del todo, nos estaba guiando.Seguí a Aldara en silencio, mis pasos resonando en la quietud del bosque. Cada paso que daba hacia el claro me acercaba a una verdad que había estado evitando. Sentía la tensión en el aire, la anticipación de lo desconocido. Cuando finalmente llegamos al claro, el lugar emanaba una energía antigua, casi sagrada. La luz suave que emanaba desde la tierra misma parecía envolver a Aldara, resaltando su presencia de manera casi sobrenatural.Observé cómo cerraba los ojos y se dejaba llevar por las visiones. La presencia de su poder me sacudió hasta lo más profundo de mi ser. Sentí una mezcla de temor y admiración al ver la transformación que se estaba gestando ante mis ojos. Aldara n
Narrador: AldaraEl viento aún susurraba a nuestro alrededor, pero esta vez su canto era distinto. Había un eco de advertencia en su murmullo, un presentimiento oscuro que me erizaba la piel. La energía en el bosque vibraba con una tensión latente, como si la naturaleza misma estuviera conteniendo el aliento.Ragnar y yo nos miramos en silencio. Su postura, siempre firme y resuelta, ahora estaba cargada de alerta. Yo sentía una presión en el pecho, un presentimiento de que algo se aproximaba. No sabía qué, pero el aire me lo gritaba en cada brisa que se colaba entre los árboles.—Debemos estar listos —dijo Ragnar en un tono bajo, pero firme.Asentí. Mis poderes estaban despertando, pero aún no los controlaba del todo. Había sentido su fuerza creciente, la manera en que el fuego respondía a mi voluntad y cómo el viento se moldeaba a mi anhelo. Sin embargo, también había sentido el peligro de esa magia incontrolable. Sabía que, si no aprendía a manejarla, podía convertirme en una amenaz
Narrador: AldaraEl viento soplaba con furia entre los árboles, cargado de un aroma férreo que hizo que mi piel se erizara al instante. Ragnar también lo sintió. Se puso en guardia, sus ojos centelleaban con un instinto animal, como si algo en el aire lo alertara de un peligro inminente.Mis manos temblaron. Conocía ese aroma, lo había llevado tatuado en mi memoria por siglos.El pasado venía a buscarme.De entre las sombras del bosque, emergió una figura alta y esbelta, vestida con un abrigo oscuro que se ceñía a su figura de manera impecable. Su piel pálida resplandecía bajo la luz de la luna, y sus ojos, dos pozos rojos como el vino, se posaron en mí con una intensidad lacerante. Su sola presencia absorbía la calidez de mi entorno, reemplazándola con un frío abismal que me paralizó por un instante.—Aldara —pronunció mi nombre con una voz profunda, cargada de un veneno dulce que conocía demasiado bien.Mi corazón martilleó dentro de mi pecho. Cada recuerdo, cada fragmento de mi vid
NarradorLa oscuridad era espesa, envolvente, un manto de sombras que parecía retenerla en un sueño del que no podía despertar. Aldara caminaba descalza sobre un suelo frío, que vibraba con una energía antigua y peligrosa. Podía escuchar el eco de su propia respiración entremezclado con un susurro distante, un murmullo que poco a poco se convertía en un llamado.—Aldara…Su nombre flotó en el aire como un eco funesto. Su piel se erizó, el pulso se le aceleró. Conocía esa voz. Una parte de su alma aún respondía a ella, aunque se negara a aceptarlo.Laziel emergió de las sombras con la misma elegancia y poder con el que lo recordaba. Su silueta era alta, imponente, con aquel porte regio que lo había caracterizado siempre. Sus ojos rojos la taladraron con una intensidad feroz, brillando como brasas encendidas en la penumbra. Su rostro, perfecto y esculpido en mármol, no mostraba ni rastro de la dulzura que alguna vez le había dedicado.—Has dejado que otro te reclame —su voz era un susurr
Narrado por AldaraLa oscuridad me envolvía como un manto frío cuando abrí los ojos. El viento silbaba entre los árboles, pero algo más pesado flotaba en el aire: la sensación de un peligro inminente. Sentía la piel erizada, como si mi propia magia intentara advertirme de algo, como si los ecos de mi pasado hubieran cobrado vida en la penumbra de la noche.Respiré hondo, intentando calmar el frenético tamborileo de mi corazón. Mi pecho aún ardía con el rastro de la presencia de Laziel en mis sueños. Su voz, llena de reproche y rabia, se había quedado grabada en mi mente. "Me perteneces, Aldara. Siempre me perteneciste", había dicho.Pero no era cierto. Ya no era suya. Nunca más lo sería.A mi lado, Ragnar dormía. Su respiración era constante, su pecho subía y bajaba con serenidad. Me aferré al calor de su presencia, buscando refugio en su esencia, en la seguridad que me brindaba. Pero la culpa enredaba mis pensamientos. ¿Era injusto que él estuviera aquí mientras las sombras de mi pas
Narrado por RagnarEl frío de la noche se había intensificado. Algo me despertó. No era un ruido, ni un movimiento, sino la ausencia.Aldara no estaba.Me incorporé de inmediato, los instintos afilados como cuchillas. Su calor aún impregnaba las mantas, pero la falta de su presencia me oprimió el pecho con un peso insoportable. Algo andaba mal.Me puse de pie en un solo movimiento, con los músculos tensos y el lobo a flor de piel. Extendí mis sentidos, rastreando su esencia en el aire. Su aroma seguía ahí, pero se desvanecía entre los árboles, arrastrado por una energía que no pertenecía a este bosque.Vampiro.Un gruñido grave brotó de mi garganta. La sola idea de que uno de ellos estuviera cerca de Aldara hizo que la ira se encendiera en mis venas.Me desplacé con rapidez, mis pasos firmes sobre la tierra húmeda. Cada latido en mi pecho retumbaba con el mismo pensamiento: encontrarla, protegerla, traerla de vuelta.El viento me llevó sus voces antes de que pudiera verlos.—No tienes
Narrado por AldaraLa noche se tragó a Ragnar.Lo vi marcharse sin decir nada más, su espalda rígida y su respiración entrecortada por la rabia contenida. Nunca lo había visto así. No solo furioso… dolido.Y yo lo había causado.Me quedé allí, en la oscuridad, con las palabras atoradas en la garganta y el peso del silencio oprimiéndome el pecho. Debí decirle algo. Detenerlo. Explicarle. Pero ¿cómo?¿Cómo le decía que mi pasado me seguía arrastrando como una maldita cadena?Laziel se había ido, pero su sombra todavía flotaba a mi alrededor, en el aroma frío que dejó en el aire y en el veneno de sus palabras."Yo fui su esposo. Y ella sigue siendo mía."Me abracé a mí misma, sintiendo un escalofrío recorrerme. No. No era suya. Nunca más.Pero el problema no era él. Era yo.Cerré los ojos con fuerza. Porque era cierto.Porque aún lo soñaba.No por amor. No por deseo. Sino porque él fue la última persona que toqué antes de olvidar quién era. La última pieza de un rompecabezas que seguía i
Narrado por RagnarCorrí.No podía quedarme un segundo más allí, viendo su rostro, sintiendo el peso de su mentira aplastándome el pecho.La traición era una cosa, pero esto… esto era peor.El aire helado cortaba mi piel mientras avanzaba entre los árboles. No me importaba hacia dónde iba, solo quería alejarme. De ella. De la mujer en la que confié, en la que puse mi vida, mi manada… mi corazón.Y todo fue una maldita mentira.—¡Ragnar, espera!Su voz me alcanzó como un dardo envenenado. Pero no me detuve. No podía.Porque si la miraba otra vez, si la escuchaba explicarse, podía quebrarme.Y no me lo permitiría.No después de lo que acabo de escuchar.Laziel.Ese bastardo. Su sola presencia fue suficiente para hacerme perder la razón. Pero supe que algo estaba mal en el instante en que vi la forma en la que él la miraba. No como un enemigo. No como alguien que quiere destruirla.Sino como alguien que la conoce.Como alguien que ha tenido lo que yo creí que era mío.Y entonces, sus pal