Narrador: AldaraEl viento soplaba con furia entre los árboles, cargado de un aroma férreo que hizo que mi piel se erizara al instante. Ragnar también lo sintió. Se puso en guardia, sus ojos centelleaban con un instinto animal, como si algo en el aire lo alertara de un peligro inminente.Mis manos temblaron. Conocía ese aroma, lo había llevado tatuado en mi memoria por siglos.El pasado venía a buscarme.De entre las sombras del bosque, emergió una figura alta y esbelta, vestida con un abrigo oscuro que se ceñía a su figura de manera impecable. Su piel pálida resplandecía bajo la luz de la luna, y sus ojos, dos pozos rojos como el vino, se posaron en mí con una intensidad lacerante. Su sola presencia absorbía la calidez de mi entorno, reemplazándola con un frío abismal que me paralizó por un instante.—Aldara —pronunció mi nombre con una voz profunda, cargada de un veneno dulce que conocía demasiado bien.Mi corazón martilleó dentro de mi pecho. Cada recuerdo, cada fragmento de mi vid
NarradorLa oscuridad era espesa, envolvente, un manto de sombras que parecía retenerla en un sueño del que no podía despertar. Aldara caminaba descalza sobre un suelo frío, que vibraba con una energía antigua y peligrosa. Podía escuchar el eco de su propia respiración entremezclado con un susurro distante, un murmullo que poco a poco se convertía en un llamado.—Aldara…Su nombre flotó en el aire como un eco funesto. Su piel se erizó, el pulso se le aceleró. Conocía esa voz. Una parte de su alma aún respondía a ella, aunque se negara a aceptarlo.Laziel emergió de las sombras con la misma elegancia y poder con el que lo recordaba. Su silueta era alta, imponente, con aquel porte regio que lo había caracterizado siempre. Sus ojos rojos la taladraron con una intensidad feroz, brillando como brasas encendidas en la penumbra. Su rostro, perfecto y esculpido en mármol, no mostraba ni rastro de la dulzura que alguna vez le había dedicado.—Has dejado que otro te reclame —su voz era un susurr
Narrado por AldaraLa oscuridad me envolvía como un manto frío cuando abrí los ojos. El viento silbaba entre los árboles, pero algo más pesado flotaba en el aire: la sensación de un peligro inminente. Sentía la piel erizada, como si mi propia magia intentara advertirme de algo, como si los ecos de mi pasado hubieran cobrado vida en la penumbra de la noche.Respiré hondo, intentando calmar el frenético tamborileo de mi corazón. Mi pecho aún ardía con el rastro de la presencia de Laziel en mis sueños. Su voz, llena de reproche y rabia, se había quedado grabada en mi mente. "Me perteneces, Aldara. Siempre me perteneciste", había dicho.Pero no era cierto. Ya no era suya. Nunca más lo sería.A mi lado, Ragnar dormía. Su respiración era constante, su pecho subía y bajaba con serenidad. Me aferré al calor de su presencia, buscando refugio en su esencia, en la seguridad que me brindaba. Pero la culpa enredaba mis pensamientos. ¿Era injusto que él estuviera aquí mientras las sombras de mi pas
Narrado por RagnarEl frío de la noche se había intensificado. Algo me despertó. No era un ruido, ni un movimiento, sino la ausencia.Aldara no estaba.Me incorporé de inmediato, los instintos afilados como cuchillas. Su calor aún impregnaba las mantas, pero la falta de su presencia me oprimió el pecho con un peso insoportable. Algo andaba mal.Me puse de pie en un solo movimiento, con los músculos tensos y el lobo a flor de piel. Extendí mis sentidos, rastreando su esencia en el aire. Su aroma seguía ahí, pero se desvanecía entre los árboles, arrastrado por una energía que no pertenecía a este bosque.Vampiro.Un gruñido grave brotó de mi garganta. La sola idea de que uno de ellos estuviera cerca de Aldara hizo que la ira se encendiera en mis venas.Me desplacé con rapidez, mis pasos firmes sobre la tierra húmeda. Cada latido en mi pecho retumbaba con el mismo pensamiento: encontrarla, protegerla, traerla de vuelta.El viento me llevó sus voces antes de que pudiera verlos.—No tienes
Narrado por AldaraLa noche se tragó a Ragnar.Lo vi marcharse sin decir nada más, su espalda rígida y su respiración entrecortada por la rabia contenida. Nunca lo había visto así. No solo furioso… dolido.Y yo lo había causado.Me quedé allí, en la oscuridad, con las palabras atoradas en la garganta y el peso del silencio oprimiéndome el pecho. Debí decirle algo. Detenerlo. Explicarle. Pero ¿cómo?¿Cómo le decía que mi pasado me seguía arrastrando como una maldita cadena?Laziel se había ido, pero su sombra todavía flotaba a mi alrededor, en el aroma frío que dejó en el aire y en el veneno de sus palabras."Yo fui su esposo. Y ella sigue siendo mía."Me abracé a mí misma, sintiendo un escalofrío recorrerme. No. No era suya. Nunca más.Pero el problema no era él. Era yo.Cerré los ojos con fuerza. Porque era cierto.Porque aún lo soñaba.No por amor. No por deseo. Sino porque él fue la última persona que toqué antes de olvidar quién era. La última pieza de un rompecabezas que seguía i
Narrado por RagnarCorrí.No podía quedarme un segundo más allí, viendo su rostro, sintiendo el peso de su mentira aplastándome el pecho.La traición era una cosa, pero esto… esto era peor.El aire helado cortaba mi piel mientras avanzaba entre los árboles. No me importaba hacia dónde iba, solo quería alejarme. De ella. De la mujer en la que confié, en la que puse mi vida, mi manada… mi corazón.Y todo fue una maldita mentira.—¡Ragnar, espera!Su voz me alcanzó como un dardo envenenado. Pero no me detuve. No podía.Porque si la miraba otra vez, si la escuchaba explicarse, podía quebrarme.Y no me lo permitiría.No después de lo que acabo de escuchar.Laziel.Ese bastardo. Su sola presencia fue suficiente para hacerme perder la razón. Pero supe que algo estaba mal en el instante en que vi la forma en la que él la miraba. No como un enemigo. No como alguien que quiere destruirla.Sino como alguien que la conoce.Como alguien que ha tenido lo que yo creí que era mío.Y entonces, sus pal
Narrado por AldaraEl frío se cuela en mi piel como agujas invisibles, pero el hielo verdadero está dentro de mí.Él se ha ido.Lo veo desaparecer entre los árboles, su espalda rígida, sus pasos firmes, como si cada uno de ellos lo alejase no solo de este lugar, sino de nosotros.Y yo no me muevo.Porque no sé si debo correr tras él o si ya es demasiado tarde.Porque sé que en el momento en que intente detenerlo, me encontraré con su mirada y veré lo que he hecho.—Ragnar…Mi voz es un murmullo inútil. Él ya no puede oírme. O no quiere hacerlo.El aire duele al entrar en mis pulmones. Siento que todo dentro de mí se comprime, se retuerce, se desgarra en pedazos.Porque yo sabía que este momento llegaría.Que el pasado no puede ser enterrado para siempre.Que tarde o temprano, Laziel vendría por mí.Y aun así, aún con todo lo que había tratado de dejar atrás, aún con todo lo que había fingido olvidar… no lo preparé.No lo preparé para la verdad.La verdad que lo ha destruido.El viento
Narrado por RagnarLa tormenta ha llegado.No es una tormenta real. No hay truenos ni lluvia golpeando la tierra, pero la siento en mis huesos, en la forma en que el aire se ha vuelto denso y el silencio pesa como una sentencia de muerte.Aldara está con él.Lo sé. Lo siento.Mi lobo gruñe dentro de mí, una bestia inquieta que exige acción. Que me obliga a moverme, a buscarla, a reclamarla antes de que él la tome y la arrastre de vuelta a ese mundo del que intentó escapar.No puedo permitirlo.No puedo dejar que me la arrebate.Pero… ¿acaso no lo ha hecho ya?Las imágenes de la última vez que la vi se graban en mi mente como un hierro candente.Su rostro pálido. Sus ojos vidriosos. Su boca entreabierta, como si estuviera a punto de decir algo, pero las palabras nunca hubieran llegado.Porque yo no le di la oportunidad.Me fui.La dejé ahí, en medio de la verdad que había ocultado."No sé quién eres, Aldara."No.No sé quién es.No sé si la mujer a la que amo es la misma que alguna vez