Narrado por RagnarCorrí.No podía quedarme un segundo más allí, viendo su rostro, sintiendo el peso de su mentira aplastándome el pecho.La traición era una cosa, pero esto… esto era peor.El aire helado cortaba mi piel mientras avanzaba entre los árboles. No me importaba hacia dónde iba, solo quería alejarme. De ella. De la mujer en la que confié, en la que puse mi vida, mi manada… mi corazón.Y todo fue una maldita mentira.—¡Ragnar, espera!Su voz me alcanzó como un dardo envenenado. Pero no me detuve. No podía.Porque si la miraba otra vez, si la escuchaba explicarse, podía quebrarme.Y no me lo permitiría.No después de lo que acabo de escuchar.Laziel.Ese bastardo. Su sola presencia fue suficiente para hacerme perder la razón. Pero supe que algo estaba mal en el instante en que vi la forma en la que él la miraba. No como un enemigo. No como alguien que quiere destruirla.Sino como alguien que la conoce.Como alguien que ha tenido lo que yo creí que era mío.Y entonces, sus pal
Narrado por AldaraEl frío se cuela en mi piel como agujas invisibles, pero el hielo verdadero está dentro de mí.Él se ha ido.Lo veo desaparecer entre los árboles, su espalda rígida, sus pasos firmes, como si cada uno de ellos lo alejase no solo de este lugar, sino de nosotros.Y yo no me muevo.Porque no sé si debo correr tras él o si ya es demasiado tarde.Porque sé que en el momento en que intente detenerlo, me encontraré con su mirada y veré lo que he hecho.—Ragnar…Mi voz es un murmullo inútil. Él ya no puede oírme. O no quiere hacerlo.El aire duele al entrar en mis pulmones. Siento que todo dentro de mí se comprime, se retuerce, se desgarra en pedazos.Porque yo sabía que este momento llegaría.Que el pasado no puede ser enterrado para siempre.Que tarde o temprano, Laziel vendría por mí.Y aun así, aún con todo lo que había tratado de dejar atrás, aún con todo lo que había fingido olvidar… no lo preparé.No lo preparé para la verdad.La verdad que lo ha destruido.El viento
Narrado por RagnarLa tormenta ha llegado.No es una tormenta real. No hay truenos ni lluvia golpeando la tierra, pero la siento en mis huesos, en la forma en que el aire se ha vuelto denso y el silencio pesa como una sentencia de muerte.Aldara está con él.Lo sé. Lo siento.Mi lobo gruñe dentro de mí, una bestia inquieta que exige acción. Que me obliga a moverme, a buscarla, a reclamarla antes de que él la tome y la arrastre de vuelta a ese mundo del que intentó escapar.No puedo permitirlo.No puedo dejar que me la arrebate.Pero… ¿acaso no lo ha hecho ya?Las imágenes de la última vez que la vi se graban en mi mente como un hierro candente.Su rostro pálido. Sus ojos vidriosos. Su boca entreabierta, como si estuviera a punto de decir algo, pero las palabras nunca hubieran llegado.Porque yo no le di la oportunidad.Me fui.La dejé ahí, en medio de la verdad que había ocultado."No sé quién eres, Aldara."No.No sé quién es.No sé si la mujer a la que amo es la misma que alguna vez
Narrado por AldaraEl tiempo se detiene.El instante en que Ragnar se lanza sobre Laziel, siento que el mundo entero se fragmenta en mil pedazos. La magia vibra en mi piel, una oleada de poder que no controlo del todo, una fuerza primitiva que lucha por liberarse. Pero no puedo moverme. No puedo hacer nada más que mirar cómo las sombras y la furia colisionan en una batalla que no debió existir.Laziel.Ragnar.Dos fuerzas que se oponen. Dos pasados que chocan.Los gruñidos de Ragnar resuenan en la noche, llenos de rabia, de instinto, de protección. Lo he visto luchar antes, pero esto es diferente. Esto no es una pelea, es una sentencia.Y Laziel... Laziel no se inmuta. Se mueve con la gracia letal de un depredador, esquivando los ataques como si ya supiera cada movimiento de Ragnar. Como si conociera cada una de sus debilidades. Y eso me aterra.Porque lo conoce.Porque me conoce.—Eres tan predecible, lobo —se burla Laziel, su voz es un susurro afilado—. Actúbas sin pensar, movido po
Narrado por RagnarEl viento soplaba con fiereza sobre la ladera de la montaña, arrastrando el eco de mi propio tormento por los senderos escarpados. Mi lobo estaba inquieto, atrapado en una jaula de desesperación que solo Aldara podía romper. Cada vez que cerraba los ojos, la imagen de su rostro perturbado me atormentaba. Podía sentir su angustia, su dolor, y, sobre todo, su duda.Laziel había envenenado su mente con susurros de un pasado que había quedado enterrado hace siglos. Sabía que el vínculo que compartimos se debilitaba con cada momento que ella pasaba sumida en la incertidumbre. Me odiaba a mí mismo por no haber visto antes las grietas en su fortaleza, por haber creído que nuestro lazo era lo suficientemente fuerte como para resistir los fantasmas de su antigua vida.Mis puños se cerraron con fuerza. No podía permitir que Laziel la arrebatara de mi lado. Mi instinto me gritaba que la buscara, que la reclamara de una vez por todas, pero algo en mí sabía que eso solo la aleja
Narrado por RagnarEl aire dentro del gran salón de la manada era denso, cargado de ira y desconfianza. Alrededor de mí, los lobos se congregaban en un círculo cerrado, sus rostros marcados por la duda y la frustración. Pocos se atreverían a desafiarme abiertamente, pero sabía que su lealtad pendía de un hilo. No los culpaba. Yo mismo podía sentir la grieta que había abierto entre nosotros.Marcus, mi beta, fue el primero en hablar. Su voz era un rugido contenido, una mezcla de respeto y reproche.—Nos has puesto en peligro, Ragnar. Toda la manada está en riesgo por tus decisiones. ¿Cómo esperas que sigamos ciegamente a un alfa que prioriza a una bruja por sobre su propia gente?Un murmullo de asentimiento recorrió el círculo. Vi cómo algunos desviaban la mirada, pero la mayoría mantenía la vista fija en mí, esperando mi respuesta.Aldara.Era su nombre el que querían condenar. Su presencia, su existencia misma, había puesto en entredicho mi liderazgo. Pero no era solo ella. Era lo qu
Narrado por RagnarLa luna pendía en el cielo como un ojo frío y vigilante cuando regresé al campamento. La tierra húmeda bajo mis botas se sentía inestable, como si se abriera a mis espaldas, como si la manada que había construido con tanto esfuerzo se desmoronara en mis manos. Había pasado demasiado tiempo fuera, perdido en un torbellino de sangre, magia y desesperación, y ahora el precio de mis decisiones se alzaba frente a mí con el peso de una condena ineludible.Las miradas de mi gente me quemaban la piel cuando crucé el claro. Vi la desconfianza en los ojos de Marcus, mi beta, en la mandíbula tensa de Freya, en la postura rígida de cada lobo que alguna vez confió en mí ciegamente. Antes, mi sola presencia bastaba para infundirles seguridad, para recordarles que éramos fuertes, indomables. Ahora, era un líder cuestionado, un alfa que había puesto en peligro a los suyos por seguir un camino incierto, por dejarse arrastrar por sentimientos que no tenía derecho a poseer.—¿Dónde es
Narrado por AldaraEl aire estaba impregnado con el aroma denso de la noche, un velo de oscuridad que no solo cubría el bosque, sino también mi corazón. Caminaba descalza entre las sombras, guiada por una fuerza que no comprendía del todo, pero que me arrastraba hacia un destino incierto.Había escapado.No de Ragnar, no del lobo que me reclamaba con cada latido de su alma, sino de algo mucho más profundo: de la verdad que pesaba sobre mis hombros como una sentencia ineludible. Laziel había regresado, su presencia me perseguía incluso en la vigilia, como un fantasma insaciable que se negaba a desaparecer. Sus palabras aún ardían en mi piel, lacerantes, frías como el filo de una daga.—Eras mía, Aldara. Lo sigues siendo. ¿Por qué permitiste que otro te reclamara?Su voz había sido un eco en mi mente desde aquella noche en que nuestros caminos volvieron a cruzarse. No había respuestas fáciles, ni excusas que pudieran aliviar el peso de mis decisiones. Porque, en el fondo, sabía que el l