Narrado por Aldara
El claro estaba en completo silencio, pero la tensión entre Ragnar y yo llenaba el aire, pesada y cargada de algo que no podía nombrar. La marca en mi muñeca ardía con un calor extraño, no doloroso, pero innegable. Era como si la piedra, el bosque y Ragnar estuvieran conectados en un ciclo que giraba a mi alrededor.
Mis ojos no podían apartarse de él. Había algo en la forma en que me miraba, como si luchara contra todo su ser. Su mandíbula estaba tensa, sus puños apretados, pero sus ojos... Sus ojos me hablaban de una tormenta interna, una mezcla de deseo y conflicto que parecía consumirlo.
—Ragnar, dime la verdad —susurré, dando un paso hacia él—. ¿Por qué me miras así?
—No deberías estar aquí —dijo, su voz baja y grave, casi un gruñido. Dio un paso hacia atrás, como s
Narrado por AldaraLa noche parecía contener la respiración. Cada hoja del bosque permanecía inmóvil, cada sombra parecía volverse más profunda. Ragnar seguía tan cerca de mí que podía sentir el calor de su cuerpo. Su presencia era abrumadora, como un fuego que no solo calentaba, sino que también amenazaba con consumir.—No sé qué está pasando entre nosotros, pero no puedo seguir ignorándolo —susurré, mi voz quebrada entre el miedo y el deseo.Ragnar abrió los ojos, y en ellos vi reflejado un torbellino de emociones: furia, duda, pero sobre todo, un ardiente anhelo que coincidía con el mío.—No deberíamos hacer esto —murmuró, pero sus palabras carecían de convicción.Su mano todavía descansaba en mi muñeca, y aunque el roce de su piel contra la mía era casi imperceptible, sentía como si cada fibra de mi ser estuviera conectada a él. La marca que llevaba, esa extraña figura que parecía latir como si tuviera vida propia, brillaba débilmente en la penumbra.—Entonces, ¿por qué sigues aqu
Narrado por RagnarEl amanecer se filtraba a través de los árboles del bosque, tiñendo las hojas de dorado. El silencio de la mañana parecía más pesado de lo habitual, como si la tierra misma estuviera conteniendo el aliento. No podía sacudirme la sensación de que habíamos cruzado una línea de la que no había retorno.Aldara dormía cerca del fuego que habíamos encendido unas horas antes. Su rostro, tranquilo y sereno, contrastaba con el caos que sentía en mi interior. La marca en su muñeca seguía brillando débilmente, como si nunca hubiera perdido su energía desde anoche. Me había obligado a apartarme de ella, a no dejar que la proximidad continuara encendiendo ese fuego peligroso entre nosotros. Pero incluso ahora, su presencia era una constante, como un latido que resonaba en mi pecho.Mis pensamientos se interrumpieron con el cr
Narrado por AldaraLa noche se cernía sobre el bosque como un manto pesado, el aire cargado de una tensión eléctrica que parecía provenir de todas partes y ninguna al mismo tiempo. Había algo en esa oscuridad que me hacía sentir más consciente de todo: del sonido de las hojas bajo mis pies, del crujir de las ramas a la distancia, y sobre todo, de la presencia de Ragnar, tan cercana que casi podía sentir el calor que emanaba de su cuerpo.Estábamos solos, lejos del campamento, en un claro que él había encontrado para que pudiéramos hablar. Pero apenas habíamos dicho palabra. Su mirada fija en mí lo decía todo y nada al mismo tiempo.—¿Por qué insistes en quedarte? —preguntó finalmente, su voz grave rompiendo el silencio.Lo miré, sintiéndome atrapada entre la confusión y la determinación.
Narrado por AldaraLa intensidad del momento nos rodeaba como una tormenta silenciosa, y aunque Ragnar intentaba apartarse, algo más profundo parecía mantenernos atados. Sus ojos, antes oscuros y penetrantes, comenzaron a cambiar justo frente a mí. Una luz dorada surgió en sus iris, como si un fuego ancestral estuviera despertando en su interior. Me quedé inmóvil, fascinada y desconcertada al mismo tiempo.—Tus ojos... —susurré, incapaz de apartar la mirada.Él cerró los ojos con fuerza, como si intentara controlarlo, pero cuando los abrió nuevamente, el dorado era aún más brillante, casi sobrenatural.—Mi lobo está demasiado cerca —dijo, su voz más grave de lo habitual, casi un gruñido.El calor en sus palabras resonó en mi interior, como si algo en mí respondiera instintivamente. No había miedo, no
Narrado por RagnarEl brillo de la luna llenaba el claro del bosque, bañando la escena con su luz plateada. Aldara yacía a mi lado, su cabello desparramado sobre el suelo como un halo oscuro. Su respiración tranquila contrastaba con el caos que hervía en mi interior. Por un momento, simplemente la observé, memorizando cada detalle, cada curva, cada línea que parecía dibujada con propósito.Pero el peso de lo que acababa de ocurrir era innegable. No solo habíamos cruzado una línea peligrosa, sino que habíamos dado un paso hacia un territorio donde las consecuencias podrían ser devastadoras para ambos. Mi lobo, satisfecho, pero inquieto, rondaba cerca de la superficie, exigiendo algo que sabía que no podía ignorar. Quería marcarla, dejar mi aroma en ella, para que todos supieran que me pertenecía.—¿Qué estás pensando? —s
Aldara.El agua fría me envolvía, como si las sombras del bosque hubieran cobrado vida y me estuvieran arrastrando a sus profundidades. Mi cuerpo flotaba a la deriva, pero mi mente estaba alerta, con una sensación de irrealidad que no lograba sacudir. No sabía dónde estaba ni cómo había llegado hasta aquí. Todo lo que recordaba era un sueño. Un bosque oscuro. Árboles altos que susurraban secretos en lenguas olvidadas. Y yo, caminando, como si me estuviera buscando a mí misma.Abrí los ojos de golpe, ahogada por el miedo. Mis pulmones se llenaron de aire frío, un aliento agudo que me trajo de vuelta a la realidad. Estaba tumbada sobre algo duro, mojado, con la piel de mis brazos erizada. Me incorporé lentamente, apoyándome sobre los codos, y fue entonces cuando lo vi.Un hombre, de pie, junto a la orilla del lago. Me miraba con una intensidad que hacía que el frío del agua fuera insignificante. Su figura se alzaba imponente entre las sombras, como un lobo solitario que observaba a su p
AldaraEl fuego chisporroteaba suavemente en la chimenea mientras abría los ojos. Por un segundo, me sentí desorientada, sin recordar cómo había llegado a este lugar. La cabaña de Ragnar seguía tan silenciosa como la recordaba, pero algo había cambiado. La noche se había hecho profunda y pesada, el bosque afuera estaba envuelto en un silencio absoluto, como si el mundo se hubiera detenido.Me incorporé lentamente en la silla, mirando a mi alrededor. Ragnar no estaba a la vista, pero la puerta de la cabaña seguía entreabierta, dejando entrar un rastro de luz lunar que se filtraba entre los árboles.Un escalofrío me recorrió la espalda. Había algo extraño en esta calma, una sensación de que algo me acechaba desde las sombras. Apreté los dedos contra los brazos de la silla, mi respiración acelerándose ligeramente mientras intentaba controlar el miedo que comenzaba a surgir.Decidí salir. Quizás estaba afuera, patrullando, o simplemente observando el bosque como lo haría un cazador. Sin p
Aldara El cielo estaba encapotado, amenazando con una tormenta que parecía reflejar el caos que se desataba dentro de mí. Me sentía atrapada, sofocada por un miedo que no podía comprender, y la única cosa en la que podía pensar era en cómo escapar, aunque no supiera exactamente de qué estaba huyendo.Sentada en la pequeña cama de la cabaña, me abrazaba a mí misma, intentando calmar los temblores que recorrían mi cuerpo. Ragnar había salido poco después de traerme de vuelta, y su silencio me preocupaba más de lo que quería admitir. No podía descifrarlo. Su mirada, esos ojos que parecían leer cada parte de mí, me perturbaban más de lo que debía.Me levanté de la cama y me acerqué a la ventana. Afuera, el bosque parecía más oscuro que de costumbre. Todo parecía más denso, más amenazante, como si el propio mundo natural estuviera al tanto de lo que había pasado."¿Qué soy?", pensé. Era una pregunta que nunca antes me había hecho, porque siempre asumí que la respuesta era obvia. Humana. N