Narrado por RagnarEl bosque parecía contener la respiración, como si cada rama y hoja estuviera expectante de lo que estaba por venir. Mi instinto de alfa rugía dentro de mí, exigiendo que protegiera a Aldara a cualquier costo. Apreté los puños, sintiendo la transformación acechando bajo la superficie de mi piel. Pero no podía permitir que la bestia tomara el control todavía. No sin saber contra qué nos enfrentábamos.—Quédate detrás de mí —le ordené a Aldara, mi voz baja y firme.—¿Qué es eso? —preguntó ella, su tono tembloroso pero curioso, como si estuviera intentando comprender algo que su mente apenas podía procesar.El aire se había vuelto más denso, cargado de una energía que no era natural. Podía sentir el peso de la magia oscura en el ambiente, una presencia que e
Narrado por RagnarLa luna llena colgaba alta en el cielo, bañando el bosque con una luz plateada. Mi manada estaba reunida en el claro principal, cada rostro lleno de tensión y expectación. Esta reunión no podía ser evitada; las palabras de la figura encapuchada y la creciente incertidumbre sobre Aldara habían llegado a oídos de los lobos más ancianos. Ahora, todos querían respuestas, y yo debía proporcionarlas como alfa.Aldara estaba oculta en una de las cabañas, protegida por dos de mis lobos más leales, pero sabía que esto no era una solución permanente. La manada necesitaba confiar en mí, y yo debía enfrentar sus dudas antes de que la discordia se extendiera como un veneno.—¡Alfa! —la voz de Viktor, uno de los lobos más veteranos, rompió el silencio. Su tono era grave y acusatorio—. Has traído una desconocida a nuestras tierras, y no cualquier desconocida. Sabemos que no es humana.—¿Y si es una amenaza para la manada? —intervino Freya, su mirada penetrante reflejando el miedo
Narrado por AldaraEl aire en el bosque tenía un peso distinto esa noche, como si todo a mi alrededor estuviera expectante, esperando algo. Aunque Ragnar había insistido en que me quedara en la cabaña, sabía que quedarme oculta no era una solución. Había demasiadas preguntas rondando mi mente, y cada vez que intentaba ignorarlas, una sensación en mi pecho me empujaba a buscar respuestas.El libro antiguo que había encontrado en mi casa seguía siendo un enigma, pero ahora no era solo el libro; había empezado a notar cosas extrañas, señales que parecían guiarme. Era como si el bosque mismo estuviera vivo, mostrándome un camino que solo yo podía ver.Esa noche, seguí ese impulso. Salí de la cabaña con cuidado, asegurándome de que nadie me viera, y me adentré en la espesura del bosque. Las hojas crujían bajo mis pies, per
Narrado por AldaraEl claro estaba en completo silencio, pero la tensión entre Ragnar y yo llenaba el aire, pesada y cargada de algo que no podía nombrar. La marca en mi muñeca ardía con un calor extraño, no doloroso, pero innegable. Era como si la piedra, el bosque y Ragnar estuvieran conectados en un ciclo que giraba a mi alrededor.Mis ojos no podían apartarse de él. Había algo en la forma en que me miraba, como si luchara contra todo su ser. Su mandíbula estaba tensa, sus puños apretados, pero sus ojos... Sus ojos me hablaban de una tormenta interna, una mezcla de deseo y conflicto que parecía consumirlo.—Ragnar, dime la verdad —susurré, dando un paso hacia él—. ¿Por qué me miras así?—No deberías estar aquí —dijo, su voz baja y grave, casi un gruñido. Dio un paso hacia atrás, como s
Narrado por AldaraLa noche parecía contener la respiración. Cada hoja del bosque permanecía inmóvil, cada sombra parecía volverse más profunda. Ragnar seguía tan cerca de mí que podía sentir el calor de su cuerpo. Su presencia era abrumadora, como un fuego que no solo calentaba, sino que también amenazaba con consumir.—No sé qué está pasando entre nosotros, pero no puedo seguir ignorándolo —susurré, mi voz quebrada entre el miedo y el deseo.Ragnar abrió los ojos, y en ellos vi reflejado un torbellino de emociones: furia, duda, pero sobre todo, un ardiente anhelo que coincidía con el mío.—No deberíamos hacer esto —murmuró, pero sus palabras carecían de convicción.Su mano todavía descansaba en mi muñeca, y aunque el roce de su piel contra la mía era casi imperceptible, sentía como si cada fibra de mi ser estuviera conectada a él. La marca que llevaba, esa extraña figura que parecía latir como si tuviera vida propia, brillaba débilmente en la penumbra.—Entonces, ¿por qué sigues aqu
Narrado por RagnarEl amanecer se filtraba a través de los árboles del bosque, tiñendo las hojas de dorado. El silencio de la mañana parecía más pesado de lo habitual, como si la tierra misma estuviera conteniendo el aliento. No podía sacudirme la sensación de que habíamos cruzado una línea de la que no había retorno.Aldara dormía cerca del fuego que habíamos encendido unas horas antes. Su rostro, tranquilo y sereno, contrastaba con el caos que sentía en mi interior. La marca en su muñeca seguía brillando débilmente, como si nunca hubiera perdido su energía desde anoche. Me había obligado a apartarme de ella, a no dejar que la proximidad continuara encendiendo ese fuego peligroso entre nosotros. Pero incluso ahora, su presencia era una constante, como un latido que resonaba en mi pecho.Mis pensamientos se interrumpieron con el cr
Narrado por AldaraLa noche se cernía sobre el bosque como un manto pesado, el aire cargado de una tensión eléctrica que parecía provenir de todas partes y ninguna al mismo tiempo. Había algo en esa oscuridad que me hacía sentir más consciente de todo: del sonido de las hojas bajo mis pies, del crujir de las ramas a la distancia, y sobre todo, de la presencia de Ragnar, tan cercana que casi podía sentir el calor que emanaba de su cuerpo.Estábamos solos, lejos del campamento, en un claro que él había encontrado para que pudiéramos hablar. Pero apenas habíamos dicho palabra. Su mirada fija en mí lo decía todo y nada al mismo tiempo.—¿Por qué insistes en quedarte? —preguntó finalmente, su voz grave rompiendo el silencio.Lo miré, sintiéndome atrapada entre la confusión y la determinación.
Narrado por AldaraLa intensidad del momento nos rodeaba como una tormenta silenciosa, y aunque Ragnar intentaba apartarse, algo más profundo parecía mantenernos atados. Sus ojos, antes oscuros y penetrantes, comenzaron a cambiar justo frente a mí. Una luz dorada surgió en sus iris, como si un fuego ancestral estuviera despertando en su interior. Me quedé inmóvil, fascinada y desconcertada al mismo tiempo.—Tus ojos... —susurré, incapaz de apartar la mirada.Él cerró los ojos con fuerza, como si intentara controlarlo, pero cuando los abrió nuevamente, el dorado era aún más brillante, casi sobrenatural.—Mi lobo está demasiado cerca —dijo, su voz más grave de lo habitual, casi un gruñido.El calor en sus palabras resonó en mi interior, como si algo en mí respondiera instintivamente. No había miedo, no