Cuando llegue al departamento, tire el bolso en el sofá y me deje caer pesadamente, al final con Alex no cruzamos miradas, después de lo sucedido sentía mucha rabia de cómo él me veía. La oferta de quien resulto ser su hermano me parece muy tentadora, quizás él me trate como la persona que soy, porque Alex parece tratarme como una cosa de su propiedad. Es decir, ahora quiere que haga cosas para él sentirse mejor, si yo lo hiciera después no tendría mente propia.
Por un momento pensé que podríamos tener algo juntos, era obvio que me equivoque. Enciendo la tele, la verdad ni siquiera estoy mirando, pero el departamento esta tan en silencio que no puedo evitar pensar y yo no quiero hacerlo.
Mi peor defecto.
Con mucho pesar me levanto pa
—Pase —dice Alex cuando toco la puerta, entro, él esta sentado en su escritorio mirando unos papeles, no levanta la vista cuando cierro la puerta detrás de mí, bueno, parece que aún esta enojado, aunque la única enojada debería ser yo, tuve que dejar de lado mi molestia para poder venir aquí.—Necesito un favor —digo, él recién levanta la vista hacia mí, levanta una ceja.—¿Qué favor? ——Quiero volver al colegio, terminarlo, y como sabes no puedo ir normalmente como lo hacía, Román me dijo que puedo terminarla en la noche, pero me pedirán documentos, documentos que no puedo ir a pedir a mi antigua escuela —digo, él me mira, esta apoyando en el respaldo de su silla, con su lápiz me apunta.—¿Quieres que te consiga esos papele
El demonio me había dado el mejor orgasmo de mi vida, digno de alguien tan pecador como él, el nombre simplemente le quedaba bien, una vez llegue al orgasmo, Alex se levanto y me miro a los ojos, me beso, dejándome sentir mi sabor, que yo ya había probado.—Exquisito —había dicho.Ahora estaba sentada en mi escritorio, con las mejillas sonrojadas y sin ropa interior, porque él no había querido devolvérmela, pero eso me excitaba demasiado, y estoy segura que a él también. No había intentado nada más, y lo agradecía, no sabía si estaba segura de querer hacerlo.Solo podía pensar en las sensaciones que me embargaron en ese momento y en aquellas nuevas sensaciones que el hacerlo me producirían.Además, yo no estaba esperando un
—Adivina —digo a Román con una sonrisa, él me mira con curiosidad.—Creo que adivinar nunca ha sido una de mis virtudes —dice, yo ruedo los ojos.—Voy a volver a estudiar —digo emocionada, él abre los ojos sorprendido y luego sonríe.—¿Cómo lo convenciste? —pregunta, a mi mente vienen las imágenes de lo que hice para convencerlo, pero solo me encojo de hombros.—Se lo pedí solamente —digo, Román me mira con una ceja alzada.—¿Solo así?, bueno la verdad no me sorprende, ya le has vendido tu alma —dice, yo no digo nada, la verdad para muchos es venderle el alma al diablo, pero yo no tengo pensado quedarme toda la vida ahí, quiero ir a la universidad y vivir mi propia vida, no quiero ser la secretaria de un narco.E
—¿Tú lo hiciste? —digo cuando él abre la puerta, levanta una ceja.—Hola, ¿qué tal? —dice, yo ruedo los ojos, Alex se hace a un lado para que yo entre.—¿Tú enviaste a los chicos a hacer un encargo? —pregunto, él se encoge de hombros, me doy el tiempo de mirarlo, solo esta vestido con un pantalón, su torso esta descubierto, un pecho marcado, casi lleno de tatuajes, y eso me desconcentra, muevo la cabeza.—Ellos trabajan para mí, deben hacer contestar cuando yo los llamo —dice.—Si pero Román dijo que hoy se suponía no les tocaba a ellos —digo, él rueda los ojos.—Les toca cuando se me da la puta gana —dice molesto, intento calmarme, la verdad el hecho de que los haya mandado a trabajar solo para que yo viniera, me molesta,
Algunos rayos me despiertan, por un momento me desoriento un poco, yo dormía para el otro lado de la ventana y me había dado el tiempo de dejar bien tapado, así en las mañanas cuando había un sol intenso, no me despertaran, pero hoy era diferente, un calor emanaba a mi estomago de forma penetrante, abro los ojos confundida y me sorprendo al ver un brazo sobre mi abdomen.Miro hacia atrás, la cara del demonio, sus ojos cerrados, y una expresión de completa calma en su rostro, me recuerdan todo lo que paso la noche anterior. Me muerdo el labio sonriendo.Anoche, había sido la mejor de mi vida, lo habíamos hecho al menos tres veces, en diferentes partes de su casa, habíamos terminado agotados en su cama, y era la razón del porqué yo estaba despertando aquí. Saco su brazo con cuidado, siento unas inmine
Alex había insistido en irme a dejar al departamento, y no había tenido mucho chance de negarme, él había sido tajante con eso, pero por más que pedí no encontrarme con Román, cuando llegamos al edificio, este estaba saliendo de el. Se quedo atento al auto, seguramente su primer pensamiento fue que el demonio lo estaba buscando, pero cuando me vio bajar del lujoso auto, su cara se desfiguro.Acababa de comprobar que yo esta más que involucrada con el demonio, y probablemente recibiría un sermón.—Nos vemos en la oficina, nena —dice Alex, al momento de cerrar la puerta, no le respondí nada, ahora, aunque pareciera tonto, solo podía pensar en lo que diría Román.—Hola —digo cuando llego a su lado, él da media vuelta y sin decir nada más, entra al edificio. Suspiro pero me decido a seguir
—No sé que has hecho, pero sé que algo te traes entre manos, niñita —dice Jimena cuando paso hacia mi escritorio, ella esta esperando para entrar, yo me la quedo mirando sorprendida.—¿Qué? —pregunto, ella rueda los ojos.—No te hagas la tonta —dice.—No sé de que hablas, y la verdad no me interesa —digo, sigo caminando pero ella me toma del brazo.—Por alguna razón estás teniendo privilegios, y eso no nos gusta aquí, sabemos que te estás acostando con el jefe —dice, yo levanto una ceja.—¿No les gusta? O ¿no te gusta? ——No te hagas la lista conmigo —dice, yo río.—Yo no me hago la lista, yo soy lista —le digo guiñándole un ojo, ella me mira muy enoj
—Quizás hoy —dice él.—En la tarde tengo que hacer algunos trámites —digo, él asiente.—Hay algo que me ronda la cabeza —dice mirándome fijamente, me descubrió—. ¿Qué edad tienes? —pregunta, yo suspiro y de seguro lo estoy mirando de forma aliviada.—Dieciocho —digo, él asiente.—Lo supuse, por lo menos eres legal, la cárcel no me gusta mucho —dice él riendo, yo también río—. Eres muy bonita, y tu cara solo demuestra juventud, te ves de esa edad, bueno soy mayor que tú, podría ser tu suegra —dice él levantando las cejas, yo me río.—Me gusta mantenerme sola, pero gracias por la oferta ——Entonces, ¿cuándo me darás el placer de s