Baje las escaleras rápidamente, no tenía tiempo que perder, tenía que llegar antes de que lo hiciera Román, me mataría si se entera qué salí. Decido bajar por las escaleras, creo que no soportaría escuchar otra vez esa tonta canción de ascensor. La verdad ¿A quién podría calmar esa música?, ¡si pone de los nervios!. Me debato entre tomar un taxi o simplemente caminar, ya que no quedaba tan lejos del barrio y me había sobrado dinero, pero decidí que mejor lo ocuparía de vuelta. Me dispuse a caminar rápido, parecía que mis pies se movían solos, como si no los controlara y ellos supieran dónde tenían que ir.
Cuando fui llegando el ambiente cambió por completo, las paredes están rayadas, hay b****a en las calle, se puede percibir la precariedad en la que se encuentra este barrio. La desigualdad social siempre será un tema porque nuestros gobernantes nunca han pensado en nosotros ni serán capaces de ceder algunos privilegios. Camino con las manos en los bolsillos y la cabeza gacha, una vez que llego a la calle donde yo residía, me fijo bien si es que están los policías pero para mi buena suerte no hay nadie, solo unos hombres que estaban junto a un basurero quemando y calentándose las manos. Todavía hace frío pero hay días en que el verano pareciera estar a la vuelta de la esquina.
Camino rápidamente hacia la casa, me fijo en que no haya ningún coche sospechoso, no lo hay. Toco la puerta, mis manos sudan, y cuando pienso en devolverme la puerta se abre, más rápido de lo que pensé y mi madre está en la puerta mirándome con odio, no podría decir que está completamente demacrada porque siempre lo ha estado. Creo que va a gritarme, pero la empujo hacia dentro y cierro la puerta.
—¿Qué haces aquí maldita mal agradecida? —me espeta, la miro, no sé cómo alguna vez pude pretender que ella podría quererme.
—Me vendiste, ¿estás muy mal porque el idiota de David está en el hospital muriéndose? — digo con asco
—¡Eres una asesina!, debí dejar que David te matara —sentí un pequeño pinchazo en el pecho pero no cedí a el
—¡Lo hiciste! —le dije—. Todas las veces que dejaste que me golpeara y abusara de mí, ¡ni una vez te importo! —le digo, no quiero llorar, tengo tanta ira contenida que las palabras solo salen de mi boca, me acerco a ella, tengo los puños apretados—. ¡Eres una escoria, la peor madre que pudiera haber existido, una drogadicta asquerosa que no merece vivir! —
—Una vez que despierte David, ¡te matara! —me dice, ella retrocede, y casi puedo ver un poco de miedo en sus ojos, debería tenerme miedo.
— No si yo lo mato primero, y luego vendré por ti maldita inútil, vas a pagarme todo lo que me hiciste —le digo para luego escupirle en la cara, por primera vez ella no dice nada, se ha quedado sin palabras, porque claro, ya no soy la niña que era, que siempre hacía las cosas callada, que aguantaba todo.
Sentí que no tenía nada más que decirle, su cara asustada me producía un placer inmenso, le guiñe un ojo y salí de ese lugar.
Afuera ya estaba empezando a anochecer, por lo que comencé a caminar más rápido, de pronto cuando voy dando la vuelta, un coche policial se acerca hacia la casa, me doy vuelta intentando que no me vean, y miro por el rabillo con alivio cuando no se detiene a mi lado. El coche se estaciona frente a la casa, y de él baja una mujer, una detective con una carpeta entre sus manos acompañada de otro hombre. Tocan la puerta, sé que debería irme porque de seguro la inútil les dirá que estuve aquí pero no puedo dejar de mirar. Ellos le están hablando y de un momento a otro ella comienza a llorar y a gritar.
— ¡Ella lo mató!, ¡ella me dijo que lo haría! —grita ella—. ¡Búsquenla hace poco estuvo aquí amenazándome! —grita llorando.
Pobre, casi llega a darme pena pero lo que más me llama la atención es que David está muerto, ¿tan fuerte fue la herida que terminó muriendo?. Ahora tendrá que trabajar, por que como conseguirá las drogas, sin ella no puede vivir. A pesar de que David está muerto, hubiera querido ir a verlo al hospital, que me mirara a los ojos mientras le quitaba su último aliento, pero obviamente ya está terminado con él. Solo espero que se pudra en el infierno. Por qué allá nos vemos cabrón.
Camino de vuelta, todavía puedo escuchar los gritos de esa mujer, y la verdad no me produce nada. Camino sumida en mis pensamientos, sin tener en cuenta que al delatarme, la policía podría estar buscándome, pero la verdad es que caminar siempre me ha gustado, ayuda a despejar mi mente.
No me doy ni cuenta cuando llego al edificio, me saco el gorro de la capucha y subo las escaleras, cuando entro, Román está parado en la cocina y me mira muy enojado.
—¿Dónde estabas? —pregunta, yo ruedo los ojos
—Por favor, no piensas controlarme —le digo
—¿Fuiste allá verdad? —más que una pregunta parece una afirmación
—Sí, fui a encararla, ¿y sabes?, ahora me siento mucho mejor —digo, me saco la chamarra y saco una fruta del mesón, sentándome en el sofá—. Y ¿sabes de que me entere?, ¡David está muerto! —le digo sonriendo
—¿Cómo te enteraste? —pregunta, aunque no parece sorprendido.
—Al rato que me fui llego la policía... —no alcanzo a terminar porque Román me interrumpe.
—¿Te arriesgaste a que te pillaran? —grita, yo hago como si los oídos me dolieran, sarcasmo obvio.
— Mire de la esquina, la hubieras visto cómo lloraba, parecía actriz- digo, para luego tomar el control y encender la televisión.
—Te pintaste y cortaste el pelo —dice caminando hacia mí.
—Sí, ¿qué tal me veo? —le pregunto moviendo las cejas de arriba abajo, el ríe
—Te queda bien —
—¿Me conseguiste la identificación? —pregunto, él niega.
—Le consulte al demonio, se lo pedí pero él no me acepto, dijo que quería que primero hicieras un trabajo por él y te la daba —yo frunzo el ceño—. Él quiere verte mañana —
Vaya, el Demonio de Endler quiere verme mañana, quizás me mate, quizás me de mí maldita identificación falsa.
— Iré — digo, Román niega
— ¡No, no irás! —dice
—¡Sí iré! —vuelvo a repetir
—Aria tú no sabes cómo es él, una vez que entras ahí no podrás salir, no eres para eso —yo niego
— Ya no soy la de antes, iré a conseguir mi maldita identificación y haré el trabajo que quiera —
Mañana conoceré a aquel hombre que mató a sangre fría a su padre, quizás me pueda dar unas lecciones. Quizás ya estoy en el infierno si el demonio quiere conocerme.
Estaba nerviosa, muy nerviosa, claro ayer me había hecho la valiente porque no le había tomado el peso, y por la adrenalina que había sentido al encarar a mi madre, pero ahora que estaba frente al edificio, y no un edificio cualquiera sino un lujoso edificio, la ansiedad comenzó a surgir.—¿Es en serio? —pregunto asombrada, porque la verdad yo creía que me iba a encontrar con un edificio en un lugar abandonado pero este sitio era un lujo, el edificio estaba hecho completamente de vidrios, con un portero en la puerta y mucha área verde por los lados.— Sí, es todo un empresario —dice Román para luego comenzar a caminar en dirección a la entrada. Mi cara debe ser un poema, literal, esto definitivamente no es lo que yo esperaba. Cuando entramos hay mucha gente yendo de un lado a otro, vestidos de traje y muy elegantes, me miro de arriba abajo, y s
Cuando llegamos a casa con Román me fui de inmediato a mi habitación y cerré la puerta con cerrojo, necesitaba pensar en lo que estaba apunto de hacer. Un golpe en la puerta me sobresaltó.—Aria, ¿Estas bien? —pregunta Román.—¡Sí, tranquilo!, en un minuto salgo —le contesto—No, tranquila, debo salir, no llegaré hoy porque dormiré en casa de mi madre —dice, mejor para mí.—¡Esta bien! —digo, lo ultimo que escucho es el sonido de la puerta cerrándose.Ahora todo esta en silencio, saco el papel que me dio el demonio, y lo muevo entre mis dedos, espero no equivocarme ya que él fue muy expreso en cuanto a que me mataría. Y la verdad no quiero morir, porque en ese caso yo me hubiera matado hace mucho tiempo. Miré el celular qu
Él cierra la puerta detrás de mí, doy otro paso al darme cuenta de que estoy demasiado cerca de él y no me gusta. Miro alrededor, es lujoso, muy lujoso, pero claro si él aparte de narcotraficante es empresario. Muy inteligente, yo jamás me esperaría que este tipo fuera un temido narcotraficante, y también asesino, nunca me esperaría que este hombre hubiera matado a sangre fría a su padre. Pero claro, las apariencias engañan.—¿Qué quieres proponerme? —pregunto, ya que él no dice nada.—Sé que te persigue la policía —dice, yo asiento, eso lo sabe toda la ciudad ya—. Te ofrezco protección, y a cambio trabajas para mí —termina.¿Trabajar para él?, inmediatamente Román apareció en mi mente, yo no quería hacer los trabajos q
—No lo creo, no sé por quién me tomas —le digo, él enarca una ceja, y yo definitivamente vuelvo a tragar saliva, no sé que me pasa, me siento como una tonta, y estoy segura que él lo nota. Así que hago lo único que se me ocurre y me escabullo de su lado para quedar pegada al escritorio.—¿Quieres que te lo haga ahí? —pregunta dándose vuelta hacia mí, sonriendo, esta vez ruedo los ojos, ¡no puedo creerlo!—Por favor, estoy segura que tienes muchas más mujeres deseando acostarse contigo, para que me estés molestando —El demonio se mete las manos en los bolsillos sin sacarme la mirada de encima.—¡Claro que sí! —dice—. Acaso, ¿tú no me deseas? —pregunta.—No —digo—. Y la verdad me gustaría saber qu&
Una cena con narcotraficantes…Apenas llevaba medio día, literal, trabajando y ya tenia que ir a una cena con narcotraficantes, donde no sabía nada porque recién les estaba echando un vistazo a los documentos, porque no es que cada uno tenga 5 páginas, tienen desde 40 hacia arriba. Y lo peor de todo no sabía ni como comportarme, quizás el demonio creía que yo podría ir por lo que le hice a David, pero yo no era una asesina a sangre fría como él.Salí de su oficina sin decir nada más, fui a mi escritorio y me senté un momento, mire el fajo de billetes en la mano, era mucho más que para solo comprar un vestido y zapatos. Definitivamente él tenía mucho dinero.Agarre mis cosas y salí del edificio en dirección al centro comercial, otra vez, había estado más veces aqu&iacut
Miro al demonio, de verdad confundida, es decir, yo ni siquiera estoy coqueteando, además si lo hiciera obviamente no sería problema de él.—Bueno Max, gracias a ti encontré el baño —digo riendo, él sonríe también, puedo sentir la mirada penetrante del demonio pero no lo tomo en cuenta, esta bien que yo trabaje para él pero esto no tiene nada que interesarle.—¿Primera vez aquí? —me pregunta, yo asiento.—Vaya, me sorprende que una mujer con tanta elegancia como tú, no haya venido antes aquí —sé que me esta coqueteando no soy tonta, Max es guapo, es muy guapo, y la verdad me sorprende un poco que se haya fijado en mí, no soy como las demás mujeres que se ven aquí.—¿Elegante? —pregunta el demonio, lo miro, este mira confundi
Voy llegando a la oficina, en la mañana recibí otro texto de Alex pero no respondí, la verdad no tenía sentido, él era de ese tipo de hombres acostumbrados a obtener lo que quieren. Decir que no había podido dormir bien anoche, quedaba poco, a la rápida pude taparme un poco las ojeras que tenía pero nada más, ni siquiera había tomado desayuno. Yo simplemente me había vestido y había salido.—A mi oficina —dice Alex, al instante en que me siento en la silla de mi oficina. suspiro sin decir nada y camino hacia ella.—¿Qué sucede? —pregunto, Alex se ve demasiado guapo en un traje gris, pero ¿Qué cosas pienso?—Lamento lo de anoche —dice, yo lo miro sin decir nada—Aria, di algo ——No tienes porqué pedir di
Cuando entro al departamento, Román está sentado en el sofá, cuando me ve sonríe y se acerca a mí para darme un abrazo.—¡Creí que estabas muerta! —me dice, yo río—¿Por qué pensaste eso? ——Es que no te he visto ningún día, hace dos días vine pero tu no estabas —dice.—Mira te doy mi numero de celular, para cuando quieras saber que estoy viva —digo riendo, Román ríe también y asiente.—Eso seria bueno, ya sabes que te quiero como una hermana ——¿Cómo esta ella? —pregunto, la verdad no se porque pregunto. Román suspira y se aleja un poco de mí.—Se está prostituyendo —la verdad no me sorprendo, también s