—Eres el místico más raro que he conocido.—¿Por qué nos llaman místicos? —abre los ojos y debo apartar la mirada.Me centro en ver los árboles mover las hojas de sus ramas debido al viento, en el cielo grisáceo con nubes extrañas y los últimos rayos de un sol que jamás dará calor como en plano terrenal.—Porque ustedes son mitos —respondo sin verlo—. Para la gran mayoría de los humanos, ustedes no existieron, no existen ni existirán. Se escriben novelas cuyos protagonistas se basan en vampiros, hombres lobo, magos… Niñas tonta a veces fantasean con tener un novio vampiro o un hombre lobo que las proteja y olvide sus instintos asesinos solo por amor —me atrevo a mirarlo, me observa con interés—. Un amor que ninguno de ustedes puede sentir.—¿Hay novelas con protagonistas dragones?He leído un par de cuentos y novelas en dónde se hace mención a dragones, sin embargo distan mucho de lo que puedo ver en Xiwtekuhtli, pues este tipo casi parece un ser humano.Simplemente niego con la cabez
Los toques me sobresaltan, pego un brinco y salgo de la cama, hay un segundo de silencio y luego tocan otra vez. Abro la puerta.La montera antigua me devuelve la mirada, su rostro serio y su mirada analítica son suficientes para saber que hoy no es mi día de suerte. O mi noche de suerte. Tengo entrenamiento con Arlen a primera hora de la mañana, necesito estar descansada para ya no ser tomada por sorpresa y resistir mejor. —Si no es noticia de que ya mandaron a Siena al cuartel, no me interesa —digo con un bostezo—¿No deberían dejar que descanse lo mejor posible?La montera esboza una pequeña sonrisa tranquilizadora.—Se irá de aquí por la mañana, no acató tan mal la petición —se encoge de hombros—. Pero no vine a buscarte por eso, creo que hay algo que te gustaría ver.Se da la media vuelta y se aleja por el pasillo. No puedo decir que la curiosidad me mate o algo por el estilo, pero sería descortés de mi parte no hacerle caso a la montera y encerrarme de nuevo en la habitación. G
Lo que me sorprende es que no vamos hacia un aula o alguna sala de entrenamiento, recorremos pasillos que parecen interminables hasta llegar a la parte de hasta arriba y salimos a una torre. El viento apenas sopla, el sol va saliendo casi tímido. Casi esperaría escuchar a las aves cantar o el sonido del agua correr. Pero no, aquí no hay animales o al menos no unos que haya visto. Mirar hacia abajo me daría vértigo, razón por la cual no pienso hacerlo a pesar de que Arlen se acerca los más posible hasta la orilla y se queda parado ahí, mirando hacia el frente.Los hechiceros no pueden volar. Si se cae, no habrá forma alguna de impedir que muera, eso sí lo tengo por seguro. Un vampiro podría sobrevivir, un dragón vuela y ya, los elementales le piden ayuda a la naturaleza y listo. Un espectro flota y los hombres lobo posiblemente puedan aterrizar sin problemas, con una pata rota o algún esguince, pero terminarían bien. Dependiendo del guerrero monstruo sería la probabilidad de sobrevivir
—¡Lo primero son los pulmones! —grita alguien, una voz que suena ligeramente familiar—. Se va a asfixiar.—Fue tan rápido, ni siquiera pude alcanzarla.Necesito que alguien me clave una estaca en el corazón o me corte la cabeza, no puedo resistirlo más. Duele tanto que ni siquiera puedo gritar. No veo un carajo, todo es negro, pero quien sea que esté presente, le estaré eternamente agradecida si me mata en este momento.Pierdo la noción del tiempo. Mis segundos se resumen en dolor y en un extraño hielo que por momentos me recorre de cabeza a pies. El frío es gélido, quema, pero una vez que desaparece, el dolor ahí mismo desaparece. Poco a poco, el martirio se convierte en dolor y luego en molestia, después en incomodidad. Finalmente se vuelve un eco del sufrimiento, solo un aura de lo que fue y alguna vez podría ser. De pronto vuelvo a respirar.Estoy viva. Maldita sea, estoy viva.Escucho voces, son graves y agudas, apresuradas y lentas. Algunos tonos suenan incluso burlones, por el
Moverme me cuesta, pero ya no resulta una tarea casi imposible como al principio, pues la ventana abierta es de mucha ayuda y me ha ayudado a recuperar algo de agilidad y fuerza. Logro mover mi otra pierna y subirme a horcajadas sobre él. Ahora sí noto que está tenso, pues sus manos rápidamente vuelan a mis caderas y aprieta con fuerza sin que resulte doloroso. Pero el maldito sigue sin verme. Necesito que me vea, ni siquiera sé para qué.Aunque, pensándolo bien, no es una muy buena idea, pues estoy tan sudorosa como si hubiese corrido un maratón, mi cabello está enmarañado por la pelea y no estoy segura, pero apostaría a que tengo hojas y ramas entrelazadas en el cabello. Además, el calor hace que mis mejillas se coloreen, poniéndome roja, lejos de parecer sexy, parezco a punto de reventar. Y aun así, a pesar de todo, un instinto primitivo que estuvo escondido por demasiado tiempo en mi interior me grita que debo obligarlo a verme.Esto no está bien. Este tipo es un asesino. Un psicó
Xiwtekuhtli abre la puerta y entonces sacudo la cabeza. No, no pude haber muerto aquella vez porque el dragón me curó antes de que muriera, perdí el conocimiento porque me golpearon la cabeza. Ahora, el dragón me curó antes de morir y estuve consciente porque no me golpeé la cabeza. Lo miro y no puedo evitar que me asalte la duda; el dragón no es de fiar, posiblemente ellos están jugando para los dos bandos.La montera antigua está en el umbral de la puerta. Mira primero a Xiwtekuhtli y después a mí. Rápidamente acomodo mi blusa medio levantada y me peino lo mejor que puedo, pero eso no evita que la montera me lance una mirada de reproche.—Estará bien, despertó —dice con voz altanera—. Pero está increíblemente sorprendida porque nunca ha pasado algo así.—Y posiblemente nunca pasará —aporta Xiwtekuhtli—. Descubrí el secreto.—Será en mi oficina —estipula la montera—. Este lugar es intolerable.Da media vuelta y sale. Xiwtekuhtli cierra la puerta. Claro que este lugar es intolerable,
Cada vez que las cosas se empiezan a poner tensas, suelo divagar y este momento es perfecto. Pienso en Jossy y su probable preocupación, en Rigo y su intento frustrado de ser mejor persona. Debo hallar la forma de avisarles, de verlos una vez más. Jossy tiene mi cariño y Rigo es una mierda, pero al fin y al cabo me salvó de morir una vez. Mi sobredosis habría sido fatídica de no ser por él.Les diría todo, desde mi vida como montera, que los místicos existen, que se va a librar una guerra… E incluso esto, el secreto de que morí y reviví. Pensándolo bien, creo que es información delicada, no tiene porqué saberlo alguien fuera de esta habitación.—No soy de fiar—caigo en la cuenta y lo comparto tranquilamente—. La muerte puede venir por mí en cualquier momento, echaría todos sus planes por la borda.—Debemos descubrir si la reclama consciente o inconscientemente —dice Xiwtekuhtli ignorándome—. Tal vez sabe que perdió una oveja, pero no sabe cuál.—Ziva es más antigua que incluso ustedes
Lucas no se ve de buenas, su expresión de ceño fruncido lo dice todo, me imagino que se debe a que Siena ya no está aquí. Apenas hace dos días fue la última vez que hablé con él (y fue de manera bastante civilizada), pero siento que han pasado meses.Nunca hablamos acerca de mi primera muerte y eso que él estuvo durante el momento en que se dio a conocer la noticia, dudo que se haya enterado de mi casi segunda muerte. La montera fue clara, no es un tema trivial, no puedo ir gritando por el castillo que morí, reviví y ahora tengo que morir de nuevo porque así son las reglas.Y aún así, quisiera hablar con alguien humano sobre esto. Josué podría ser una buena opción, sin embargo, encontrarlo es muy complicado últimamente. Siempre está entrenando o coqueteando a todo lo que da. Además, no sé qué consejo me podría dar. Pero eso no significa que Lucas sea una buena idea, no después de que fue partidario del envenenamiento de mi hermano y de que me hizo trizas el corazón.—Tarde.Dice en un