La vida en el castillo no ha sido ni de lejos como me la habría imaginado de niña. Nunca fui muy fanática de las princesas, excepto tal vez Ariel, pero siempre creí que si viviera en un castillo estaría rodeada de sirvientes que cumplieran mis caprichos, que tendría todo el día para hacer lo que más quisiera y que comería lo que me viniera en gana.Lo único bueno que puedo decir es que al menos ahorita ya estoy comiendo.Y es que muchas veces preferí gastar mi dinero en una dosis más antes que en algo que hiciera que mi estómago dejara de rugir. Siempre fue una carrera por conseguir más droga, más veneno no importaba qué sacrificios tuviera que hacer. Y ahora todo cambia, pues tengo comida a mi entera disposición, no gasto un solo peso y puedo drogarme un poco sin llegar a niveles extremos como antaño.Siena podrá ser una maldita perra, pero eso no quita mi agradecimiento por darme unos obsequios como cocaína, marihuana y la dosis de heroína (esa la guardo para el final). Me he sorpre
—Oh, vamos —digo mientras cierro la puerta tras él—. Dime que no es una pena de amor.—¿Y qué si lo es? —arremete desde mi cama—. Tengo el corazón hecho trizas.Es el fin del mundo, moriremos en menos de dos meses y estamos viviendo bajo el mismo techo que ocho razas de místicos; pero lo único que importa en este momento son los corazones rotos. Bien, si se trata de victimizarnos, yo también puedo hacerlo.—Me ha cortado —dice con la voz quebrada—. Lo íbamos a intentar de nuevo y me ha dejado.Nunca he sido buena para dar consejos amorosos porque mi vida amorosa ha sido una mierda. Tenía entendido que el novio de este lo había dejado por el tiempo, pero si ahora resulta que lo iban a intentar y lo ha dejado…—¿Y cómo te comunicaste con él?Me mira con irritación, sus ojos hinchados.—Te digo que estoy muriendo y solo te importa eso.Pero es que esa podría ser la respuesta para contactar a Jossy. Entonces suspira y me enseña un teléfono móvil.—¿Cómo puedes tener señal aquí? —le arreba
Arlen viste con ropa de cuero que se ajusta bien a su cuerpo. Es de complexión delgada, pero desde aquí puedo ver que tiene músculo. No es de complexión atlética como Lucas ni como el dragón, pero no importa porque se ve malditamente bien.Está levitando con las piernas cruzadas, sus brazos sobre sus muslos y los ojos cerrados. Su cabello plateado cae sobre sus hombros y desprende algunos brillos con las luces blancas flotantes esparcidas por la habitación, estas cambian la iluminación conforme se mueven.Sonrío, así que tenía razón, las luces de colores de la prueba eran de él. Durante un par de segundos solo me quedo parada esperando alguna instrucción, pero Arlen sigue con los ojos cerrados, casi como si estuviera meditando. De pronto caigo en la cuenta de que estoy intentando respirar lo más silencioso posible y, por ende, lo más lento posible.Para sentirme más cómoda, tomo asiento en un tapete color gris que está frente a su tapete color negro, por suerte hay una buena distancia
La partida de mi hermano y, por ende, el sentimiento de abandono, un abandono que ahora me doy cuenta de que nunca le pude perdonar. El sentimiento de rechazo ocasionado por Lucas cuando me dejó en claro que no quería tenerme porque no quería elegirme antes que a la humanidad. La humillación infinita al sentirme rechazada por un objeto inanimado y sin vida llamado cáliz de hielo que prefirió a mi prima sobre mí. El peor rechazo al saber que Lucas sí sería capaz de estar con esa prima a pesar de todas sus obligaciones y responsabilidades, pero conmigo no porque (siempre lo supe y fue más que obvio) a mí nunca me amó. El dolor de envenenar a voluntad mi sangre, mi auto rechazo al considerarme un fracaso. Yo cayendo en un abismo debido a mis adicciones, mi rechazo cuando despertaba con cruda moral, la vergüenza, el odio.Nadie me quiere, ni siquiera mi hermano quien ya está harto de lidiar con mis problemas. La cruel realidad de que el mundo estaría mejor si yo ya no viviera… El dolor es
Correr las vueltas al castillo se ha vuelto monótono, pero he mejorado, no creo aguantar las cuatro, pero al menos ya puedo decir que terminaré tres. Lucas se está conteniendo, pues dudo que su paso sea tan lento, va por delante de mí, pero tampoco me ha dejado tanto como para desaparecer de mi vista. Por momentos veo que voltea, que trota incluso de espaldas como para vigilar que no me detenga. Maldito idiota presumido, solo busca la forma de hacerme sentir más mal de lo que ya hago.Llevamos dos vueltas y media cuando mis piernas claman por no seguir más. Mis jadeos son desesperados, el sudor cae casi como cascada por mi frente y mi espalda. Me obligo a continuar, si cumplo tres vueltas y media estaré más que satisfecha.El castillo es gigante, solo el darle la vuelta deben de ser unos dos kilómetros, si estamos hablando de tres vueltas, son siete kilómetros. La última vez que corrí fue para escapar de la policía quienes estaban haciendo una ronda y al arrestar a un dealer, se fuero
Al otro que seguimos es al guerrero monstruo, su rastro nos lleva a un estanque en el jardín posterior del castillo. Seguramente fue a darse un baño, dado que es un cocodrilo (o una especie al menos), tiene sentido. No tendrá más de dos horas que salió, pues aún hay huellas frescas y la tierra se ve diferente en algunas partes.Para cuando llega mi turno, no se me dificulta, pues la gelidez del espectro hasta un humano sin entrenamiento podría notarla. Es mucho más frío, pero no uno que se curaría con una chamarra de piel caliente y un par de calcetines de lana. Es un frío que se mete por los poros y cala los huesos, es uno que te incita a darte por vencido.—Debes saber de quién es el rastro —explica mientras volvemos —. Debes aprender a seguirlo y no perderlo —su voz es un murmullo—. Y si lo pierdes, debes reencontrarlo.—Pero lo principal es saber de quién es.Lucas asiente.—No vas a seguir algo inútil o peor, no vas a seguir algo que te pueda matar si no tienes la ayuda adecuada.
Mi primer instinto es ponerme de pie y correr lejos de aquí lo más pronto posible, pero me vería como una niña asustada y sí lo soy, pero no por eso voy a demostrarlo. Me quedo tranquilamente sentada en mi lugar y me relajo como si solo fuera un espectador más de una obra teatral. Si pienso que todo es ficción, nada puede hacerme daño.Pienso en lo mucho que ha pasado desde que me drogué con hongos, recuerdo el lobo espectro y lo relativamente sencillo que fue superarlo, el entrenamiento con el espectro no puede ser tan malo, después de todo, solo es un fantasma. Un alma. Un místico.—Ha pasado mucho tiempo desde que sentí la sangre caliente correr por mis arterias —dice una voz de ultratumba que casi me hace gritar—. Desde que podía dar órdenes a mis extremidades y saborear como si fuera uno de ustedes.Los espectros son poseedores de cuerpos, una vez que se meten en alguien es imposible sacarlos, a menos que lo hagan a voluntad. A veces, durante los exorcismos logran salir, pero es
Los aplausos y vítores son incluso más fuertes que los que yo recibí cuando me convertí en una estúpida marioneta. Karim, quien está sentado al lado de mi madre se pone de pie, esboza una minúscula y casi imperceptible sonrisa mientras agacha la cabeza en un gesto de agradecimiento, luego vuelve a tomar asiento.—Y un niño como él logró evadir a los místicos que amenazaban con matar a su madre y a su hermana a punto de nacer —un viento gélido me hace temblar—. Con el primer rayo de luz, la bruja quien se mostraba más reacia a darse por vencida, vio su inminente derrota y se alejó. Entonces, de sangre y dolor, nació Viviana. Es verdad que durante luna de sangre las fuerzas de los místicos se ven diezmadas, pero Karim tenía seis años y mantuvo a raya a bruja, lobos y un guerrero monstruo.Es apenas, con esa última afirmación que me doy cuenta de que la voz de presentadora me va guiando en cuanto a movimientos. Ella habla y yo me muevo, estoy a su merced.—¿Y qué pasó con ella? —cuestion