Hago un esfuerzo sobrehumano por meter aire en mis pulmones, pero el aroma a azufre es tan profundo que me raspa la garganta. Intento que mi cuerpo soporte todo el calor, acá podría decir que es el mismísimo infierno. Todo es dorado, todo brilla, todo es tan… Raro.Monedas, copas, lámparas, ¿Son de oro? Si vendiera esto seguramente me haría rica. Tal vez podría llevarme algunas cosas antes de escapar con mi hermano. Lo único que no logro entender de este lugar es el endemoniado calor, está hirviendo aquí, ya estoy sudando y no llevo más de dos minutos. La distribución es parecida a la de mi habitación, pero es mucho más fresco que este horno. Ahora que mis respiraciones no son jadeantes en exceso y estoy lo más calmada posible, una mano me extiende un gran vaso con agua, al mirar al dueño de la mano me encuentro con Xiwtekuhtli quien me mira fijamente con ese par de ojos dorados que me hacen marear.—Bebe —dice en un tono que no deja lugar a negación—. Y hazlo rápido antes de que te
Lo único que le agradezco al dragón es haberme sacado de una situación muy incómoda en la que estaba siendo bulleada por una bruja, un hombre lobo y un espectro y tuvieron que llegar como refuerzos un hada, un vampiro y un… Hechicero. Increíble, una pelea de secundaria, pero un poco más “mística”. Esto se pone cada vez mejor.A medio camino me encuentro con el montero serio, era demasiado pedir llegar a mi habitación sin que nadie me asaltara de repente.—Viviana Munguía, te hemos buscado por todo el castillo.Pues hubiesen buscado con más fervencia, así me evitaban el asalto colegial de bully provocado por los místicos.—Felicidades, ya me encontró.El tipo continúa inexpresivo, solo parpadea una vez antes de hacerme un gesto con su mano que me indica seguirlo. Avanzo tras él a pasos muy lentos, a veces él tiene que esperarme para que lo alcance. Llegamos a una sala de juntas en dónde hay monteros, pero monteros curtidos. Su puta madre, es el maldito Gran Consejo. Puros monteros pesa
De nada sirve luchar contra un experto cuando uno lleva cuatro años sin practicar movimientos, sin condición y sin noción de lo que es ser un guerrero. Pero algo que no toma en cuenta el cuerpo a la hora de enfrentarse con algo o alguien, es la ira; aquella emoción que te lleva al límite y te incita a sacar lo más oscuro y profundo de ti.De pronto quedan olvidados los días de flojera, las noches de desvelo y excesos, la falta de músculo y por ende fuerza. Al final, me convierto en un animal feroz que solo clama por venganza, en un ser cuya sed de sangre se asemeja a la que poseen los místicos y cuyo único pensamiento es dañar. Ni siquiera matar porque la muerte es fácil, rápida y eterna. En cambio, el dolor es agónico, largo, maravilloso.> Casi puedo escuchar decir a mi hermano. >. Pero mi hermano está luchando por su vida debido a que unos humanos que se jactan de cuidar a la humanidad lo mantienen en ese estado. No. Mi h
No, no, ese místico idiota no tiene idea de nada.Suelto una risita infantil y divertida, al fin lo veo tan desubicado y desestabilizado. Me alejo de él sin dejar de verlo. En cuanto llego a la puerta, le guiño un ojo y salgo.Algo hay en verdad de todo, pues me he cogido a muchos y por eso es que terminé con VIH. Espero que la enfermedad no avance en dos meses, pues sería irónico que no me maten ángeles ni dioses si no un minúsculo virus.Los músculos me duelen, siento una punzada nacer de mi omóplato y esta viaja hasta mi hombro, debí haberme lastimado cuando intentaba matar a Lucas. No tengo heridas visibles y eso es algo que agradecer, pero no dudo que pronto aparezca un moretón. Me quedo encerrada en la habitación hasta que el hambre clama tanto desde mi estómago que me veo obligada a salir. Espero no toparme con muchos monteros, lo que menos necesito es llamar más la atención.En el comedor me encuentro a Josué quien sonríe y me invita a sentarme en la mesa en dónde está él. En
—No hicimos nada —digo en voz baja—. Vampiro pervertido. Y, de todas formas, ¿qué te importa?Él mira alrededor de nosotros, vigilando que no haya alguien cerca. Pega el oído a una pared y luego pega el oído a otra. Entonces se acerca mucho a mí y me susurra en una voz tan fina que, a pesar de estar a mi lado, debo esforzarme para escuchar.—No se habían mostrado en siglos —explica desconfiado—. De pronto aparecen y dicen que quieren unirse a la alianza. ¿Por qué? Xiwtekuhtli es uno de los dragones de en medio, ni joven ni viejo, no fue enviado al azar. Algo esconden y mi raza quiere saber qué.Cuando se separa de mí, lo observo confundida. Debe ser obvio, no mandarán a un viejo porque tendrá experiencia, pero ya debe estar cansado, alguien demasiado joven es inexperto y aunque tiene energía, la práctica no lo sustenta. Los de en medio son siempre los mejores. En cuanto a unirse a la alianza…—Los ángeles y dioses los matarán también, ustedes mismos lo dijeron, si acaban con nosotros,
La vida en el castillo no ha sido ni de lejos como me la habría imaginado de niña. Nunca fui muy fanática de las princesas, excepto tal vez Ariel, pero siempre creí que si viviera en un castillo estaría rodeada de sirvientes que cumplieran mis caprichos, que tendría todo el día para hacer lo que más quisiera y que comería lo que me viniera en gana.Lo único bueno que puedo decir es que al menos ahorita ya estoy comiendo.Y es que muchas veces preferí gastar mi dinero en una dosis más antes que en algo que hiciera que mi estómago dejara de rugir. Siempre fue una carrera por conseguir más droga, más veneno no importaba qué sacrificios tuviera que hacer. Y ahora todo cambia, pues tengo comida a mi entera disposición, no gasto un solo peso y puedo drogarme un poco sin llegar a niveles extremos como antaño.Siena podrá ser una maldita perra, pero eso no quita mi agradecimiento por darme unos obsequios como cocaína, marihuana y la dosis de heroína (esa la guardo para el final). Me he sorpre
—Oh, vamos —digo mientras cierro la puerta tras él—. Dime que no es una pena de amor.—¿Y qué si lo es? —arremete desde mi cama—. Tengo el corazón hecho trizas.Es el fin del mundo, moriremos en menos de dos meses y estamos viviendo bajo el mismo techo que ocho razas de místicos; pero lo único que importa en este momento son los corazones rotos. Bien, si se trata de victimizarnos, yo también puedo hacerlo.—Me ha cortado —dice con la voz quebrada—. Lo íbamos a intentar de nuevo y me ha dejado.Nunca he sido buena para dar consejos amorosos porque mi vida amorosa ha sido una mierda. Tenía entendido que el novio de este lo había dejado por el tiempo, pero si ahora resulta que lo iban a intentar y lo ha dejado…—¿Y cómo te comunicaste con él?Me mira con irritación, sus ojos hinchados.—Te digo que estoy muriendo y solo te importa eso.Pero es que esa podría ser la respuesta para contactar a Jossy. Entonces suspira y me enseña un teléfono móvil.—¿Cómo puedes tener señal aquí? —le arreba
Arlen viste con ropa de cuero que se ajusta bien a su cuerpo. Es de complexión delgada, pero desde aquí puedo ver que tiene músculo. No es de complexión atlética como Lucas ni como el dragón, pero no importa porque se ve malditamente bien.Está levitando con las piernas cruzadas, sus brazos sobre sus muslos y los ojos cerrados. Su cabello plateado cae sobre sus hombros y desprende algunos brillos con las luces blancas flotantes esparcidas por la habitación, estas cambian la iluminación conforme se mueven.Sonrío, así que tenía razón, las luces de colores de la prueba eran de él. Durante un par de segundos solo me quedo parada esperando alguna instrucción, pero Arlen sigue con los ojos cerrados, casi como si estuviera meditando. De pronto caigo en la cuenta de que estoy intentando respirar lo más silencioso posible y, por ende, lo más lento posible.Para sentirme más cómoda, tomo asiento en un tapete color gris que está frente a su tapete color negro, por suerte hay una buena distancia