El aire frío pasa por mi cara como una sutil caricia. Cierro los ojos e imagino que las ráfagas son el toque de Aleksei. Siento una gota helada caer en mi pómulo y resbalar por mi mejilla hasta aterrizar en mi vestido negro. No fue una lágrima, de esas ya casi no me quedan.
Miro el cielo, oscuro como yo, apagado y triste, frío e indomable. Soy como él ahora. Sin embargo, no me alzaré imponente por un momento. Tengo que esperar, hacerles creer que todo ha pasado y que Svetlana se ha vuelto sumisa y moldeable, justo lo que ellos quieren.
«La venganza es una delicia que hay que sentarse a degustar con tranquilidad, pero primero hay que saberla preparar».
A mi lado camina mi madre, me acompaña en mi dolor y se lo agradezco. Sus ojos están rojos e hinchados. Sé que en los últimos dos días ha llorado mucho, al igual que yo, aunque sé que en par
Cinco años es tiempo suficiente tiempo para albergar en mi corazón mucho resentimiento. Si bien Slava no me sometió a más torturas luego de… ese día, verlo y no poder hacerle nada es bastante sufrimiento. Pero al fin el momento ha llegado, solo unos días más y tendré su garganta entre mis manos, justo como él tuvo la mía en su momento.Poco a poco y sutilmente me he hecho más fuerte cada día con la ayuda de James, mi nuevo guardaespaldas. He perfeccionado mis técnicas de combate y la destreza con las armas. Todo para cobrar mi venganza, para ser superior a ellos, para tomar el control y saber defenderlo de aquellos que me lo quieran arrebatar.Toco el collar en mi cuello.—Tu muerte será vengada, mi amor —susurro.El zumbido de una llamada entrante en mi computador me hace apartar la vista del t
—A ver, explícame… —todo me resulta confuso ahora. La cabeza me ha comenzado a doler— ¿tenías algo con Mijaíl? ¿Cómo fue?Me vuelvo a verla, está a mi lado. Ella es quien me ha estado sosteniendo.—No tenía nada con Mijaíl, al menos no al principio. —Da un paso atrás, se abraza a sí misma y mira a los niños—. Recurrí a él en mi desesperación. No me podía embarazar por más que intentaba. Slava no quería aceptar su discapacidad y me culpaba a mí. Entonces tuve que pensar cuando me enteré que estaba acostándose con Alisa. —Levanto las cejas, no sorprendida, ya lo sabía, sino porque Larissa lo supiera y no dijera nada—. Ella pronto se enteraría y buscaría medios para embarazarse y adjudicarle un hijo a Slava. No podía permitirlo, as&
La luna está grande y redonda, brillante y hermosa. La contemplo mientras aferro mi collar. A mi lado reposan mis lobos, atraídos y enamorados de la noche igual que yo. Respiro paz en este lugar, es uno de los pocos momentos donde mis tormentos no me persiguen, los recuerdos no me perturban. Estar aquí es como estar con él.Acaricio con mi otra mano el pelaje gris de Rory, que descansa su cabeza en mis piernas, y me deleito con la suavidad de su pelo. Me he escapado de la fiesta unos segundos para respirar aire fresco y mantener mis instintos controlados. De lo contrario, saltaría al cuello de Slava y mandaría al carajo todo el trabajo que hemos hecho en silencio hasta ahora.James se mantiene a una distancia prudente fuera de la jaula. Desde aquí puedo ver la espalda ancha de mi escolta. Está alerta, siempre esperando un ataque. Es todo músculos y altura, un típico guardaespaldas. A di
Es tarde: las dos de la madrugada. Todos en la casa duermen. Otros vigilan los alrededores. Hay cambio en la zona de seguridad y Gólubev ha sido relevado por otro hombre. Lo sé, quien lo sustituye es leal a mí y me ha pasado la información.La adrenalina me hace sudar. Estoy excitada, ansiosa por lo que está a punto de pasar.«Hoy es el día». Hoy es el día en que Slava pagará cada una de las cosas que me ha hecho.Miro el reloj fijamente hasta que marca las dos y treinta. Entonces me levanto de la cama y me dirijo a mi tocador, tomo el bote de mascarilla de entre mis cosméticos. Lo meto en el bolsillo del pijama y salgo de la habitación en dirección a la de mis padres, no sin antes hacer dos paradas en los aposentos de mis hermanos, pues quiero asegurarme que están bien.Doy dos toques en la habitación principal, justo como
Me tomo un té totalmente relajada en la sala de estar de la casona. En la casa hay mucho movimiento después de que Slava amaneciera muerto en su habitación. La gente especula un “infarto” mientras dormía, pero esperan la respuesta del médico legista de la clínica de la Organización, quien obviamente también es leal a mí después de que le prometiera que triplicaría su salario. Diría lo que la gente quiere escuchar: una muerte natural. Ocultará los residuos de veneno en el reporte forense.A mi lado, Yaroslav está jugando en su videojuego portátil después de llorar la muerte de su supuesto padre. Yelena fue más fría, aunque sí lloró, no tanto como el niño. Y es lógico, ella no era tan apegada a Slava, él ocupaba todo su tiempo en Yarik. Mi madre ha soltado unas cuantas lágrimas hip&oacut
La tarde está radiante, agradable, al igual que yo. Todo mi ser se regocija mientras camino en dirección al sepelio de Slava. No he asistido al funeral en la capilla, no me interesaba, pero su último momento antes de ser metido en un hoyo sí quiero presenciarlo. Escupir en su ataúd si es necesario.Ando a paso confiado por el pasto, a pesar de llevar unas zapatillas con tacón de aguja. Afianzo el agarre de la correa de Cleo, quien camina a mi lado. A lo lejos puedo ver una gran multitud que se aglomera en torno a un féretro. Se despiden de su gran jefe con palabras hipócritas. Cuando me acerco, puedo darme cuenta de quién habla en honor a Slava: es Vladimir Popov. Solo de verlo se me revuelve el estómago.Mi familia está a un lado, todos vestidos de blanco. Socios de la Organización y, por fuera de ella, visten de luto por la perdida. Dejo salir un bufido que logra llamar
Golpeo con furia la madera del escritorio, esto hace sobresaltar al abogado y poner en alerta a Cleo. Miro a Artur con odio, sé que sus manos están metidas en esto. «Viejo hijo de puta».—Svetlana —dice mi madre con severidad y desvío mi vista hacia ella. Está relajada… aunque se nota algo afectada. Ella no lo sabía—.Tranquilízate, y deja que continúe.—Vamos a escuchar qué otras mierdas ha conspirado Slava para mí —ironizo. Escruto a Fyodor—. Prosiga —lo aliento de mala gana.Svyatoslav siempre va un paso adelante, lo odio por eso. Me dan ganas de revivirlo para matarlo de nuevo.—El matrimonio será la fusión de las dos familias más importantes, el cual no se podrá disolver y en el que se deberán procrear al menos tres hijos,
—Ponte de pie. No seas patético. —Ruedo los ojos y paso por su lado para ir a sentarme a mi sillón. Konstantin se queda en el centro de la oficina, mirándome—. Siéntate, hombre.Le señalo la silla frente a mí. Juro que, si tengo que volver a decirle lo que tiene que hacer, le lanzo el portalápices. Sus ojos azules como zafiro me ven con cautela.—¿Qué estarías dispuesto a hacer por mí? Sabes que necesito una prueba de tu lealtad. —Levanto una ceja y él se recuesta en la silla antes de suspirar.—Lo que sea, Svetlana. De verdad.—¿Matarías a tu padre? —soy directa. No tengo tiempo para andarme con rodeos.Konstantin se tensa y baja la mirada a sus manos. Piensa, sopesa lo que le he preguntado.—Lo haría —dice al fin. Sonrío de lado.—No me lo est&