No tenía ni la menor intención de molestar a mis amigas con aquellas estúpidas riñas maritales, sabía perfectamente que estaban estudiando muchísimo para las pruebas de acceso a la universidad y esto solo las entretendría. Me quedé mirando mi propia casa desde fuera, habría sido una idiota al marcharme yo cuando podía haber echado a los demás. Me extrañaba muchísimo que no sospechasen de mi mentira, es cierto que hice una actuación bastante convincente y me esforcé por herirlos hasta el punto de que ninguno necesitase acompañarme para asegurarse de que estaba bien. Vi a Max asomado entre las cortinas de la ventana de la cocina, estaba intentando hacerlo sin que nadie se diese cuenta pero hicimos contacto visual. Me rompió el corazón hacer esto pero sabía que si no le apartaba de mí drásticamente me seguiría, así que alcé el puño levantado el dedo medio hacia él. El pobre se apartó de la ventana cabizbajo sin decir nada. Duke y Max tenían demasiado ego para ser tan transparentes per
Antes de adentrarme en el bosque pasé por el cobertizo de las plantas de mi abuela y me aseguré de coger las pocas armas que puede usar una lobismuller cuyo poder es hacer pociones y ungüentos a base de plantas.Coloqué algunos frutos verdes de cicuta en la manga de mi camiseta con la intención de dejarlos caer sobre algo que él fuese a ingerir sin ser vista, claro que esto solo serviría en caso de que Ezra fuese igual de agradable que la última vez y tuviese preparada otra cena para dos a la luz de las velas.La Conium maculatum era el veneno perfecto, a no ser que no afectase a Ezra ya que al ser un hombre lobo era un poco distinto a los humanos, aunque en teoría sienta mal a todos los carnívoros.En los humanos, su ingestión provoca durante la hora siguiente trastornos digestivos; vértigos y cefaleas, parestesias, descenso de la temperatura corporal, reducción de la fuerza mu
No pasaron ni quince minutos desde que inicié el sendero hacia la guarida de Ezra y ya había aparecido uno de sus secuaces. Su cara me resultó especialmente familiar, era uno de los chicos que nos encontró la primera vez que vinimos.—Hola, Tyson.—él se sorprendió tanto o más que yo de que recordase su nombre.—Ezra ya sabe que estás aquí.— sonó más como una advertencia, como si tratase de decirme que huyera de allí.—Está bien, he venido a verle a él.— admití encogiendo los hombros, pero por su manera de reaccionar parecía que hubiese hablado como la loca de los gatos de los Simpson.—¿Has venido sola?—empezó a mirar entre los árboles buscando a los demás pero yo asentí.—¿Cómo se te
Tyson no me había soltado la muñeca hasta que llegamos a la guarida de Ezra, eran muchos los esbirros que me acompañaron hasta la mismísima boca del lobo pero saber que tenía a alguien más o menos de mi lado me hacía sentir menos sola.—Reika, ¿qué haces aquí?— Ezra salió de entre las sombras para recibirme.—Dijiste que era bienvenida cuando quisiera.—le recordé forzando una sonrisa.—¿Me lo he tomado demasiado al pie de la letra?—En absoluto, querida.—desvió la mirada hacia el bosque y después a toda du manada.—¿Qué diablos hacéis todavía aquí? Id a buscar a los otros.—comprendí que se refería a Ayax, Duke y Max, y probablemente a Hades también.—Ha venido sola, señor.
—¿Por qué te has dedicado a raptar a otras lobismuller para hacerme venir, en vez de venir directamente a por mí?— pregunté una vez me había dejado en el sillón de cuero marrón frente a la televisión.—Quería motivarte a venir, no obligarte.—se sentó a mi lado y yo me aparté todo lo que podía, quedando muy pegada al reposabrazos.— Aunque sabía que no podrías evitarlo, eres demasiado buena.—Ya me tienes aquí, suelta a mi madre.— se levantó del sillón repentinamente.—Casi olvido registrarte, qué desastre.— dió un silbido y apareció el niño que vi la otra vez cargando una silla.— Manos inocentes, espero que no te haga sentir muy incómoda.—Levántate.— ordenó el niño. Dudé entre si hacer lo que m
—Pruébalo, Reika.— dejó uno de los frutos en la palma de mi mano.— Adelante.—Es una especia, no sabrá bien así sola.— lo cierto es que mi coartada era insostenible, y estaba empezando a sudar.—Vamos, pruébala y soltaré a tu madre.— no paraba de dar vueltas a mi alrededor y eso me ponía aún más nerviosa.—¿De verdad?— empecé a preguntarme si merecía la pena.—Yo siempre cumplo mis promesas.— susurró detrás de mí, lo suficientemente cerca para que notase su aliento en mi nuca.—Trato hecho.— entonces me tragué el fruto sin pensarlo dos veces como si fuera una pastilla, y me senté en el sofá a esperar que empezasen a aparecer los síntomas.—Tengo que admitir que no esperaba que lo hicieras.— dijo él visiblement
—¿Y ahora qué?— pregunté frustrada, pero solo me encontré con los ojos de Ezra llenos de ilusión.—Ahora tendremos la oportunidad de disfrutar de nuestra compañía.— anunció sirviendo dos copas de vino.—Yo no voy a disfrutar de nada.— debió pillarle por sorpresa porque derramó un poco de vino al girarse repentinamente.— Estoy aquí obligada, en realidad me gustaría estar con Ayax, Max y Duke.— intenté decirlo suavemente.—Ya, ya, estás marcada...— admitió con tanta rabia que no le permitía vocalizar tan bien como solía hacerlo.—Ellos también, llevan mi nombre en el cuello.— tengo que admitir que mis ojos se llenaron de lágrimas al recordarlos con tanto detalle.— Es una conexión muy fuerte Ezra, tienes que entenderlo.&mdas
—Puto niño de mierda.—mascullé mientras le veía marcharse tras dejar una bolsa junto a los barrotes de mi celda.—Me cago en su padre.Aquí era donde debían haber tenido encerradas a María y a mi madre. Era un trozo de cueva más excavado en la roca, tenía unos barrotes de hierro con una gran cerradura al estilo de una cárcel medieval. Era frustrante porque casi podía colarme entre las estúpidas barras de metal. Dentro solo tenía una cama y un cubo, ya os podéis imaginar para qué era el cubo.Solo llevaba unas horas ahí pero ya sentía que me faltaba el aire, parte de la culpa podía ser mía por haberle escupido vino en la cara a mi anfitrión, quizás podía haber jugado mis cartas de una manera más seductora.Me fijé que debajo del colchón asomaba un trozo de papel, cuando lo tuve ent