Me fijé mejor en cada uno de ellos.
El más alto tenía el pelo cobrizo y rizado, unas pecas adorables salpicando su nariz respingona, los ojos claros agrandado por los cristales de sus gafas y un gusto pésimo para vestir.El del medio estaba demasiado musculado, como un culturista de concurso, pero mediría aproximadamente lo mismo que yo; no era tan joven como nosotros y el pelo empezaba a faltarle en forma de entradas en los laterales de la frente.El último era negro y tenía una sonrisa propia de haber llevado aparato, si no supiese a qué venía ni siquiera me hubiera dado mala espina, puede que influyese el hecho de que me encantaba la ropa que llevaba; un pantalón vaquero ancho con caras pintadas a mano, una camiseta negra simple algo ajustada y unas deportivas blancas.—Eres tú.— suspiró el pelirrojo olisqueando el aire en mi dirección.
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—Si de verdad quieres negociar la liberación de tu amiga, tendrás que hablar con nuestro alfa.—propuso el pelirrojo, usaba un tono de reto acompañado de media sonrisa. Aquello me dio tanta rabia que me dispuse a hacer una estupidez monumental. —Reika, no lo hagas, parece peligroso.— susurró Max pegándose a mi oído, debió haber presentido mis intenciones. —¿Quién es?— esperaba que saliese de entre los árboles haciendo una entrada teatral. —Ezra no está aquí, tendrás que venir con nosotros.—contestó Tyson con una sonrisa. —Vamos.— propuse con actitud desafiante, avanzando hacia ellos. —¿En serio vais a dejar que haga esto?— preguntó Ben, parecía realmente confundido.— Esas marcas en su cuello son vuestras, ¿verdad? —No necesito permiso de nadie, puedo tomar mis propias decisiones.— pasé por delante de ellos con la cabeza alta, fingiendo como toda una profesional que no estaba totalmente aterrada. —No sabéis de l
—Debe tener bastante miedo si se esconde tanto.—dije con un volumen intencionalmente alto para que me oyeron sus acólitos que nos guiaban.A lo largo del camino se habían unido más y más seguidores de Ezra, dejándonos en una desventaja numérica de diez a uno.—Ya casi hemos llegado.— advirtió Raúl, parecía un poco preocupado por mí pero no sabría decir si era porque esperaba que yo derritiese a su líder con rayos láser saliendo de mis ojos, o más bien, porque Ezra me despedazase en trocitos por faltarle al respeto.—Es cierto, puedo olerle.—admitió Duke haciendo una mueca.— Es asqueroso.El resto asintieron, incluso a Hades le dió una arcada. Me esforcé por tomar mucho aire por la nariz como si así fuese a desarrollar una especie de superolfato, pero no sue así, solo alcanzaba a percib
La cueva por dentro parecía más grande que desde fuera, parecía que llevaban entre nosotros más tiempo del que creíamos, incluso a tantos hombres lobo con fuerza sobrehumana debían haber tardado meses en excavar aquello y decorarlo con tan buen gusto, parecía un maldito palacio moderno sin ventanas.—Aquí es donde te escondes.—dije con tono de mofa mirando directamente a los ojos de aquel niñato creído. Él solo apartó los ojos de la televisión un instante y me miró con una sonrisa además de un poco de incredulidad.—¿Me has confundido con un niño?— al oír aquella voz grave saliendo de una esquina mal iluminada me di cuenta de que acababa de tirar por tierra mi primera impresión.Tuve que mirar hacia arriba para verle la cara, me arrepentí al instante ya que no pude aguantarle la mira
—¿Qué pretendes con todo esto?— cada vez se acumulaba más tensión, todo lo que hacía Ezra era ofrecerme manjares y provocar a los demás. Yo sujetaba la mano de Duke, consciente de que estaba a punto de saltar contra él y comenzar una guerra que no podíamos ganar por motivos meramente matemáticos.—Tan solo disfrutar de un momento contigo, Reika.— se sentó cómodamente dando vueltas al vino de su copa, para después dar un trago.— Aunque hubiese preferido que fuese a solas.— admitió por lo bajo con la mirada clavada en el fondo del vaso.—¿Es esto tu idea de una cita?— Ayax se sentó también frente a él al otro lado de la mesa.—Bueno, podría poner un poco de música también.— chascó los dedos, haciendo que el niño apagase la televisión y se dirigies
—Creo que deberíais dejarnos a solas.—era increíble ver cómo Ezra contenía la rabia, claramente su estabilidad estaba pendiendo de un hilo.—¿Es eso lo que quieres, cielo?— alzó el cuello por encima de él para dirigirme una mirada cómplice.—En absoluto.— contesté alegremente, como si no fuera consciente de que era azuzar a la bestia un poco más.—Ya la has oído.—musitó Ayax con una sonrisa maliciosa.Ezra dió un paso hacia él, pero no continuó al ver que reaccionamos siguiéndole. Sin embargo mis reflejos no eran tan buenos como los demás y tardé en reaccionar unos segundos, cuando me di cuenta estaba terriblemente cerca de Ezra.Noté muchísima presión en las sienes, lo cual indicaba que Ayax, Duke y Max estaban preocupados en exceso.
—Os acompañaré hasta el coche.— propuso Ezra.Estaba demasiado sorprendida por los acontecimientos para negarme y antes de darme cuenta ya nos estaba llevando a la salida.Miraba a mi alrededor y allá donde alcanzaba la vista había miembros de la manada de Ezra, había montones de ellos, cientos. Desconfiaba de cada uno de sus movimientos, parecía una trampa, no podía ser tan fácil.Hades estaba enfrascado en recibí algo de cariño de María, les oí hablar sobre el miedo que ella había pasado pensando que nadie vendría a ayudarla y cómo su familia la había dado de lado al enterarse de todo lo ocurrido, al parecer ahora éramos sus héroes.Ayax no quitaba ojo a Ezra, mientras que Duke controlaba a todos sus acólitos y no dudaba en apartarlos cuando consideraba que se acercaban demasiado al parámetro de seguri
Subí la ventanilla y bloqueé las puertas con el seguro rápidamente. Duke intentó salir pero se lo impedí.Ezra seguía esperando una reacción volátil por mi parte, pero empezaba a escamarse.—Vámonos a casa.—dije seriamente.—Reika, tienen a tu madre.— me recordó María en voz baja con un tono preocupado. No hizo falta que respondiese, Ayax ya estaba gesticulando para que se callase.Estaba claro que no podía ser tan simple. Duke arrancó el coche y nos fuimos excediendo el límite de velocidad.Ezra parecía sorprendido de que nos fuésemos dejándola allí, habría sobrevalorado los sentimientos que procesaba hacia mi madre. No es solo que tuviese miedo, aunque también era el caso, y más ahora que tendría que entrar
Aunque estaba sin energía a muchos otros niveles, el consejo de Max resultó ser bastante acertado. Despertar acurrucada entre los amores de mi vida siempre resulta un consuelo, pero teniendo en cuenta la situación que tenía encima, quería quedarme así para siempre.—Buenos días.— susurró Duke. Comprobé que los otros dos aún seguían dormidos, Ayax a mi derecha y Max entre mis piernas.—¿Quieres levantarte de la cama?—negué con la cabeza suavemente, ya que aún estaba medio dormida, de modo que no mostré toda la efusividad que se merecía la pregunta.—Ya lo suponía.Sonreí y estiré el brazo hasta su cara para acariciarle.—Te está saliendo barba.— anuncié al sentir pequeñas punzaditas en la yema de mis dedos.—Para ser un hombre lobo, creo que no te puedes quejar de mi vello.— aquello me hizo sonreir aún más, lo cual parecía del todo imposible en el contexto.—¿Y si me dejo crecer la barba?—No, por favor.— susurré poniendo ojitos de cordero degollado y con las palmas de las manos juntas co