Fue como si la incomodidad reinara en el restaurante. Kael y Jimmy miraron a Lucian como si se tratara de un lastre, incluso creí que sus colmillos saldrían para atacar al chico. Pero obviamente se contuvieron. Incluso pude ver la mirada despectiva que Lucian les lanzó y a mí, me ignoró. ¿Por qué lo haría? ¿Acaso recordaba lo que había sucedido con anterioridad? Probablemente por eso me miraba de esa forma. No debí dejarlo hacer lo que hizo. Dios yo era una completa idiota.―Esther. ―Miré a Kael y este me veía con el ceño fruncido. Fui demasiado obvia así que fingí demencia.―Saben qué, es viernes. Deberíamos tomar cerveza. ¡Sí! ―Llamé a la mesera y pedí una jarra de cerveza. En cuanto llegó comencé a beber. Charlamos un poco y jugamos y honestamente no me di cuenta en qué momento pedimos otra jarra y otra. Sentí que el alcohol inundó mi sangre y para cuando mis queridos guardaespaldas quisieron detenerme yo ya estaba ebria.La cabeza me daba vuelta y veía doble. O a lo mejor siempre h
Era una completa idiota. Lo había besado. Por eso no me gustaba beber. Besaba a quien sea que estuviera frente a mí. Dios era una estúpida y lo peor es que nos vomité justo después de eso. Yo estaba mal, necesitaba ser ingresada a un psiquiátrico enseguida. Cómo pude cometer un pecado de tal calaña. Lo peor es que Lucian no se veía afectado.―Dios mío Lucian, en verdad lo lamento. No quise vomitarte yo… no sé qué decir.―No digas nada. ―Lo miré con sorpresa. Lucian parecía molesto, como siempre desde lo que le había hecho. Tomé aire y luego decidí preguntar por mi ropa.―Iré por ella. La mandé a la lavandería. Si quieres date una ducha, dejé algo de ropa interior para ti en el baño.―¿De alguna tu chica?―Muy graciosa. ―Se quitó la sábana de encima y salió de la cama usando únicamente su bóxer. Era increíble el buen físico que Lucian tenía. Desvíe la mirada para no seguir pensando en él y cuando salió del cuarto me di una ducha.Unos minutos después me encontraba usando la ropa que me
¿Acaso hice mal? Lucian no me mostró ningún tipo de expresión cuando le sugerí aquello. Creí que sería buena idea, pero al parecer había metido la pata de nuevo.―¿Amigos? ¿Crees que en nuestra situación eso es posible?―¿A qué te refieres con “nuestra situación”? ―Lucian suspiró.―Esther, eres o te haces. ― Se dejó caer en el respaldo del sofá. Yo fruncí los labios. No podía estar hablando sobre nuestras pequeñas aventuras. Un momento, claro que era eso. Pero solo habían sido deslices, de ambos. Si Lucian quería que arregláramos las cosas era por ese alguien que ambos conocíamos.―Oh ya… bueno, como te dije podemos comenzar desde cero. Olvidando todo. Olvidar rencores y malentendidos. ¿Qué opinas? ― Por favor Lucian, solamente esta vez. Déjame iniciar de cero. Lo miré intentando ser lo más convincente con mis gestos. Lucian se quedó mirándome con mucha atención y luego lo escuché suspirar.―Bien. Hagamos lo que dices. ―Sentí en ese momento como si me quitaran un gran peso de encima. ―
Sucedió una cosa extraña. Luego de mi charla con los lobos, hicieron de la vista gorda. Sabía que se encontraban investigando qué rayos era esa cosa que los había atacado. Lo malo era que yo también quería investigar y gracias a la sobreprotección de Aldrec mis guardias habían aumentado en número. Según él yo no lo había notado, pero siendo honesta, no era tan estúpida para no darme cuenta del grupo de hombres camuflados que me seguían a todas partes, incluso mis compañeros se habían dado cuenta de eso hasta Cardan.En fin, a parte de eso, comencé a notar que los chicos se estaban transformando en lobos sin su consentimiento. ¿Cómo lo hice? Fue sencillo. La primera vez fue justo un día después de lo sucedido con Lucian. Necesitaba material para realizar una maqueta, así que le dije a Aldrec que debía salir. &Ea
Me quedé encerrada en la biblioteca. Fue muy tonto de mi parte no haber tomado en cuenta ese detalle. Me había escabullido en la biblioteca gracias al evento que habían organizado, claro que no salí de mi escondite hasta que no hubo nadie. Vi mi celular y eran las cuatro de la mañana. Abrirían hasta las ocho así que tendría que esperar cuatro horas. Tuve que volver a mi escondite abrazando aquel libro que me había iluminado un poco la cabeza.Honestamente todo había sido demasiado extraño. El hecho de que precisamente ese libro cayera a unos metros de mí, justo cuando no había nadie, simplemente me causaba escalofríos. Todo era una completa locura. Como sea, me quedé dormida en un rincón, en el tercer piso. Me acurruqué y dejé que el sueño me venciera.Tuve un sueño o podría ser una pesadilla. Me encontraba en el bosque, sol
Estaba condenada. Cómo rayos se me había escapado aquella información. Muchos pares de ojos me veían como si yo tuviera un ojo extra en la frente. Los entendía. Admito que se habían esforzado por esconder su forma lobuna. Lo peor es que ahora no sabía cómo decirles que lo había descubierto.―¿Qué acabas de decir? ― Lucian me miró. Sus ojos azules parecían analizar mi rostro centímetro a centímetro. Se veía muy confundido. Aldrec no parecía contento, de hecho, también se veía pasmado. No esperaba que yo supiera su secreto.Tomé aire y lo miré con seriedad. Bien, ya no podía salir de esto.―Creo que tu super oído lobuno me escuchó bien. ―De nuevo sus expresiones de sorpresa.―¿Desde cuándo lo sabes?―Ya lleva un tiempo. ―Tomé la bolsa donde tenían la falda c
Una familia. Esther anhelaba una. Y aunque no apareciera explícitamente en la novela podía sentirlo. Ahora Aldrec le había otorgado esa oportunidad. Él platicó conmigo sobre las razones por la que no dijo nada. Una de ellas era por el temor a que huyera de él al saber lo que en verdad era. Lo entendía en esa parte. Los lobos que se encariñaba con humanos temían por lo que esta persona pensara sobre ellos. Hubo casos donde el humano los rechazaba. ¿Y cómo no? Se convertían en bestias carnívoras enormes. Pero a pesar de todo eso, les tenía cariño a todos, a cada uno de los chicos ―Toma. ―Aldrec interrumpió mis pensamientos. Traía una taza de chocolate en sus manos para mí. Los dos nos encontrábamos en una banca-columpio que estaba ubicada en la parte de atrás de la casa. Luego de haber llorado como magdalena, sugirió que desayunáramos fuera. Mientras lo hacíamos él me explicó sus razones y me pidió disculpas.―¿Cómo te sientes?―Me duele la cabeza.―Es por el llanto. ―Me reí divertida
Aldrec y un pequeño grupo de la manada salieron de inmediato cuando di aviso. Jimmy se quedó conmigo junto con Demian con quien no había podido hablar desde hace un buen tiempo.―¿No quieren una soda? ―Demian rompió el hielo. Jimmy no era de muchas palabras solo hablaba cuando consideraba prudente. Además, por la forma en que miraba al rubio era claro que no le agradaba.―No.―Quiero una. ―Jimmy me miró con los ojos bien abiertos. Yo le sonreí. ―Vamos. ―Demian sonrió burlón y los tres nos fuimos a la cocina. Mientras sacaba las bebidas de la refrigeradora comencé a pensar en qué hacían los chicos. Honestamente me preocupaban. No sabía a qué se estaban enfrentando.―Toma. ―Le di una de piña a Demian y al ver a Jimmy este me miró con el ceño fruncido.―¿Qué? ¿Quieres una? ―Me acerqué a él y se la puse en la mano.―Deberías dejar de ser tan serio Owens.―Cállate Demian. No te entrometas.―¿Qué creen que sea lo que Lucian sintió? ―Decidí aligerar un poco la tensión que había entre ambos.