Salvador miraba a la joven delante de él, completamente sin palabrasHabía dicho eso para despejar sus propios pensamientos, pero Nina se lo estaba haciendo difícilA esa distancia, podía percibir la temperatura de la joven y su dulce perfumeAdemás, el brillo en sus labios y la forma en que sus piernas se exponían, era encantador.- General, ¿Me dejaría retratarlo? – le preguntó con los ojos brillandoÉl parecía pensarlo, pero en realidad, estaba tratando de controlar las reacciones de su cuerpo, que quería tomarla entre sus brazos y pegarla a su cuerpoLogró asentirNo sería capaz de enumerar la cantidad de veces que soñó con volver a tenerla entre sus brazos… y debajo de su cuerpoY como un pensamiento lleva a otro… se reprodujeron dentro de él todos los sueños y deseos que había reprimido por cinco años, creyendo que jamás volvería a sentir su calorNina se estiró para desprender el primer botón de su camisaSalvador sintió una corriente eléctrica dispararse a través de su columna
- General ¿Qué sucedió? – Marcos le preguntó a Salvador, que subía apresurado a la camioneta aparcada detrás de la galería con la camisa desprendidaSalvador respiraba profundo intentando calmarse - Tenía un plan El General Domoniccie parecía repasar algo en voz alta- Tenía un plan… - repitió- ¿Qué plan, General? – él siempre tenía un plan- Ella- ¿Quién? – Marcos fruncía el entrecejo y lo miraba asustadoNunca había visto semejante desesperación en su General, que siempre mantenía una expresión impenetrable, como si nada pudiera afectarlo, porque nada valía su atención- ¡Ella! ¡Siempre es ella!- General… - por más que lo pensara cuanto lo pensara, no entendía qué pasaba ni lograba imaginar por qué estaba así Mirando su torso desnudo, Marcos reflexionó: - ¿Quiere ir al hospital o al cuartel?- A la mansión- ¿Seguro está bien? ¿Qué sucedió, General?- Eva… cometí un error Marcos… cometí un error con EvaVolviendo a repasar, la manera en que Salvador salió de la galería, semide
Nina no pudo con su genio y entró en la habitación con el ímpetu de un huracán- No sé si admirar tu capacidad para mentirme o tu paciencia para soportar cinco años con dolor de cabezaMauricio se sobresaltó- ¿Hay algo más que deba saber? Ya que estamos aclarando quien es cada quienCuando Nina miró a la mujer en la esquina de la habitación, todo su cuerpo se paralizó- Wow… sí que eres igual a Eva Más que alarmada por las palabras de Mauricio, el corazón le latía a mil desde que escuchó a esa mujerNo estaba segura de dónde la conocía, pero estaba segura de haberla escuchado antesY al verla, lo confirmóCon el cabello rubio atado en una coleta alta, Julieta caminó hasta ella con paso firme y el mentón levantado- Pero te ves… más vulgar - la escaneó con la mirada de arriba a abajo- Julieta, necesito hablar con mi esposa - Mauricio tenía una expresión aguda- ¿Quién es tu esposa? – soltó Nina tratando de ignorar a JulietaEs que todo el cuerpo comenzó a temblarle cuando esa mujer
A una hora del centro de la ciudad, se ubicaba el predio militar más grande la nación.Rodeada de una centena de casas para las familias de los soldados y con seguridad extra, estaba la casona en la que Salvador tenía su oficina.Generalmente, no pasaba más de un par de días al año allí, ya que siempre tenía la excusa de alguna misión que supervisar o alguna investigación que realizar, pero desde que volvió de la frontera, prácticamente, no había vuelto a salir Y eso incomodaba a todos, pero era aún peor para los jóvenes que hacían sus pruebas para poder unirse al servicio militar, porque a pesar de sostener que tenía trabajo para hacer en la oficina cuando le preguntaban, Salvador parecía más concentrado en pasear por los predios de entrenamiento encontrando fallas en todo y en todosJoaquín era uno de los diez hombres que acompañaban día y noche a Salvador junto a MarcosDurante esos días, su entretenimiento era observar como todos asomaban despacio al predio detrás de la casona cu
-¿Ya estás de vuelta? Te dije que yo podía acomodar todo esto y cerrar la galería hoy – le preguntó Daniela, concentrada en los papeles en su escritorio - ¿Qué novedades tienes del Doctor Perfección?- Dani… - Nina, que desde el hospital había caminado en una especie de trance hasta la galería, era un desastre de la cabeza a los piesCon los ojos rojos y la nariz goteando, se veía como un gato mojado dentro de la remera ancha y el jogging que usaba- No sé quién tiró todos los papeles que te dejé aquí anoche, pero cuando lo sepa… - cerró una carpeta y la acomodó a un costadoCuando la vio, se levantó de golpe- ¿Cómo está Mauricio? – preguntó preocupada- Dani, él… era todo mentira – lloró – todo este tiempo, todo era una mentiraEl llanto de Nina tomó a Dani desprevenidaCorrió a abrazarla- No llores… que no sé qué hacer si lloras, tú nunca lloras- ¡Todo este tiempo todo era mentira!- Ya… ya… está bien, llora todo y luego me cuentas- Quiero ir a casa Dani- Vamos al departamento,
Salvador las miró sorprendido- ¡¿Ge… General?! – gritaron al mismo tiempo- Oh, lo siento… Escuché ruido y me preocupé, pensé que era un... intruso- ¡Tú eres el intruso! – soltaron las dos, de nuevo coordinadasHablando de intrusos, el único fuera de lugar era él, pero parecía el más sorprendido- Te llamé – se explicó, mirando a Nina – pero no contestabas y me preocupéNina estaba incluso aturdida... aún procesaba la imagen del General Domoniccie en su departamento- Lo siento – se disculpó ella, que de estar en sus cabales, jamás se habría disculpado por algo así – Es que no suelo estar al pendiente de mi teléfono y no me di cuenta de que me quedé sin batería- Quería verteLa mandíbula de Nina colgó... igual que la de Daniela- Debí buscar la manera de avisarte que vendría – reflexionó Salvador – pero no quería molestarte en tu trabajo y pensé que esperarte aquí era más apropiado- ¿Por qué? - Nina se cruzó de brazos- ¿Por qué, qué? - Salvador enderezó los hombros por reflejoMi
- Solo bromeo – se burló cuando Nina se ahogó con la comidaNina lo fulminó con la mirada mientras tosía- Toma un poco de agua – le sirvió agua en un vaso y se lo pasóEl pecho de Nina subía y bajaba de manera violenta - Ja… jaja – rio incómoda en cuanto pudo recuperar el aliento – Creo que ya deberías irteSalvador lanzaba miraditas hacia ella y Nina sabía que quería decirle algo más… pero luego de esa broma, ya no quería ni se animaba a preguntar algoNi siquiera se atrevía a mirarlo“Luego yo te comeré a ti” Sí… claro… una broma… Pensó Nina con ironía para sus adentrosCuando la besó en la galería de verdad parecía que quería devorarla Aunque no debería sorprenderle, ¿No? Salvador Domoniccie era un militar con una gran carreraDe seguro estaba acostumbrado a hacer las cosas de una manera tan… fuertePero… ¿Eran así de impulsivos? Siempre creyó que un militar sería más racional, meticuloso y calculador… y eso mismo sintió cuando habló con él por primera vez en la galería: frío, d
- General – Nina colocó una barrera invisible entre ellos al llamarlo de esa manera – tengo que irme en… ¡Dos horas! Quiero dormir… Movió la cabeza en dirección a la puerta- Oh… si… lo siento, es solo que… también estoy demasiado cansado, estos días… fueron complicados El General Domoniccie se refregó la cara con ambas manosAl notarlo tan casado como ella, sintió simpatía por él - No digo que se vaya de inmediato... puede... tomarse su tiempo... - "pero no mucho" - Gracias - sonrió Y Nina sintió el impulso de pintar su rostro otra vez Estaba segura de que lo que la atraía de él, era el misterio entre lo que la gente decía y la profundidad de su mirada No estaba segura de que fuera tan desalmado... había tristeza en sus ojos - ¿Cómo es su trabajo, General? - le preguntó, pensando en ello- Por mi rango y experiencia, se me encomiendan misiones de alta confidencialidad- Oh… lo siento, no debí preguntar- Así que no puedes repetir lo que te cuento – agregóNina abrazaba sus