¡Hola de nuevo! ¿Cómo están? Tengo curiosidad... ¿Cómo le dicen ustedes a las "curitas" (o banditas)?
A unos metros, Marcos y Daniela se miraban con ferocidad - Te lo advierto – le dijo el hombre – ni se te ocurra tocar la puerta- ¡Nina me espera! – insistió Daniela - Quedamos en que volvería a esta hora- ¡Ja! Claro… Como si el General Domoniccie realmente lo permitiera- ¿Permitiera qué? ¿De qué rayos estás hablando? – reprochó Daniela, impaciente - ¡¿Qué mierda tiene que permitir tu General en el departamento de mi amiga?! Más que impaciente, estaba nerviosa… Cuando llegaron al edificio, momentos antes, no había tanto movimiento como cuando salió a buscar a NinaEl piso entero estaba acordonado, los ascensores bloqueados y una decena de soldados estaban distribuidos a lo largo del corredorApenas abrió su puerta, uno de ellos se paró delante de ella sin dejarla mirar al exteriorDaniela tuvo que colarse debajo de él para dar con Marcos, parado en la puerta de Nina, en cuanto se giró- ¿Para qué quieres andar de metida cuando hay una pareja sola en un departamento en medio de la
- Dani… - Nina la miraba de reojo - Ni me hables- Lo siento…El auto se incorporó a la ruta en silencio- ¿Viste lo que era eso? – preguntó Daniela luego de un rato, aun en shock por la cantidad de militares uniformados en el edificio – Invadieron todo el edificio ¡No me dejaban salir de mi departamento!- ¿Quiénes?- ¡La gente de Salvador!- ¿La gente de Salvador? No lo noté – Nina se rascó el cuello, incómodaNo notó nada en ese momento, pero luego de que Daniela lo mencionó, tuvo la impresión de que había más movimiento de lo habitual - Nina – Daniela la miró con seriedad por unos segundos, mientras la luz amarilla anunciaba la roja - ¿Qué te pasa últimamente?- ¿Qué me pasa?- Entiendo que puedas andar con la cabeza en cualquier lado por lo de Mauricio… fueran o no novios ¡Fueron cinco años! Incluso yo le tomé aprecio a ese médico de cuarta, pero… ¿Salvador? ¿Qué tú nunca aprendes?Nina dejó escapar una risita… podía cuestionar absolutamente todo lo que sabía de Mauricio, pero
Salvador acompañó a Nina hasta su cuarto en el hotel con la excusa de ayudarla con su mochila- ¿Dónde te quedas? – le preguntó NinaNo sabía si era más incómodo mantenerse en silencio o intentar conversar con él cuando se veía tan serio- A unos veinte minutos de aquí – soltó sin siquiera mirarla- No tenías que molestarte en ayudarme con esto… es solo una mochilaSalvador asintióNina fruncía los labiosEntraron al dormitorio y Salvador se detuvo en la puerta- ¿Quieres… pasar? – le preguntó ella, no muy segura de qué se suponía que debía decir en ese momentoCuando lo dijo, ella no se dio cuenta de que eso también podía ser interpretado como una invitación a retomar lo que sucedió en su departamentoAl notarlo, se mordió la lengua. Era mejor cerrar eso en donde quedó.En realidad… más que un par de besos y algunas manos por aquí y por allá, no había nada más entre ellosY Daniela tenía razón, tenía que comenzar a separar las cosas: una cosa era lo que Salvador podía proveerle sobre
Se mantuvo en el hotel durante el resto de la noche, tendida en la cama mirando al techo- Hoy solo se montará todo según el proyecto que ya viste – le dijo Daniela, acostándose a su lado – no tienes que ir- No pensaba ir- Mañana será la apertura, pero como siempre te mantuviste en el anonimato, no es necesario que vayas- Lo sé- ¿Quieres ir igual?- NoAl segundo día, Daniela volvió al hotel por la tarde - noche- Nina… ¿Cómo puede Salvador afectarte más que Mauricio?Nina la miró con seriedad- ¿Qué te hace pensar que me afectó más?- Nunca te vi pasar dos días en cama- ¿Me has visto llorar por Salvador?- No…- Exacto… Mauricio las miraba desde la puerta de la habitación- Hola Dani – saludóDaniela se incorporó en la cama de un salto - ¡¿Mauricio?! ¿Qué… qué estás haciendo aquí?- Llegué la otra noche anoche – le explicóMirando al hombre y luego a Nina, que seguía tendida sobre la cama mirando al techo, Daniela se puso roja- ¿Ustedes…? – inquirió Daniela- Estamos jugando a
Con el cabello renegrido volando sobre sus hombros, Magnolia corrió - Nina, te extrañé demasiado estos días – Mauricio susurró a centímetros de sus labios- Espera… estábamos hablando de algo importante – colocó ambas manos contra su pecho, empujando con suavidadAllí estaba de nuevo ese rechazo que Mauricio despertaba en ella, como si fuera algo natural.En cuanto él se acercaba tan solo un poco, ella se ponía nerviosa- Nina, déjame intentarlo – colocó una mano sobre la mejilla de ella, y con la yema de su pulgar, acarició sus labios- In… intentar… ¿Qué? – tragó saliva con dificultad- Déjame convencerte de que puede haber más que solo gratitud entre nosotrosNo sabía que podía o no haber entre ellos, pero después de haber dudado de él en el hospital… ahora sentía culpa…No podía negar que él jamás le había pedido algo así, ni que siempre la había respetado… Solía insistir en casarse con ella, sí, pero siempre fue franco con elloNina cerró los ojos con fuerza, con los labios liger
- Debiste avisarme que eras tú – Mauricio se masajeaba la nuca, adolorido- No habría sido tan convincente- ¿Qué pasa ahora, Julieta? – bebió con tranquilidad de la botella de agua que ella le pasó- ¿De verdad preguntas? - Por supuesto, no entiendo que se te cruzó por la cabeza para tocar a mi mujer- ¿Tu mujer? – rio con ironía, de una manera que preocupó a MauricioSe limitó a mirarla, tratando de analizar a esa mujerSabía, por experiencia, que cuánto más tranquila parecía Julieta, peor era la tormenta que se gestaba en su interior- ¿Aún te refieres a la mujer de Salvador como tuya?- Okay… - se puso de pie – veo que no estás en tus cabales hoy y no planeo discutir… solo dame a Nina para irme de aquí - Lo sé todo Mauricio – se cruzó de piernas, resaltando de manera sensual la curva de sus muslosEl vestido era tan corto y pegado a su cuerpo, que si Julieta se movía un centímetro de más, toda su intimidad quedaría expuestaMauricio la miró con el ceño fruncido- ¿Por qué me mira
Luego de lograr desatar las manos de Magnolia, Nina sentía que todas sus energías fueron drenadasEstaba agotada- Listo, mamá – la pequeña desató las manos de NinaAún no tenía ni idea de cómo salir de allí, pero sentir que podía mover sus manos era un alivio- ¿Estás bien, mamá?- Magnolia - quería poner un límite entre ellas, pero ante la mirada de la niña, el corazón se le hacía un bollito – cariño, puedes llamarme por mi nombreLa expresión de la niña decayó- Tú tienes una mamá, no sería justo que me llames a mí de esa manera – agregó, tratando de suavizar su tono lo más posibleMagnolia asintió, claramente decaída- Magnolia – Nina se agachó para estar a la altura de la pequeña al hablar – me siento alagada cuando me llamas “mamá” pero es algo que debes pensar bienSecando una lágrima de su mejilla, la niña asintió de nuevo- Sabes… tengo una hija de tu edad – susurró – pero no la veo desde hace muchos añosAunque intentaba aceptar lo que Mauricio le había explicado sobre la pé
- Todos en posición – confirmó JoaquínMarcos asintió: - ¿Tenemos visión?- Aún no – el técnico transpiraba, nunca antes estuvo tan nervioso como en ese momentoNi él, ni Joaquín, ni Marcos… porque esa era la primera vez que el General Domoniccie estaba completamente fuera de sí- ¡¿Cómo es posible que lleves una hora con eso?! – la culpa por perder a Magnolia, agregaba una cuota extra de tensión sobre Marcos, que en lugar de organizar el operativo para encontrar a la niña y a su madre, decidió poner en marcha medidas desesperadas: convocó a todo el equipo de manera urgente y apartó a Salvador de su posiciónEn un abrir y cerrar de ojos, el cuarto de seguridad y vigilancia del hotel era un puesto operativo del equipo militar más prestigioso de la nación- Todo el sistema de vigilancia del hotel ha caído – se excusó el técnico- Rastrea cualquier línea telefónica e intervenla – la helada voz de Salvador estremeció a todosSalvador mantenía la cabeza gacha y los hombros caídosTodos asin