¡Hola! ¿Cómo están? Quería contarles que de tanto andar en el hospital con mi papá, pesqué covid... Ya lo tuve una vez antes, pero no lo había sufrido como ahora... ¿Ustedes como lo han pasado? ¡Cuídense mucho!
Mientras la cabeza de Nina daba vueltas, la de Salvador trabajaba a mil por horaÉl necesitaba saber qué era lo que ella quería porque le daría todo lo que ella le pidiera, pero tampoco podía sobrepasar sus límites¿Qué debía hacer cuando ella parecía querer que él hiciera precisamente eso?Tenía que preguntarle a ella hasta dónde podía llegar o, al menos, tantear sus intenciones…Colando una mano por debajo de su ropa, exploró en su entrepiernaLa humedad de Nina lo sorprendió tanto como si fuera un caminante que llevaba años caminando en círculos por el desierto y de pronto se encontraba con una fuente de aguaLa deseaba tanto, que haberla tenido unas noches atrás, luego de tanto tiempo, no se sentía real y, por lo tanto, no era suficiente para saciar cinco años de anhelos y ausencias Necesitaba hundirse en ella, en su humedad, en su calorEstaba desesperado- ¿Recuerdas lo que se siente tenerme dentro de ti? – le preguntó, con los ojos oscuros por el deseoY Nina asintióSalvador p
Nina estaba que echaba humo- Ves… ahí estás de nuevo… El General Domoniccie … Te diré una cosa Salvador, yo no soy ninguno de los hombres de tu pelotón como para que me digas cuánto tiempo tengo para hablar… voy a decir todo lo que quiero decir Caminó hasta él, las ganas de destrozarle esa hermosa cara para ver si debajo de esa expresión tan fría y dura como un iceberg, había algo más, comenzaban a ser cada vez más serias- Me ignoraste, me humillaste, me maltrataste y… ¡Me engañaste!Salvador la miraba de una manera que no podía entender- ¡Quiero que sufras lo que yo sufrí!- Llevo cinco años cargando con la culpa… a esta altura, no pretendo que me exoneres - Quiero que sientas lo que es estar a la deriva, como si no fueras nada más que un… barco de papel… hundiéndose en el antojo de los otros- ¿Por eso te acostaste conmigo? ¿Para jugar conmigo? No era una despedida ¿No?- ¡Sí! Igual que tú hiciste conmigo durante meses, que te metías en mi cama y luego desaparecías… - Jamás fu
El corazón de Nina se paralizó, y en un abrir y cerrar de ojos, todo estalló, con el sordo sonido de un disparo cuando Salvador sacó su arma y sin vacilar, disparó hacia JoaquínEn algún momento, de alguna manera, Marcos tiraba de ella hacia el pasadizo en la cocina que comunicaba con el granero, y con otro disparo, Salvador caía al suelo- ¡Nooo! – gritóFue de esos gritos que desgarran la garganta, de esos en los que lo que grita es almaComo si todo fuera en cámara lenta, como si a su cerebro necesitara tiempo para procesar todo lo que veía, seguía viendo a Salvador caer y rodar en el suelo, sosteniendo su hombroY ella ¿Se alejaba? - ¡No no no! ¡Marcos, suéltame!- ¡Shh! – intentaban tapar su bocaSe retorció, pateó, mordió, peleó con todas sus fuerzas, hasta que sintió las manos de Magnolia sobre su rostroLa niña, desde los brazos de Sara, la miraba con una compostura que la dejó en shock de nuevo, intentando reconectar su expresión serena con lo que acababa de ocurrir- Mamá…
Nina siempre creyó que el amor se multiplicaba, pero en ese momento, sentía que la dividía en dosUna parte, la más racional, se centraba en resguardar a Magnolia, pero la otra… quería volver corriendo a él- Niña… - Sara la miraba con angustia Nina miró hacia arriba para contener las lágrimas mientras alzaba a su hija de nuevoEra terca, impulsiva y vivía como si la vida fuera un lienzo blanco delante de ella, que debía sentir y pintar… y por ende, toda decisión que tomaba era con el corazón, la mente nunca la ayudó demasiado, más que para solo deprimirla- Vamos, cariño- ¡Eva! – gritó Marcos, indignado - ¡No pueden…!- Mamá… tenemos que buscar a papá- Marcos irá por papá – miró de reojo al hombre al lado de ellas que revisaba la pantalla de su teléfono, ansioso- Pero… si nos vamos papá no va a encontrarnos- Papá nos encontrará - afirmó- No quiero ir – se retorcía en sus brazos- Magnolia, hija, es lo que tenemos que hacer por papá- ¡No! – apretaba sus manitos en puños - Hija…
- Es curioso lo que uno recuerda ¿No? – le había dicho a NinaMientras la conciencia se alejaba, Salvador se veía en medio de un recuerdo lejanoCon el cabello castaño y el sol detrás, Aida Garay palmeaba la espalda de su hijo, que se acomodaba en su falda, para escucharla con toda su atención El tiempo en el campo era tan largo, que la gente de la zona había tenido que cultivar ciertos recursos para entretener a los más pequeños cuando se aburrían y el sol aún estaba fuerteMientras algunos ancianos les enseñaban a tejer y recolectar las uvas… a Aida Garay se le dio por contarle cuentos a su único hijo, Salvador“En un pequeño pueblo, a las afueras de la ciudad, donde el río corre al pie de las montañas, había un niño al que le gustaba pescar.Pero cuando el río llegaba al centro del pueblo, era apenas un hilo, porque entre las casas y los arbustos, se fue haciendo más y más flaquito, así que para tener una buena pesca, había que ir hasta la montaña”Salvador miraba a su madre con oj
De todas las vueltas que dieron, la peor parte para Nina fue cruzar por un ancho riachuelo en un bote que se movía para todos lados y le revolvía el estómagoMagnolia no decía ni una sola palabra, Sara y Felipe se limitaban a seguir las indicaciones de la gente a su alrededor y Dante Hatclifft, con su traje perfecto y su apariencia pulcra, parecía fuera de lugarCada tanto, Nina lo miraba con desconfianza- Supe que prefiere el cincel al pincel- Yo se lo conté cuando fue a la exposición- También supe que tiene un serio complejo a la hora de pintar algarrobosNina apretó los labios en una línea rectaEntre que ese hombre la siguiera desde hace rato y que incluso él supiera de lo que le costaba pintar el algarrobo a un costado de la casa, no sabía que era peorBueno… sí… el hecho de que la siguieran y la observaran continuamente, claro… pero eso no quitaba la vergüenza de Nina al sentir que un algarrobo le ganaba - Últimamente… nada sale como deseo – murmuró- ¿Lo dice por lo del alga
Julieta salió de la habitación con los ojos húmedosPero para cuando subió a su auto, sonreía La desesperación en el rostro de Salvador, la satisfacía Por un lado, quería que él sintiera un poco de toda la angustia que ella había atravesado y por otro, la desesperación de cuando las cosas no salen según lo planeadoPero lo que más placer le daba, era confirmar que Magnolia y Eva habían desaparecidoApretó el volante de su auto con fuerza"Si yo no te tengo, tú tampoco las tendrás a ellas" pensó en su interiorPara Julieta, eso era ganarEntró a la mansión con la frente en alto y los hombros hacia atrás - Ya despertó - informó - Eso es bueno – Greco Domoniccie le dio una larga calada a su cigarroJulieta comenzó a preparar un café para el anciano y abrió un poco las cortinas del estudioEl olor a cigarro era demasiado, necesitaba ventilar un poco el lugar- Me alegra que la noticia sea de tu agrado – le dijo mientras abría las ventanas- Tampoco es como si lo quisiera muerto- Al
Nina miró el vestido color marfil y no dio muchas vueltas para cambiarse- Señora… - Sara la miraba asombrada - ¡Que bonito le quedan esos vestidos! - ¿Magnolia?- Está abajo, en el patio, está con Felipe- Iré por ellaCon la humedad de ese día, Nina sudaba y se sentía pesada y pegajosaNo habría elegido colocarse un vestido… de haber podido elegir, un short y una remera holgada se habrían sentido mucho más frescos- Me alegro de que te guste – Dante estaba con sus papeles y sus largas piernas cruzadas, debajo de la galería- ¿Qué cosa?- El vestido, claro ¿De qué más hablaría?- Pensé que del nuevo guardia – Nina miró al hombre parado a unos metros de Magnolia y Felipe, en medio del amplio jardín- No – rio – sé que él no es suficiente para ti- No quiero saber qué es lo que crees saber - Fue todo un desafío pensar en algo que te guste… sigo hablando del vestido, aclaro- ¿En serio? No me habría dado cuenta si no lo decías… toda la ropa que me has traído son diferentes versiones de