23. Todo es tu culpa.

Antes de que ella cayera al piso, la sostuvo en sus brazos. Lo hizo a propósito y cómo suspendió sus clases de ese día para pasar más tiempo con ella. No tuvo más remedio que usar sus feromonas para que se callara. La recostó en su escritorio, antes de que pudiera cerrar la puerta con seguro, la madre de Sasha iba a tocar la puerta.

— Entra antes de que alguien te vea —le ordenó a Jade—. Ella está durmiendo.

— ¿Qué le hiciste? —Jade lo empujó hacia otro lado—. ¿Alguien la vio en este estado?

— No, nadie sabe que ella es una Melek —dijo Axel aburrido—. Fue adrede que lo hice, todo esto.

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