Hadassa.
Pesadilla…
Mis ojos se cerraron ante el estremecimiento burdo que me recorrió entera. Sentí una debilidad impresionante que hizo que me doliera incluso la respiración.
—Abre los ojos… mírame… —su tono fue una orden disfrazada de dulzura, o así estaba creyendo yo que estaba hablándome, y en cuanto volví a posicionar mi mirada en sus ojos, sus dedos fríos y rasposos, vinieron a acariciar mi mandíbula, que a estas alturas estaba temblando.
—Mi agonía comienza cuando tiemblas de esta forma… cuando tus ojos, me piden cosas…
—No… —solté más como una queja y luego sentí como su lengua vino a lamer mis labios juntos.
—¿No? —preguntó en un tono alto, y luego lo vi tomar una de las piedras.
Puso el material f
Hadassa. Hermano… —¡NO! —Rashad dio un grito estremecedor, y de forma mecánica mis manos soltaron la daga, dejándola caer a un lado de la cama. Su cuerpo comenzó a tambalearse vibrando todo el tiempo, mientras traté de moverlo suavemente para que se despertara.—Rashad… despierta… —toqueteé su rostro varias veces, y luego, de una sola estocada, sus ojos se abrieron y mi cuerpo fue manejado hábilmente quedando debajo del suyo en un giro repentino.Las gotas de su sudor cayeron en mis mejillas, y solo el sonido de nuestras respiraciones agitadas, se pudieron escuchar en la habitación.—Parece que… estabas teniendo una pesadilla… —dije en susurro mientras los toques precipitados en la puerta, retumbaron en el lugar.—Señor… ¿Está bien?&m
Hadassa. Elección…Las compuertas del palacio estaban cerradas, las doncellas y yo estábamos detrás de ella escuchando la música, los gritos, y la emoción que se podía sentir en el ambiente.Isbal me había dicho que el rey salía del palacio casi desnudo para demostrarle a sus dioses que no era nada sin su poder, su cuerpo estaba siendo adornado por cadenas de oro, mientras que a su alrededor se regaba una ofrenda de flores entre tanto caminaba por todo el arenal, y la guardia controlaba la gente.También había un ritual del inicio, y di gracias mentalmente porque estaba aquí con las doncellas y no poder presenciar dicho acontecimiento.Pude notar el rostro de las mujeres, parecían felices, estaban extasiadas siquiera de que el pueblo las mirara y supieran que ellas estarían delante del gran Rashad
Hadassa. Noche… Mis labios se separaron cuando su dedo delineó mi boca y mis ojos se cerraron con fuerza ante la sensación de su toque.—Hadassa… —el nombre fue susurrado por su boca de forma sin igual mientras su aire caliente, vino a golpear mis fosas nasales.Estaba aterrada, muerta de miedo, y con una sensación en el estómago que me dejaba sin aliento. Había llegado el momento, no había escapatoria o excusa para esto, y ahora que me encontraba entre sus lentas caricias, ni siquiera estaba pensando.Sus manos hábiles me giraron como si se fuese a tomar el tiempo para desabrochar mi vestido. Abracé mi cuerpo cuando le di la espalda e intenté contener el temblor que me hacía ver frágil y débil ante su presencia.Pude sentir como sus dedos fríos llegaron a mi espalda quitando cada bot
Hadassa. Rota…Mi gemido quedó a medio camino cuando sentí su boca succionando mi aliento, sus dientes presionaron mis labios, pero ahora mi total concentración era en el dolor.Sentía presión, ardor, como si estuvieran causando una herida en mi piel, pero él parecía no conmocionarse ante mi situación. Su cuerpo se movió de forma ruda hacia mí, posicionando sus manos en la piedra mientras aplastaba su cuerpo contra el mío.Era confuso saber que, a pesar de mi queja, mi cuerpo reaccionaba a su conducta de una forma inexplicable, la mezcla de emociones, dolor, adrenalina, deseo, eran tan espesa de soportar, que estaba llegando al momento de dejar mi mente en un punto ciego.Sus profundas embestidas sacaban una especie de agonía que estaba llevándome a un sitio desconocido, y en el momento que fui a envolver su cu
Hadassa. Excepción…En algún momento de la noche pude sentir que alguien tocaba mi frente, pero mi cansancio era tan absoluto que, nunca pude ver ni la sombra de la persona que visitó mi habitación. Y para cuando desperté por la mañana y vi a esa mujer que a veces venía a traerme comida, entendí que posiblemente ella estaba cuidando de mi estancia en este lugar.Quizás había tenido fiebre, mi cuerpo se sentía extremadamente débil, y las sábanas en las que estaba envuelta, seguro traídas por esta mujer frente a mí ahora, estaban ligeramente manchadas en la parte que arropaba mis muslos.Cuando ella corrió las cortinas, me dolieron un poco los ojos, y traté de sentarme con el fastidio en mi centro.Tomé las sábanas para cubrirme mientras vi que la mujer me sonrió y
Hadassa. Condenada…Nuestras miradas estuvieron unidas por mucho tiempo mientras mi mente solo hacía conjeturas y trabajaba a un ritmo desenfrenado.Por primera vez en mi vida algo dentro de mí hizo un detenimiento, conectando mi mente junto a mi latido, por primera vez creí en esa mirada que deseaba odiar con todas mis fuerzas.Porque cualquiera que pudiera verme ahora, me describiría como una persona que no tiene cordura ni juicio, y en este momento me pregunté si realmente hasta mí mismo Dios estaba decepcionado de mí.Yo estaba decepcionada de mí, y sabía que mi familia también lo estaría. De eso estaba segura.De un momento a otro, todos mis pensamientos se disiparon cuando vi un gruñido en su rostro, y mi respiración se agitó cuando vi el charco de sangre en su cama.Hab&iacu
Hadassa.Aun no…Necesité prepararme mentalmente para entrar en la habitación de Rashad de nuevo porque debía parecer serena; conociéndolo bien, él podía incluso leer mi mente, mis expresiones, mi alma…El guardia ni siquiera me preguntó alguna cosa cuando me abrió la puerta en plena madrugada, e ingresé a la habitación para ver observar que estaba limpia y todos los paños y rastros de sangre, habían desaparecido por completo.Caminé de forma lenta llegando hasta la cama y observé como Rashad estaba dormido, vendado con los ungüentos correspondientes, y solo con una manta cubriéndole los muslos, y su zona íntima.Pude notar que su respiración era tranquila, y detallé su rostro que aún tenía una poco de sudor, mientras pasé la mano a su frente pa
Hadassa.Celos… En medio de toda mi conmoción, escuché como unos pasos se acercaron al pasillo donde me encontraba, y con rapidez, limpié mis lágrimas y peiné mis cabellos.Por suerte solo era aquella señora, Ara, que de alguna forma me ayudaba desde que me cambiaron de habitación, y cuando me vio por primera vez, gesticuló una sonrisa.—Iba a su habitación, señorita, buenos días… —en cuanto terminó la frase, ella cambió su expresión por una confundida.Yo debía verme terrible.—¿Se encuentra bien? —asentí rápidamente con un nudo profundo en la garganta.—Estoy preocupada… ¿Usted sabrá en qué salón…? —mi pregunta quedó en medio camino cuando la vi sonreír de nuevo.<